ARGENTINA: NO A LA IMPUNIDAD
La
larga lucha de la sociedad argentina por la justicia y la verdad, iniciada
desde el colapso de la tiranía que se abatió en ese país
entre 1976 y 1983, y que ha experimentado avances históricos y dolorosos
retrocesos, logró, ayer, una significativa victoria: la declaración
de nulidad de las ignominiosas leyes de "Obediencia Debida" y "Punto Final"
--aprobadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín bajo el
chantaje y la presión de asonadas golpistas--, las cuales representaron,
durante casi tres lustros, una garantía de impunidad para los militares
criminales que torturaron, asesinaron, vejaron, encarcelaron, persiguieron
y exiliaron a decenas de miles de ciudadanos argentinos.
En el marco de la querella legal iniciada por el Centro
de Estudios Legales y Sociales (CELS) por la desaparición a manos
de los uniformados, en 1978, de José Liborio Poblete, Gertrudis
Marta Hlaczik y la hija de ambos, Claudia Victoria Poblete, el magistrado
bonaerense Gabriel Cavallo determinó que las dos normas referidas
son anticonstitucionales. En lo inmediato, tal resolución tiene
un efecto limitado, pues únicamente afecta a los militares directamente
involucrados en el secuestro y en el probable asesinato de los Poblete-Hlaczik,
así como en el robo de su hija, será, probablemente, apelada
ante instancias superiores de justicia. Pero el fallo sienta un precedente
que, de prosperar, hará posible el procesamiento de más de
mil militares de segundo rango, cuyos crímenes no han podido ser
juzgados debido a que los amparan las leyes de "Obediencia Debida" y "Punto
Final".
Significativamente, este es el caso del presunto
torturador y asesino Ricardo Miguel Cavallo, ex director del Renave y ahora
preso --ayer le fue denegada la libertad provisional-- en nuestro país
a la espera de que se resuelva el trámite de su extradición
a España, en donde enfrenta acusaciones por tortura, genocidio y
terrorismo. Tales imputaciones hubieron de ser formuladas en el país
europeo toda vez que en Argentina el acusado cuenta --hasta hoy-- con la
protección de las normas ilegitimadas ayer por un juez que lleva
su mismo apellido pero que, a diferencia de los verdugos castrenses, ha
dado prueba de tener valores éticos y humanos.
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