MOVIMIENTO NACIONAL INDIGENA
Como era de esperarse, la marcha del EZLN se ha convertido
en la marcha por la dignidad de los pueblos indios mexicanos. El documento
resolutivo del tercer Congreso Nacional Indígena (CNI) confirma
la inclusión de 42 etnias de todo el país a las causas zapatistas.
En esta declaración política, el CNI asumió como propia
la iniciativa de ley de la Comisión de Concordia y Pacificación
(Cocopa), al considerar que retoma en espíritu y letra los acuerdos
de San Andrés Larráinzar, firmados por el EZLN y el gobierno
federal en febrero de 1996.
Los representantes de los pueblos indios reunidos en Nurio,
Michoacán, se sumaron a la exigencia en el cumplimiento de las tres
señales que el EZLN demandó al gobierno federal para reanudar
el diálogo. También convocaron a la sociedad civil a realizar
movilizaciones el 11 de marzo cuando los zapatistas lleguen al Distrito
Federal, y anunciaron la integración de una comisión especial
que los acompañará en su recorrido y que formará un
cinturón humano alrededor del Palacio de San Lázaro el día
12 de marzo.
Aquellos que quisieron ver en el EZLN a un grupo aislado,
circunscrito a un conflicto local, carente de apoyo y representatividad,
hoy tendrán que caer en razón de que el zapatismo no sólo
cuenta con el apoyo de los pueblos indios de México, sino que también
es reconocido por muchos pueblos indios de todo el continente.
Con la representatividad alcanzada, es posible suponer
que los encuentros entre los indígenas y los legisladores serán
más fluidos, ya que por lo menos una de las partes --en este caso
la gran mayoría de los indígenas mexicanos-- está
de acuerdo en que la propuesta de ley de Derechos y Cultura Indígenas
planteada por la Cocopa debe ser aprobada sin modificaciones.
Evidentemente, las demandas zapatistas nunca se limitaron
a la problemática local en Chiapas, pero ayer quedó de manifiesto
la existencia de una verdadera cohesión entre los pueblos indios
del país y el EZLN.
Identificados en lo esencial, los indígenas mexicanos
demostraron una envidiable capacidad de diálogo.
Si desde el inicio de la marcha llamó especialmente
la atención el apoyo de la sociedad civil nacional y extranjera,
después del Congreso Nacional Indígena, en el que participaron
más de seis mil observadores y unos 600 invitados especiales, así
como cientos de organizaciones sociales, no cabe la menor duda de que el
EZLN es una organización capaz de integrar a diversos sectores de
la sociedad: desde los grupos indígenas, hasta líderes civiles
y políticos, pasando por los ciudadanos que se identifican con la
causa indígena.
Todo parece indicar que los representantes indígenas
llegarán a la capital fortalecidos, con un enorme capital político,
con la legitimidad de representar a un movimiento indígena nacional.
El reconocimiento de los derechos de todos los pueblos indios de México,
será, a partir de hoy, el tema central de cualquier mesa de negociación. |