LUNES Ť 5 Ť MARZO Ť 2001

Ť Consideran representantes que el cónclave fue la reunión étnica más grande

El congreso de Nurio, principio de una avalancha

Ť "Los hermanos de Chiapas encendieron un foquito y no vamos a perder la ruta", dicen

JESUS RAMIREZ CUEVAS Y RAMON VERA ENVIADOS

Nurio, Mich., 4 de marzo. El congreso indígena que concluyó hoy en estas tierras purépechas es apenas el principio de la avalancha que viene. Este encuentro, que reunió a 3 mil 383 delegados de 41 pueblos indios provenientes de 27 estados de la República, más unos cinco mil observadores, concreta un movimiento indígena de dimensiones y legitimidad nacionales, pese a lo declarado por Vicente Fox un día después de saludar la celebración del acto.

Además de su amplitud y diversidad, la representación estuvo muy fortalecida por el gran número de autoridades tradicionales de las comunidades y no sólo delegados de su localidad. Gente con algún cargo -gobernadores tradicionales, consejos de ancianos, presidentes municipales o representantes comunitarios- reforzó la presencia de las comunidades frente a las organizaciones.

"Hay nuevos contingentes indígenas que se hicieron presentes o lograron mayor representatividad de sus comunidades", dijo Alfredo Zepeda, acompañante de los pueblos nahuas, tepehuas y otomíes de la Sierra Norte de Veracruz. "Delegaciones como la de los wixárika de Jalisco traen representaciones de su comunidad y no tanto un peso de su organización, aunque ésta pese. Jalisco mismo llegó con una fuerte delegación que incluyó a los nahuas del sur, más los migrantes mixtecos, purépechas, zapotecos y triquis de Guadalajara. Los rarámuris llegaron con una representación mayor que antes. También es el caso de los yaquis de Sonora, los nahuas y los tenek de San Luis Potosí, y los kumiai de Baja California. Hay nuevos grupos como los migrantes de la ciudad de México, y de los pueblos originarios, los ejidos y las comunidades del Valle del Anáhuac, que están estrenando alianza".

Otro aspecto muy contundente, dijo Zepeda, "es el consenso logrado, que en ningún momento estuvo en entredicho. La gente venía a ratificar algo que ya tenía legitimidad desde 1996. Aquí se llegó con la idea de reforzar los acuerdos de San Andrés y promover el apoyo y las estrategias para las discusiones con el Congreso de la Unión".

Espacio de tranquilidad

Pese a los signos que han pesado sobre la caravana a raíz de las amenazas y el percance ocurrido en San Juan del Río -en el que falleció un oficial de la Federal Preventiva y resultaron lesionadas cuatro integrantes de Centro de Información Zapatista y otro agente-, la comunidad de Nurio fue un espacio de tranquilidad y espíritu fraternal para los participantes y la delegaación zapatista.

Hay quien pensaba que el número de asistentes rebasaría la logísitica de la reunión, pero hay que reconocer que funcionó muy bien el equipo de limpieza y, sobre todo, el de seguridad, al grado que no mucha gente se percató que durante el acto inaugural sonó un disparo en la dirección del bosque (la cortina de árboles que protege las tierras de cultuvo situadas atrás del templete). Algunos del cordón interno de seguridad, formado por comuneros de Nurio, se desplegaron veloces hacia los árboles, preocupados ante la posibilidad de hallar a un francotirador. A quien hallaron, conejo en mano, fue a un señor bastante mayor que, desapercibido de que pudiera inquietar los trabajos del CNI o a los zapatistas, cazaba como todos los días por esos lares.

"Mira viejo, hoy no es día de cazar. Vete tranquilo, pero hoy no", le dijeron.

Tal vez fueron las protecciones de los marakame wixárika.

Rosalío Salvador, el marakame que ofició la purificación de la delegación zap congreso-nurio5a atista, ha estado soñando. Y en uno de sus sueños previó las lluvias y la nieve, el calor y el frío que se han tendido sobre nuestro país en los días de la marcha. "Es que los elementos se están poniendo de acuerdo allá arriba, como todos nosotros acá abajo", dijo.

José Carrillo de la Cruz, comisariado de bienes comunales de San Sebastián Teponahuaxtlán, Jalisco, considera que ésta es la reunión más grande que ha habido entre indígenas. "Nos hemos integrado en un solo movimiento. Cuando los hermanos zapatistas en la consulta nacional de 1999 fueron hasta el lugar más apartado para decirnos cuál era el objetivo de ellos, nosotros lo analizamos y discutimos en reuniones comunales. Vimos que los hermanos de Chiapas encendieron un foquito para que nos integráramos y ahora no vamos a perder la ruta; todos queremos llegar a un punto para beneficio no sólo de nosotros, sino de todos los indígenas del país".

Los rarámuris de Chihuahua, en voz de Benito Juárez, dicen que "venimos de tan lejos para promover que se defiendan los derechos humanos. También venimos a defender nuestras tierras, porque allá donde vivimos los mestizos se han metido mucho para explotar nuestros bosques sin pedir permiso en tierra rarámuri. No son tierras de ellos, son del dios del bosque, y ya se las están acabando, por eso ya no casi ya no llueve. No queremos que se acaben nuestro bosque. Somos varias comunidades que venimos a decir que vamos a luchar. Queremos que los indígenas estemos todos juntos y que nadie se quede atrás".

Simón Martínez Vargas, del Frente Cívico Indígena Pajapeño de Veracruz, cuenta que para venir a esta reunión hicieron foros regionales donde "decidimos apoyar al EZLN y demandar al Congreso que se reconozcan los derechos indígenas, por el sufrimiento de los pueblos y comunidades. Por organizarnos hemos sido reprimidos. Todavía hay que luchar mucho. Aunque se apruebe la ley indígena, hay que hacer que se aplique. Ya no nos vamos a echar para atrás. Todos vamos defender los acuerdos. Llegó la hora de hablarle al país".

Mercedes Sandoval, purépecha de la región lacustre de Michoacán, piensa que este congreso "ha sido la oportunidad para unir a los pueblos indígenas y darles mayor fuerza. Compartimos los mismos problemas y ahora tenemos un mismo objetivo: que nos reconozcan nuestros derechos colectivos".

Del Valle de Tehuacán, Martín Barrios considera que la caravana zapatista y el congreso que hoy culminó "han logrado tener una repercusión mundial. Los zapatistas han llevado el mensaje de los derechos indígenas a muchos sectores. Esto es muy importante porque le llega a mucha gente. Esta lucha ya no es de los indios solos, es de muchos sectores de la sociedad mexicana".

Los migrantes indígenas estuvieron presentes en este encuentro. Feliciano Cecilio explica que los indios que viajan a las ciudades "salimos por tanta pobreza y falta de empleo, pero no conocemos cómo es la ciudad y abusan de nosotros. Nos agarran de mano de obra barata, con bajos salarios y sin prestaciones. Somos presas fáciles de los abusos y las discriminaciones".

Otro nahua de la sierra Norte de Puebla comparte esta visión. Mateo Sánchez denuncia que "todos los gobernantes han engañado a los pueblos indios con promesas, pero ya no queremos más engaños".

Miguel López Martínez, popoloca del Valle de Tehuacán, sintetiza: "los indígenas chiapanecos se levantaron en armas para abrir los ojos de todos los mexicanos. Las comunidades popolocas hemos decidido apoyarlos hasta las últimas consecuencias, porque no queremos más injusticia. Cada vez somos más los que estamos despertando para que los pueblos indios sean respetados y reconocidos por la Constitución".

Los portavoces de las comunidades y las organizaciones indígenas asistentes a este tercer congreso han reunido la fuerza y la claridad suficiente como para que el Congreso de la Unión cumpla con su papel de representar las demandas de la sociedad. Los indígenas quieren de este país hacer "una casa grande donde quepamos todos, pero no se conformarán con una ley de papel; están dispuestos a defenderla".