viernes Ť 2 Ť marzo Ť 2001

Luis Javier Garrido

El rewind

La marcha zapatista hacia la capital es el acontecimiento más importante de la historia reciente de México, por la movilización de millones de mexicanos que han manifestado su respaldo a la lucha de los zapatistas y el rechazo que no ocultan a las políticas gubernamentales. Y no es sorprendente, por lo mismo, que esté resultando también un momento de desastre para el gobierno de Vicente Fox, cuya política de dos caras, que es ya inocultable, compromete seriamente el futuro del país.

1. El viaje de la delegación zapatista de 23 comandantes del EZLN y un subcomandante a la ciudad de México para dirigirse al Congreso de la Unión y defender el proyecto de la Cocopa, que eleva a rango constitucional los derechos fundamentales de los pueblos indios, se ha tornado luego de los primeros días en una movilización sin precedentes de los pueblos indios y de la sociedad civil que está impactando profundamente la conciencia nacional y que en pocos días ha generado en el gobierno un nerviosismo que le ha hecho perder su máscara seudodemocrática.

2. El gobierno de Vicente Fox está cumpliendo sus primeros 100 días y resulta ya evidente ante amplios sectores de la comunidad internacional, como lo muestra la prensa del mundo entero, que se está resistiendo a cumplir sus promesas de campaña, todo lo cual crea un porvenir incierto para el futuro del país, en especial por todo lo que la marcha está mostrando y es que en México hay una sociedad en movimiento.

3. La marcha zapatista es, por otra parte, una movilización de la dignidad indígena, que no viene a pedir sino a exigir, lo que le da una fuerza incomparable que no tuvieron otras movilizaciones en el pasado y que han marcado la historia mexicana, desde la caminata de los trabajadores del mineral de Nueva Rosita (Coahuila) en 1950, que no fueron recibidos por Miguel Alemán, hasta los campesinos indígenas de Xi Nich, que vinieron desde Chiapas en 1984 para no ser atendidos por el gobierno delamadridista. Y es por lo mismo una marcha que todos los días está evidenciando al gobierno de Vicente Fox.

4. Un país no puede ser gobernado por publicistas y expertos en imagen, porque tarde o temprano éstos terminan por evidenciar a los políticos como un producto carente de sustento y por hacerlos ver como mentirosos, como está sucediendo ahora en México. La televisión, que fue el instrumento fundamental por el cual Vicente Fox pudo encaramarse en la Presidencia, se le está revirtiendo haciéndolo ver muy pronto como un manipulador fallido de los medios, en especial ante su obsesión por montarse sobre la marcha zapatista. Con tal de no aparecer como un perdedor ante el EZLN, al que ha querido obligar a una rendición de facto sin haber cumplido sus ofrecimientos electorales y tan sólo por haber llegado él a la Presidencia, pretende ahora sentir "alegría" por la marcha (a la que en los medios no deja de torpedear), finge que invita a darle la bienvenida (a sabiendas de que las ciudades se están volcando en apoyo al EZLN y contra las políticas del gobierno), presume de que él y los zapatistas están "juntos" (cuando las divergencias sobre el proceso de paz son abismales) y llega a decir en discursos desquiciados que la marcha es para apoyar "su proyecto", como si los mexicanos no entendieran lo que está aconteciendo.

5. El propio Vicente Fox está también actuando con dobleces en relación a los acuerdos de San Andrés, que se comprometió a impulsar a rango constitucional al llegar a Los Pinos, lo que no ha hecho tres meses después aunque pretenda lo contrario, como lo demuestran los hechos. El documento que envió al Congreso es la única iniciativa de ley en la historia parlamentaria reciente en la que no hay una exposición de motivos presidencial para justificarla, además de que en tres meses no se ha comprometido públicamente en nada para impulsar esta ley ni para defender sus postulados. Y ahora, al más puro estilo zedillesco, está viendo de manera tenebrosa cómo se promulga una ley reglamentaria que haga inviable la reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígenas, poniéndole a ésta varios "candados", como lo anunciaba José Luis Soberanes (presidente de la CNDH), quien pretende seguir cumpliendo en este sexenio el papel de instrumento del gobierno (La Jornada, 28 de febrero).

6. El clima de intransigencia y de derechización del país está siendo alentado por el gobierno de Vicente Fox, que pretende actuar de manera "democrática", pero al mismo tiempo está impulsando la intolerancia, como lo hizo ante las delegaciones de la sociedad civil internacional, a las que primero se les intentó poner obstáculos para que viniesen y al no tener manera de impedírselos se les dio la bienvenida para después intentar sabotear su viaje. La mano del gobierno foxista está indudablemente en la desaparición en Oaxaca de los siete autocares que la delegación italiana había rentado (27 de febrero) y en los disparos que al día siguiente se les hicieron cerca de Ixmiquilpan (Hidalgo), como en el clima de rumores xenofóbicos. Y nada hace que haga parecer como una coincidencia el autobús que se estrelló contra ellos y más de 20 vehículos de la caravana poco antes de llegar a Querétaro (1Ɔ de marzo).

7. ƑQuién le puede creer a Vicente Fox cuando organiza un dispositivo policiaco militar, encabezado por el Estado Mayor Presidencial y la PFP, según múltiples testimonios, para reprimir con violencia a quienes se manifestaban ante el Foro Económico Mundial de Cancún (27 de febrero), incluyendo lo mismo a estudiantes del CGH que a turistas que se hallaban cerca, y luego pretende que él no fue y que la responsabilidad es de las autoridades municipales?

8. El hecho de que un gobernante aparezca como mentiroso desde los inicios de su administración, y como un hombre en el que no se puede confiar, trae consecuencias muy graves para el resto del sexenio, pero sobre todo para el proceso de paz, pues esta circunstancia obliga al EZLN a demandar todas las garantías cuando llegue el momento del diálogo, sobre todo después del mensaje enviado por el canciller Castañeda a los zapatistas diciéndoles que el gobierno les daría "una paz de mentiras".

9. La paz, en todo caso, es para las comunidades indígenas del país el reconocimiento de su dignidad como pueblos y de sus derechos fundamentales, mientras que para el gobierno foxista no pasa de ser el fin de "un conflicto" que hace inviable que los intereses trasnacionales puedan penetrar impunemente en el país pisoteando los derechos de los mexicanos.

10. Y ése es un diferendo que involucra ya a todos los mexicanos, más allá de los partidos y del Congreso.