MARTES Ť 6 Ť MARZO Ť 2001

Ť La economía mexicana se encuentra en fase de desaceleración productiva

Política fiscal restrictiva y reducción del gasto, recomiendan grupos financieros

Ť Ritmo ligeramente menor de avance en la demanda local y empleo a la baja

ANTONIO CASTELLANOS

Ante un escenario externo menos favorable para el país en el presente año, es recomendable que el gobierno federal actúe con prudencia y aplique una política fiscal restrictiva, mediante una reducción significativa de su gasto. Los expertos del Grupo Financiero Bancomer advirtieron que, de no hacerlo, la economía podría caer en una creciente inestabilidad.

A su vez, los economistas del Grupo Financiero Banamex expusieron que la economía mexicana se encuentra de manera más clara en la fase de desaceleración productiva. Las cifras hasta ahora publicadas permiten suponer que es el componente externo (vía menor crecimiento en Estados Unidos), el que produce un mayor efecto negativo sobre la producción.

Agrega que es mediante su impacto sobre el empleo, principalmente en manufacturas, que comienza a perfilarse un ritmo ligeramente menor de avance de la demanda local, aunque todavía da signos de fortaleza en cuanto a salarios se refiere. El crecimiento del empleo se desaceleró, sobre todo el ligado a la demanda externa.

Los analistas de Banamex consideran que mientras no se observen señales claras de desaceleración de la demanda interna, el Banco de México tratará de evitar que el aumento del desequilibrio externo se traduzca en una mayor depreciación cambiaria, por la influencia que ésta tendría sobre la inflación. Ello implica que mantendrá una política monetaria restrictiva.

Los analistas de Bancomer, por su parte, destacan que como Estados Unidos es el destino de casi 90 por ciento de las exportaciones mexicanas, la desaceleración de su economía repercutirá en un menor crecimiento de las exportaciones de México y, en consecuencia, en un menor crecimiento económico y flujos de inversión extranjera directa más escasos. Esto generará presiones sobre el tipo de cambio, tal como se observa desde finales del año pasado.

Destacan que el incremento del tipo de cambio, ajuste necesario ante las menores entradas de capital y el déficit en la cuenta corriente, tienen un impacto sobre la inflación. Dado que el banco central se planteó una meta de 6.5 por ciento, las presiones inflacionarias adicionales por el aumento del tipo de cambio forzarán a una política monetaria más restrictiva, que se expresará en mayores tasas de interés reales y en menor crecimiento económico.

Señalaron que desde el segundo semestre del año pasado se han reducido los precios del petróleo y en algunos días de 2001, el precio promedio de exportación para la mezcla mexicana fue menor a 18 dólares por barril, cifra utilizada para el cálculo de los ingresos del sector público.

Así, concluyen los economistas de Bancomer, una baja de los precios del petróleo haría más deficitarias a las finanzas públicas del país; además, tendría un efecto sobre el tipo de cambio real y la inflación debido a la pérdida en los términos de intercambio.