LUNES Ť 5 Ť MARZO Ť 2001

Ť Ese pluralismo pone en riesgo consensos en materia de política internacional: Chabat

Ideología variopinta de embajadores y cónsules, distintivo de la nueva ''diplomacia del cambio''

Ť ƑQué es lo que harán los funcionarios designados cuando deban aplicar la línea marcada por un gobierno con el que eventualmente no coincidan?, pregunta el catedrático e integrante del CIDE

ROSA ELVIRA VARGAS Y GEORGINA SALDIERNA

En el naciente gobierno de Vicente Fox se han formulado audaces iniciativas en materia de política exterior. Sin embargo, para llevarlas a cabo y promoverlas esta administración ha recurrido a embajadores y cónsules provenientes de una amplia diversidad ideológica y política, situación que, según observadores, pone en riesgo los necesarios consensos para defender ante el mundo esas posiciones.

El investigador Jorge Luis Chabat alerta sobre lo preocupante de esta situación pues, con el argumento del pluralismo, lo que se puede estar creando es una diplomacia carente del consenso suficiente para realizar las iniciativas de política internacional que se han propuesto.

Puntualiza: ''Una cosa es el pluralismo del país, que tiene instancias para ejercerse, como el Congreso, y otra es el servicio exterior''. Chabat se refiere en concreto a las embajadas y consulados en los que Vicente Fox Quesada ha designado lo mismo a políticos que militan en el PAN, que en el PRI, el PRD, o que se han declarado independientes.

Algunos ejemplos: Ricardo Pascoe, dirigente perredista, es ahora embajador en Cuba; Cecilia Soto, ex candidata presidencial por el PT, representa a México en Brasil; Jorge Madrazo, oficialmente apartidista y ex procurador general de la República, es cónsul en Seattle; la ex canciller Rosario Green, siempre identificada como militante del PRI, hoy representa al foxismo en Argentina; Sandra Fuentes-Beráin, diplomática de carrera, pero que operó como vocera internacional en la campaña de Francisco Labastida Ochoa, será ahora cónsul en Milán, y José Luis Soberanes, ex senador del tricolor, es cónsul en Sacramento.

Y aunque sin duda tienen mayor afinidad ideológica con Fox, por ser militantes activos del PAN, hoy son embajadores Gabriel Jiménez Remus, en España, y Fernando Estrada Sámano, en el Vaticano; asimismo, Salvador Beltrán del Río es cónsul en Nueva York. Los tres han ocupado cargos directivos en el blanquiazul.

Para ilustrar los riesgos que implica esa variada procedencia ideológica, el estudioso traza un escenario hipotético: ''Imagínense que nombramos a Cuauhtémoc Cárdenas como subsecretario de Ingresos, y a un militante priísta como subsecretario en otra área de Hacienda. Bueno, pues aquello no va a funcionar porque el secretario tiene otra línea y, obviamente, hay sectores y partidos que se oponen a las políticas económicas (de este gobierno) porque tienen una visión diferente''.

Críticas internas

Junto con las críticas que se hacen al pluralismo ideológico de embajadores y cónsules, al interior de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) han surgido señalamientos en contra de los nuevos nombramientos por presuntamente haber transgredido la Ley del Servicio Exterior Mexicano, al designar diplomáticos de carrera en posiciones para las que aún no han alcanzado el escalafón necesario.

Ismael Orozco y Luis García, consejeros del Servicio Exterior Mexicano (SEM), quienes con varios de sus compañeros han formulado denuncias sobre la aplicación de la Ley del Servicio Exterior, documentan los casos en los que, a la llegada de la nueva administración, se ha violentado ese ordenamiento, que en su artículo 22 establece que ''en casos excepcionales podrán acreditarse como embajadores o cónsules generales miembros del personal de carrera que tengan rango de ministro''.

En la cancillería que encabeza Jorge Castañeda, el artículo 22 no se cumplió al menos en las siguientes designaciones: el primer secretario, Luis Ortiz Monasterio, fue nombrado como embajador en Colombia, y el consejero Rubén Beltrán Guerrero fue enviado como cónsul general en Phoenix, aseguran.

Jorge Luis Chabat, catedrático del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), se preocupa menos de lo que pasa con el llamado personal diplomático de carrera -el cual se queja de irregularidades en los ascensos-, que con lo que pudiera ocurrir en momentos cruciales, con aquellos que han sido incorporados desde las filas de la política partidista.

Habilitados buenos y malos

Remarca que, entre los políticos habilitados como embajadores, los ha habido muy buenos y muy malos, y si bien concede que tal vez había que revisar la normatividad y la legalidad interna de la cancillería para verificar cómo se aplica, lo fundamental es qué harán todos ellos cuando deban aplicar una línea que marca un gobierno con el que, eventualmente, no coincidan.

''Bueno, uno siempre puede renunciar cuando no está de acuerdo, pero puede haber problemas; los habrá cuando, por ejemplo, en algún momento se decida participar en las tropas de Naciones Unidas y esto contradiga el discurso que algunos de esos nuevos embajadores han manejado en los últimos años. ƑQué harán entonces? ƑSe opondrán? ƑNo harán nada?''

Chabat insiste en que la pluralidad tiene su espacio y que ésta compite en las elecciones de manera constante. ''Para eso hay partidos con posiciones diferentes. Si todos estuviéramos de acuerdo en todo, para qué votamos; hacemos un gobierno de coalición permanente y ya. Pero no. Hay posiciones diferentes y la gente que mayoritariamente votó por Fox, lo hizo por muchas cosas, entre ellas por un cambio en la política exterior, que de alguna manera ya se está viendo y se hará aún más explícita en el futuro. Entonces, yo no sé qué va a hacer (Ricardo) Pascoe Pierce (embajador en Cuba) cuando el gobierno mexicano condene al gobierno de Fidel Castro por violaciones a los derechos humanos. Ahí hay contradicciones''.

El investigador conviene por último en que la promoción de diplomáticos con apellidos ilustres o de prosapia en el servicio exterior -y a los que con frecuencia se ubica como depositarios de los ascensos inmerecidos- no implica forzosamente que todo se maneje con base en el favoritismo.

''Me parece injusto pensar que todo aquel que tiene un apellido ilustre, y que tiene un puesto, lo alcanzó por esa condición. Es cierto que a veces hay sospechas de favoritismo, pero sería injusto que una persona no pueda ser ascendida por tener un apellido ilustre''. Entonces, para evitar suspicacias y acabar con las inconformidades, Chabat considera necesario revisar el sistema de promociones, hacerlo lo más meritocrático posible y para ello muestra su confianza en el trabajo que realiza la Comisión Revisora de la Ley del Servicio Exterior, que en breve podría difundir los resultados de su labor.

Aún hay tiempo para cambiar

Con base en la pertenencia de casi 20 años en el servicio exterior mexicano, durante los cuales -aseguran- han debido padecer el manejo de la diplomacia ''como un feudo cerrado en manos de camarillas'', Orozco y García afirman que el canciller Castañeda ''está todavía a tiempo de revertir la inercia autoritaria del pasado régimen y tiene la gran oportunidad de acabar con las prácticas del amiguismo y el clientelismo político, que han debilitidado al servicio exterior de carrera.

Ambos consejeros son fieles al perfil de todo diplomático, por el uso de la corrección en el hablar y las buenas maneras. Señalan que su actitud no debe verse como ''voces de discordia sino conciliatorias'', y aseguran que ''hemos querido tender puentes, pero no se ha construido la otra orilla''.

Acuden ante CNDH y medios de comunicación

De manera persistente y junto con otros compañeros que se sienten también maltratados en la aplicación de los esquemas de promoción del servicio exterior, los consejeros Orozco y García han llevado incluso su inconformidad hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la cual opinó el año pasado a favor de su causa.

Además, con frecuencia envían cartas exponiendo su malestar a los medios de comunicación y, como uno de sus últimos recursos, han buscado acercamientos con los diplomáticos que integran la comisión para reformar la Ley del Servicio Exterior, creada a instancias del propio Jorge G. Castañeda.

Hasta ahora, empero, no tienen razones para el optimismo y sí, por el contrario, confirman que ''la nueva diplomacia del cambio conserva estilos del pasado y los adiciona con las supuestas bondades de la pluralidad y la diversidad en la que todos pueden caber''. Parece olvidarse, señalan, que existe una Ley del Servicio Exterior Mexicano que debe cumplirse.