VIERNES Ť 2 Ť MARZO Ť 2001
Ť Satírico, agradeció al gobernador Loyola su ''labor de propaganda'' a la marcha
Con demoledora pieza oratoria, Marcos despertó la conciencia opositora queretana
Ť Hizo un llamado a apoyar el reconocimiento constitucional de los derechos indígenas
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Queretaro, Qro., 1o. de marzo. Con un discurso satírico-político, esta tarde el subcomandante Marcos respondió ampliamente a las reiteradas amenazas de fusilamiento que en días pasados profirió el gobernador queretano Ignacio Loyola Vera. Después de un viaje lleno de vicisitudes, la caravana zapatista llegó a esta ciudad para encontrarse con una multitud que los esperó sin dispersarse durante seis horas en la plaza central.
Fueron recibidos por la sociedad civil queretana y por grupos indígenas ñañhú. Al inicio de la participación de los zapatistas, el comandante David dijo: ''Sabíamos que algún día iba a ocurrir todo esto, pero lo que no sabíamos era el tiempo ni el año ni el cómo. Ahora ese tiempo se ha cumplido''.
Enseguida, el comandante Tacho, que fue aclamado por la concurrencia, se refirió a la variedad de los mexicanos: ''Esta variedad de colores ocupamos un lugar entre todos los colores. Nos miramos entre nosotros y cada color la misma importancia ocupa en el lugar que le corresponde''.
Aludiendo a las múltiples resistencias que los zapatistas han encontrado en su recorrido por varios estados de la República, el comandante Tacho dijo: ''El pueblo empezamos a hacerle mucho ruido a los que gobiernan. Ellos mismos no pudieron escucharse con el ruido que hacían''. Lo anterior, en referencia a los recientes ejemplos de picarezca neopanista en estas tierras queretanas.
Después de vivas al EZLN y a Tacho, el subcomandante Marcos ejecutó una pieza oratoria demoledora, que con numerosos cambios de velocidad y tono, encendió un ánimo opositor en esta ciudad que parecía adormilada en el sueño panista mas ultramontano e inquisidor de cuantos pueblan el nuevo mapa político del país.
Durito con el fusilador
La plaza central, llena de varios miles que esperaron seis horas para oír a los zapatistas y a Marcos, que no ocultan el gusto que les da cuando el comandante Zebedeo anuncia, al final del acto: ''A continuación Ƒquién creen que sigue?''. Está rebozante un vigor opositor que en ningún otro estado han levantado los zapatistas. Es más, no se han metido, o no mucho, con los gobiernos estatales, pero en Querétaro el coloquial discurso del subcomandante Marcos levantó una ola de antiloyolismo, al grado que el mandatario panista ya tiene mote: Firuláis.
Marcos inició: ''Voy a tratar de no extenderme mucho, porque al rato van a venir por nosotros para fusilarnos en el Cerro de las Campanas. Y precisamente empezaremos por darle, completamente gratis, una lección de historia al autodenominado gobernador de Querétaro''.
Un coro lo interrumpe: ''Duro, duro, duro'', y Marcos prosigue:
''Ignacio Firuláis Loyola. Hace mucho tiempo, cuando corrían los años de la intervención francesa, el pueblo mexicano estaba en plena ofensiva contra el emperador Maximiliano de Habsburgo. El emperador se vio obligado a abandonar la ciudad de México y buscó refugiarse en la ciudad de Querétaro. El gobierno de Querétaro estaba en manos, como ahora, de una persona reaccionaria.
''El ejército juarista atacó la plaza e inició el sitio de Querétaro, un día como hoy, primero de marzo, pero de 1867. El 15 de mayo, Maximiliano entregó su espada y fue fusilado en el Cerro de las Campanas, el 19 de julio de 1867, a las 7:15 horas''.
El subcomandante, haciendo una inflexión de voz, prosigue:
''Entonces, si el Firuláis Loyola supiera la historia del estado que dice gobernar, se daría cuenta de que fue un gobierno conservador, como el suyo, el que fue derrotado por un ejército patriota, como el nuestro. Quienes terminaron fusilados en el Cerro de las Campanas fueron los conservadores. Así les vamos a traer a cuento la historia nacional, pues vamos a hacerlo bien y actuar en consecuencia.
''Agradecemos profundamente la labor de propaganda a esta marcha que el Firuláis Loyola, en su soberbia y estupidez, ha realizado''.
En un inusual discurso satírico que tenía absorta a la concurrencia, Marcos no soltó presa:
''El intolerante gobernador de Querétaro logró lo que ni nosotros hubiéramos pensado: que viniéramos a Querétaro. Estamos tan agradecidos, que le hemos traído de regalo... un hueso'', y deja caer con desdén un hueso dibujado en una hoja de papel que arrastra el viento.
''Aquí se lo dejamos, porque ya nos van a fusilar y no se lo podremos entregar personalmente. Según sabemos, él no está dispuesto a presidir el pelotón de fusilamiento por miedo de que le vaya a disparar a él en vez de a nosotros''.
Gritos de ''no están solos'', le permiten una pausa.
Hablando de botas
El jefe rebelde, ante otra plaza llena, refiere que los fue a visitar anoche al Tephé un vendedor de seguros:
''Aunque la póliza cubría el rubro fusilamientos ordenados por idiotas, tuvimos que pedir prestado en el banco. Y ahora, además de que nos quieren fusilar, también nos quieren embargar hasta las botas. Porque dicen los del banco que no les gustan las botas que usamos nosotros. Que son otro tipo de botas las que les gustan.
''Como quiera, si no le da tiempo de fusilarnos hoy, podría intentarlo de nuevo dentro de pocos días, porque sabrán que existe la intención de miembros del Congreso de la Unión de dialogar con la delegación zapatista en la que fue la cuna de nuestra actual Constitución''.
Y reitera, como lo hacen todos los oradores de la delegación zapatista en los caminos y plazas:
''Esto no obsta para que conste, que aunque estemos más vigilados dialogaremos con el Congreso de la Unión para obtener el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas''.
Ante cámaras y micrófonos, muy a la mexicana, aprovecha que aún no los han fusilado ''para mandarles decir a nuestros hermanos zapatistas presos en la cárcel queretana, Sergio Jerónimo Sánchez y Anselmo Pérez Robles, que no estén tristes, que pronto saldrán libres y que su lugar en la cárcel pronto será ocupado por el que actualmente gobierna el estado. Además, nos llegamos para decirles algo que nos enseñó a decir gente como la sociedad civil queretana: no están sólos''.
El tono del discurso levanta estupores y entusiasmos:
''Ya no es sólo demanda nuestra. La han hecho suya cientos de miles de mexicanos con los que nos hemos encontrado en estos días, y es seguro que harán suya los millones que iremos a encontrar a nuestro paso hacia la capital del país''.
Y cambia de velocidad nuevamente:
''Digo, eso si no es que el fusilamiento nos quebranta un poco la salud o nos poncha la llanta del camión''.
Entre guiños a los barzonistas, Marcos alude a tractores, yuntas y gobernadores, y declara:
''El pueblo de Querétaro no tiene que temer nada de los zapatistas. Venimos a llamarlos en son de paz, pero a llamarlos a que luchen junto a nosotros por el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígena''.
Gritos de ''e-zeta-ele-ene'', paradójicamente, lo llevan a otro cambio de tono y ritmo: ''A lo mejor ya me estoy pasando de tueste, pero conste que nosotros no empezamos''
Prohibido vendar
''Nosotros estábamos tan tranquilos en la selva Lacandona, disfrutando de la soledad que nos proporcionan 60 mil soldados que están cuidando la integridad nacional con labores tales como el corte de pelo y el uso como burdel de las casas de indígenas tojolabales y zapatistas en Guadalupe Tepeyac, mientras éstos continúan en el exilio''.
Según el subcomandante Marcos, los zapatistas ya habían encontrado el camino más rápido y seguro, ''pero después de revisar muy bien los mapas, llegamos a la conclusión de que el camino más rápido y seguro pasa por el corazón de la gente''.
Marcos cita a Jacinto Canek, ''un gran sabio y jefe maya'', quien enseñó que ''además del conocimiento, la emoción, es decir, el sentimiento, es también una manera de penetrar en la verdad de las cosas. Es también camino para que el otro aprenda esa verdad. Esto último no lo dice Canek, lo digo yo, pero no me hagan mucho caso. Siempre me pongo así en la víspera de mi fusilamiento. Ya me ha pasado antes''.
Poniéndose casi pascaliano, agrega:
''A veces con el corazón se conoce y no con el pensamiento; hay veces que el conocimiento sólo es posible a través del corazón. Bueno, esto tampoco lo dijeron nuestros antepasados indígenas, pero me cae que lo debieron haber dicho''.
Da la gracias a la muchedumbre queretana, que lo vitorea y pronuncia su respaldo a las demandas de los zapatistas. Y agrega una posdata:
''Ahora que nos fusilen, no queremos que nos venden los ojos. Desde el primero de enero de 1994, en este país está prohibido vendarle los ojos a nadie''.
Para rematar, y debido al accidente ocurrido por la mañana, Marcos anuncia que la delegación zapatista pernoctará aquí. La gente grita: ''Bienvenidos''.
Esta noche, la delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional fue recibida en el convento La Balbanera, a las afueras de la capital queretana. Bajo la protección férrea de una sociedad civil preocupada, el sitio era inaccesible. En tanto, los caravaneros que por miles acompañan a los rebeldes durmieron en el estadio Corregidora, que les sirvió de casa, y hasta techo.