domingo Ť 4 Ť marzo Ť 2001
Antonio Gershenson
El futuro del petróleo
Se ha hablado de los precios relativamente altos del petróleo y el gas natural como de una burbuja, de un salto casual o coyuntural. La visión a futuro muestra lo contrario. En su estudio Perspectiva energética mundial 2000, la Agencia Internacional de Energía (AIE) presupone un escenario. El escenario se elaboró a partir de las tendencias que ahora se observan, y éstas podrían cambiar; pero se trata de un marco obligado de referencia y nos da una idea más precisa del futuro que las simples especulaciones de algunos "expertos" que se limitan a externar sus creencias.
Como las reservas de los países de la OPEP son mucho mayores que las del resto del mundo, la AIE considera que cambiará la participación de ese grupo de países en la producción mundial. De la nueva capacidad de producción incorporada hasta el año 2010, la OPEP aportará poco más de las dos terceras partes. Y de la nueva capacidad aportada entre 2010 y 2020, los países de fuera de la OPEP sólo aportarán 1.5 millones de barriles diarios, frente a los 19.9 millones que aportará la OPEP, que representarían 93 por ciento del total.
Este cambio implica que, si hoy es posible que países de fuera de la OPEP se coordinen con esta organización en defensa del precio del petróleo, esto ocurrirá con mayor facilidad dentro de unos años, pues la producción se irá concentrando en menos países, sobre todo de la OPEP. Ya sucedió que, en el primer período del acuerdo entre Venezuela, Arabia Saudita y México, en 1998, Noruega no se había sumado al mismo; pero de todos modos la producción de este último país se redujo ligeramente en ese año, debido a que ya no podía producir más en ese momento. Además, esa producción ya se acercaba a su "techo" de todos modos. Para 1999, Noruega ya se sumó al acuerdo, pues de todos modos no podía subir su producción para ganar mercado a costa de los otros productores.
Ese cuadro confirma que no estamos al final de un "brinco" de precios a niveles más altos que los del periodo anterior (1986-1998), sino al principio de una era en la que, nuevamente, el elemento que más determina el precio del petróleo es lo que sucede del lado de los productores. Los acuerdos entre productores quedan como un elemento fundamental, aunque éstos están a su vez determinados por condiciones del mercado. No habrá, sin embargo, desplome de precios como presupone el "precio oficial" mexicano para este año, de 18 dólares por barril.
Ahora que se plantea la reforma fiscal, uno de los elementos a considerar es el régimen fiscal de Pemex. Por lo menos debe suprimirse el "aprovechamiento sobre utilidades excedentes" de 39.2 por ciento, que se quita a esta entidad pública por ventas por encima del precio "oficial" supuestamente previsto, pero al margen de la realidad. En periodos anteriores, Pemex ha tenido que pagar incluso más de lo que gana, y endeudarse para seguir funcionando.
El verdadero rango posible para el precio promedio de las exportaciones mexicanas es otro. El precio promedio de los crudos de referencia WTI y Brent, en 2001, estará entre 27 y 29 dólares por barril, considerando las tendencias de mediano y largo plazos. Si el crudo mexicano se vende por el precio promedio de los últimos meses, en que se rebajó a 75 por ciento del promedio de los crudos de referencia mencionados, en noviembre y enero, y hasta el 69 por ciento en diciembre, entonces el precio de la mezcla mexicana para 2001 será de unos 20 dólares por barril. Si se vende al precio promedio de los 12 meses anteriores, en los que estuvo entre 83 y 90 por ciento del promedio de los citados crudos de referencia, su precio promedio en 2001 andaría por los 24 dólares, con precios mexicanos congruentes con los del mercado mundial. El seguir malbaratando el crudo nos costaría 4 dólares por barril.