miércoles Ť 7 Ť marzo Ť 2001
Arnoldo Kraus
Drama circadiano opus México
Advertencia: el título previo es incompleto. Requiere subtítulos, imaginación y la opinión de todos los implicados --incluyendo, por supuesto, a las gallinas ponehuevos y a los bolseros de Wall Street. Sugiero las siguientes opciones acompañadas, o no, con explicaciones pertinentes o no.
Drama circadiano opus México. Prolegómeno a lonesco, no sólo como absurdo, sino como paráfrasis a la filosofía avícola --las gallinas ponen huevos y los pájaros pían cuando la oscuridad se retira-- y como semilla para conciliar al humano con las manecillas de sus relojes. Manecillas que cambian de acuerdo a las circunstancias, los caprichos, el machismo, el importo yo político, el yo jefe delegacional y el yo empresario sin que cuenten el destino del país y las voces de sus gobernados. O bien podría decir: De la torpeza del verano y de las aventuras de los políticos mexicanos que pretenden que las gallinas pongan huevos en horarios transgénicos, antes que amanezca, pero, por supuesto, después de que oscurezca.
Otra opción sería: los caprichos de un sol que no entiende por qué en países cercanos al Ecuador debe cambiar su reloj, a pesar de que por siglos no lo hizo y cuyo despertador no comprende bien los resultados de una consulta citadina. Las "aplastantes" cifras requieren otra indagatoria para saber por qué fueron menospreciados 18 millones o más de no votantes y que se constituyen en la voz muda de "el que calla otorga", y son, a la vez, los futuros hacedores de una imprescindible "consulta de la consulta" --tipo Gore y Bush. De realizarse esa investigación, los resultados requerirán de esos grandes expertos en sondeos y números, que saben bien que las estadísticas son como los bikinis: no enseñan lo mejor --estoy plagiando, pero por ser casi primavera olvidé el nombre del autor. Ese metodólogo deberá explicar el perfil de quienes votaron y por qué lo hicieron. Adelanto su análisis.
Los que atendieron al llamado de López Obrador podrían ser: a) perredistas, b) personas que tienen despertadores cuyas manecillas se han oxidado, c) individuos que querían enfurecer al delegado de la Miguel Hidalgo para que éste se exprese contra las gallinas en defensa del verano económico, de la libre expresión y del mundo circadiano, que no es lo mismo que el mundo globalizado, pero tampoco diferente, y por último, d) aquéllos que deseaban aportar con su telefonazo material e ideas suficientes para que Kafka resucitase o, en su defecto, para que una variante oaxaqueña --sé de alebrijes en forma de pulpo que piensan con ocho brazos y caminan con la cabeza-- cuente el drama del verano mexicano.
De lo que no hay duda es que lo anotado en el último inciso ha sido todo un éxito, pues hasta ahora, sin contar la próxima noticia, la situación es la siguiente.
Las gallinas han desoído las querellas de los políticos mexicanos y aunque ya no ponen huevos se despiertan a la misma hora. México país seguirá con el horario de verano, salvo que por motivos incomprensibles --podría ser la contaminación-- éste se reducirá de siete a cinco meses. En el Distrito Federal, a menos que en la "consulta de la consulta" --requiem prepóstumo-- se decida otro camino, el verano seguirá respetando el schedule del verano, exceptuando el pequeño Distrito Federal --me refiero a la delegación Miguel Hidalgo y a las que se sumen a la rebelión--, en donde la insurrección circadiana se apegará al país y desacatará las leyes de su ombligo natural. Asimismo, los empresarios caracterizados por una mezcla ecléctica, entre estival y polar, han decidido que cada fábrica podría contar con su propio horario, mientras que quienes entren en el aeropuerto conocerán el valor de la autonomía y el ideario zapatista, pues los vuelos llegarán como si el Distrito Federal fuese Monterrey o Mérida, ya que, Perogrullo dixit, cruzarán aire y tiempo en horario veraniego. Finalmente, se dice que en la Miguel Hidalgo habrá dos o tres calles, conocidas no sólo por ser bastión perredista, sino tierra de gallineros, en donde, a pesar del sitio panista, mantendrán inamovibles sus relojes, previo diálogo con la luna y el sol.
La comedia descrita suscitará, sin duda, confusiones, pues los niños hijos de panistas que acudan a escuelas donde los maestros sean perredistas entenderán que la tragedia política que viven el verano y la primavera, se debe a la transición hacia la democracia y no al ahorro de energía. Para estos pequeños, el corolario será estudiar avicultura y respetar el ideario avícola: se pía, se ponen huevos, se amanece y se oscurece al ritmo de la naturaleza y no al de las profundas e inteligentes luchas políticas que pretenden que el verano tome el poder.