VIERNES Ť 2 Ť MARZO Ť 2001
 
Ť Ante el paso de la caravana, deja la capital de Querétaro con rumbo desconocido

El gobernador Loyola cede la plaza
 
Ť La policía municipal, acuartelada Ť Miles de personas dan la bienvenida a zapatistas

JAIME AVILES ENVIADO

de Ixmiquilpan, Hgo., a Querétaro, Qro., 1º de marzo. A las nueve de la mañana, el gobernador Ignacio Loyola Vera abandonó esta ciudad ante la llegada del subcomandante Marcos y los 23 comandantes del EZLN. Antes de partir con rumbo desconocido, ordenó que la policía municipal se mantuviera en sus cuarteles, a fin de no prestar ayuda alguna a la caravana de los rebeldes.

Por la noche, el panista ?rebautizado por Marcos como Firulais y tachado públicamente de "estúpido" e "imbécil"?, canceló su participación en un acto con empresarios locales de la Cámara Nacional de Comercio. En la oficina de prensa del mandatario trascendió que éste no retornará a la residencia oficial sino hasta mañana, viernes, una vez que se hayan ido los zapatistas y las 3 mil personas que los acompañan.

Termina así un grotesco episodio, provocado por la incontinencia verbal de Loyola, ahijado político de Diego Fernández de Cevallos, líder de la bancada del PAN en el Senado y considerado como cacique de San Juan del Río, municipio en cuyo perímetro hoy se produjo el accidente en que murió un policía cuando chocaron nueve vehículos del convoy, entre ellos el autobús donde viajaban los delegados del EZLN, que resultaron ilesos.

El temor que impera esta noche en Querétaro es que, después de la paliza retórica que Marcos le asestó a Loyola ante más de 5 mil personas y reporteros de la prensa internacional, las fuerzas policiacas desaten una oleada represiva que mucho podría complicar la construcción de un camino de diálogo entre el gobierno del presidente Vicente Fox y los indígenas insurrectos.

¿Un opositor a Fox?

Si hace unos días Fox dijo que se "jugaba" la Presidencia de la República al permitir el viaje de los zapatistas al Distrito Federal, hoy Ignacio Loyola demostró que eso, en realidad, es algo que le importa muy poco. Así lo prueban las instrucciones que giró a la policía municipal y a la policía de turismo, para que los elementos de ambas corporaciones permanecieran acuartelados y no protegieran a los rebeldes durante su estancia en esta ciudad.

Más que otra cosa, Loyola parece un abierto opositor de Fox. A su paso por Querétaro la caravana no se encontró con ninguno de los copiosos carteles blancos que la estrategia publicitaria del presidente ha distribuido en caminos, ciudades y pueblos de Oaxaca, Veracruz, Tlaxcala, Puebla e Hidalgo, con la leyenda "Di sí a la paz".

En el corto trecho que hoy recorrimos del territorio queretano tampoco vimos a nadie con banderitas blancas, como en los puntos anteriores de la ruta. Loyola se negó a coadyuvar con Fox al buen éxito de la campaña subliminal, diseñada para inducir en el ánimo del público la idea de que la única solución a la guerra que estalló en Chiapas en 1994 consiste en que el EZLN firme la paz deponiendo sus exigencias.

Y es que Loyola, empresario de 46 años, ex dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y aliado de Fernández de Cevallos, comparte con la ultraderecha panista el criterio de que la fuerza bruta es el remedio más eficaz contra los conflictos políticos y sociales causados por la miseria extrema.

Véase el siguiente ejemplo: el 5 de febrero de 1998, Sergio Jerónimo Sánchez y Anselmo Pérez Robles, dirigentes indígenas queretanos afiliados al Frente Zap ezln-choque7 atista de Liberación Nacional, participaron en una tumultuaria protesta en la que resultó destruido el autobús del entonces presidente Ernesto Zedillo en el centro de esta ciudad.

Ambos líderes fueron encarcelados de inmediato. Días después, Irma Pérez, esposa de Jerónimo, y otros familiares de los detenidos, entre ellos dos ancianas y varios niños, montaron un precario campamento frente al palacio del gobernador para pedir la libertad de los suyos. Era invierno y el frío estaba insoportable. De pronto, a las tres de la mañana, policías a las órdenes de Loyola salieron de la sede del Ejecutivo estatal y, armados con mangueras de alta potencia, lanzaron chorros de agua helada sobre los cuerpos de las personas que dormían bajo toldos de plástico envueltas en frágiles sarapes.

Pero la crueldad no es el único signo distintivo de este ex empresario metido a "político". Luis de Tavira y José Ramón Enríquez, hombres de teatro que lo visitaron en 1997 para exponerle un proyecto cultural, salieron asombrados de su oficina al comprobar que el muy pío y cristiano Ignacio Loyola Vera ignoraba por completo quién fue san Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los jesuitas.

Alegría de ambulantes

En ausencia de la policía municipal de Querétaro, que hoy descansó mientras Loyola se daba a la fuga, decenas de vendedores ambulantes salieron a las calles del centro de esta ciudad para disfrutar la súbita restauración del más antiguo de los mercados libres.

Un hombre moreno, de 38 años, y un adolescente con los zapatos rotos, pregonaban sus bolsitas de cacahuates japoneses cuando les pregunté qué opinaban acerca del EZLN. El mayor de los dos respondió: "Gracias a Marcos hoy mis hijos van a comer con mantequilla. Normalmente no podemos salir a vender porque los municipales nos parten la madre a garrotazos. Y luego nos encierran y encima nos multan los culeros".

Son estampas que hablan de una pequeña dictadura. Dos jóvenes punk que bailaban y saltaban al ritmo de Molotov, formando valla en espera de los zapatistas, dijeron que en las farmacias de Querétaro "es bien difícil conseguir condones". Y es que, dijeron, "simplemente no hay".

Entre las muchas personas que atiborraban el zócalo queretano escuché el siguiente diálogo entre dos adultos con aspecto de obreros.

?Esto de los pasamontañas es pura payasada, ¿no, Mario? ?dijo uno.

?Es su emblema, cabrón, lo que los representa. ¿Por qué se van a confiar? Ya viste lo que le pasó a mi buen Colosio.

A las 15:30 horas la inmensa mayoría de los queretanos que atendía la transmisión del mitin a través de Radio Planeta, en el 95.5 de la banda de FM, escuchó las palabras del comandante Zebedeo: "Y ahora va a hablar adivinen quién..."

La multitud estalló en una ovación de júbilo, Marcos hizo un gesto de fingida modestia y se acercó al micrófono para dedicarle su discurso al "gobernador Firulais". Pero los radioescuchas se congelaron en sus casas al reconocer la voz del locutor que anunciaba el fin del programa...

En este clima de censura cotidiana, rabia contenida, persecución abierta, imposición religiosa y condones ocultos en las farmacias del fundamentalismo panista, las palabras desafiantes, burlonas, hirientes, jocosas, implacables y trituradoras de Marcos desencadenaron en la plaza una desconocida sensación de libertad que llevó a los jóvenes, a los más jóvenes, sobre todo, a un grado tal de paroxismo que en el momento en que el Sup pidió permiso para dormir esta noche en la ciudad, miles de gargantas de voz aguda se pusieron de acuerdo instantáneamente para gritar, muchas veces, la palabra "bienvenidos", al tiempo que muchachitas frenéticas se tiraban los pelos igual que sus abuelas en los conciertos de los Beatles.