Ť Asistirán al acto de firma simbólica seis veteranos del Ejército Libertador del Sur
Ratifica hoy el EZLN el Plan de Ayala
Ť Los nuevos zapatistas rubricarán el documento en el cuartel general del caudillo en Tlaltizapán Ť Fox, como Madero en esa época, enfrenta las resistencias conservadoras
BLANCHE PETRICH ENVIADA
Cuautla, Mor., 7 de marzo. Este jueves, en la jornada número 12 de la marcha zapatista, la delegación de comandantes del EZLN ratificará con una firma simbólica el Plan de Ayala ?aquel que marcó la ruptura de Emiliano Zapata con Francisco I. Madero, y el retorno del Ejército Libertador del Sur a la lucha armada?, en el viejo cuartel del líder revolucionario, en Tlaltizapán.
El martes, en la jornada número 10, justo cuando en la capital, en el Club de Industriales, los seis gobernadores panistas y el senador Diego Fernández de Cevallos ponían al presidente Vicente Fox con la espalda contra la pared, al insistir en su rechazo a la ley Cocopa, el subcomandante Marcos le envió una nueva señal al mandatario: "Veo que Fox quiere hacer lo mismo que hizo Madero: que después de la dictadura no cambie nada".
Comparar a Fox con Madero es, en realidad, un gesto amable de parte del subcomandante. Pero es una declaración de dos filos, porque ahí mismo, en el jardín central de Cuernavaca, añadió con toda su carga: "los zapatistas no nos conformamos con un triunfo a medias".
A 24 horas de hacer su entrada a la ciudad de México con una cauda impresionante de acompañantes, la comandancia zapatista compartirá mañana la solemnidad de un acto de reafirmación del Plan de Ayala, la bandera agrarista del siglo XX, con media docena de veteranos del Ejército Libertador del Sur ?una generación que vivió tres cuartas partes del siglo pasado?, y otros tantos veteranos jaramillistas, encabezados por don Félix Serdán, el inagotable luchador que desde las primeras horas de 1994 se volvió a apuntar en las filas de la nueva batalla.
Por cierto, Mateo y Nicolás Zapata, hijos del general morelense que deben rondar ya entre los 75 y los 80 años y siguen fieles al viejo priísmo, no sólo no estarán en las múltiples ceremonias que invocarán a su padre, sino que hasta hace pocos días se opusieron furiosamente a que el EZLN se acercara a Anenecuilco.
A pesar de la anacrónica resistencia de los dos vástagos de Zapata, las comunidades de Villa Ayala y el pueblo natal del caudillo presionaron y pelearon porque estos dos históricos sitios de la ruta de Zapata quedaran incluidas en la marcha del EZLN.
Y mañana, los nuevos zapatistas estarán en el lugar de la traición, Chinameca; en la cuna, Anenecuilco, y en la hacienda que fue el cuartel de las grandes batallas de los guerrilleros de la Revolución. Ahí estamparán su firma en un documento de reafirmación del Plan de Ayala.
Con ello dejarán una clave más para que Fox la descifre. Basta recordar que a la caída de la dictadura de Porfirio Díaz, los nahuales de Morelos se habían alzado en armas y se habían posesionado de las ricas haciendas azucareras y arroceras de estos valles. Y que le exigían al nuevo presidente, lleno de buenas intenciones y trabas para llevarlas a cabo, el reparto inmediato de las tierras y los recursos para echarlas a andar. El ciclo agrícola apremiaba y los políticos en la ciudad no percibían la desesperación de los hombres del campo.
Pero a Madero lo enfrentaban también fuerzas conservadoras. Hubo incluso una reunión entre Madero y Zapata en Cuautla, pero Victoriano Huerta no tardaría en marchar con dos regimientos de caballería a apagar los brotes de impaciencia de los hombres del caudillo.
Zapata comprendió que Madero no llevaría el reparto agrario hasta sus últimas consecuencias, y se remontó a la lucha armada. La promesa del cambio había quedado trunca.
Hoy no es el Plan de Ayala lo que está pendiente en la agenda de Fox en el renglón de los "urgentes" ?aunque llegará la hora de volver a la discusión de las tierras y la contrarreforma del artículo 27 constitucional?, sino la ley de reconocimiento de los pueblos indios, la ley Cocopa.
Para los indios de toda la República, que en esta hora se encuentran y reconocen en el Congreso Nacional Indígena, esta reforma constitucional se ha convertido, como hace 82 años, en algo tan urgente como el reparto de las haciendas para las tropas de Zapata antes de que empiece el tiempo de sembrar. Es el desafío de hoy. Es lo que Fox pretende llevar a cabo, pero enfrenta la obstinada oposición de los suyos.