JUEVES Ť 8 Ť MARZO Ť 2001
Ť Las autoridades argumentaron a favor de sacar adelante el proyecto
Con pofundas diferencias se discuten las reformas generales de docencia en la UAM
Ť Maestros, académicos y sindicatos seguían reunidos al cierre de la edición
JOSE GALAN
En medio de profundas diferencias sobre el futuro de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Colegio Académico sesionaba ayer para decidir la aprobación o no de las políticas generales y operacionales de docencia, que implican una profunda revisión de las actividades y el proyecto de esta universidad pública metropolitana.
Encabezada por el rector José Luis Gazquez, el Colegio Académico no había llegado, al cierre de esta edición, a una votación luego de que habían hablado más de 40 oradores y faltaban otros 20 por participar. La discusión se prolongó debido al interés demostrado tanto por las autoridades a favor de sacar adelante el proyecto y la oposición de grupos de alumnos, profesores y académicos por aprobar un documento que, consideraron, requiere de una profunda discusión entre todos los actores de la universidad.
El físico Salvador Cruz manifestó su "pena" por encontrar que dentro de "su" universidad existe gente que demuestra un interés de inmovilidad "por intereses políticos y corrientes organizadas perfectamente visibles", y lamentó que los estudiantes sean objeto de "manipulación".
Por su parte, Beatriz Stolowicz, profesora investigadora del Departamento de Política y Cultura de Xochimilco, denunció la decisión de las autoridades educativas del país sobre la asignación de recursos públicos, que se distribuirá a la educación superior de acuerdo con la eficiencia terminal de las universidades, mientras que el profesor Arturo Lomas, de la UAM-Iztapalapa, señaló que al inicio de la propuesta de reformas, hace dos años, una maestra propuso que si se iban a evaluar a los maestros y a los alumnos también "se evaluaran a las autoridades, y no veo plasmada esa propuesta".
Posiciones encontradas
El dictamen fue desmenuzado por profesores, estudiantes, trabajadores y autoridades universitarias que, con el fin de defender un proyecto de universidad, presentaron a lo largo de todo el día argumentos en pro y en contra de las políticas generales y operacionales de docencia.
Guillermo Villaseñor, del departamento de Relaciones Sociales en Xochimilco, consideró que las reformas propuestas a la legislación universitaria se insertan en la tendencia global del neoliberalismo, a la que adjudicó una visión dominante, y consideró "urgente" realizar una nueva consulta sobre la función social "que queremos que juegue la universidad, en particular la docencia". Recordó que en la primera consulta sólo se recibieron 139 documentos de tres sectores, 1.46 por ciento de toda la comunidad, mientras que en la segunda consulta se recibieron únicamente 77 documentos, lo que representa .15 por ciento de las 48 mil 500 personas que conforman el universo de estudiantes y profesores.
Por su parte Luis Romero, director de la División de Diseño en Xochimilco, sostuvo que la propuesta de reformas busca la adecuación de las políticas de organización interna, con base en el impacto que las variaciones del presupuesto y los recursos varios tienen en la institución, y llamó a rechazar cualquier reforma hasta que no se efectúe "una verdadera consulta universitaria", mientras que el doctor Luis Mier y Terán, rector de la UAM Iztapalapa, sostuvo, en defensa de las reformas, que la universidad pública "debe ser un promotor insustituible de cambio social, pero sólo si ejerce a plenitud sus objetivos sustantivos".
"Yo no creo que la comisión (que elaboró el dictamen de reformas) sea un conjunto de enajenados e irresponsables que se fijen en consignas externas a la institución. Su trabajo merece ser respetado", dijo mientras subía de tono el debate.
Pedro Juárez Arreola, representante de los alumnos y estudiantes de Física en Iztapalapa propuso "el destierro total" del proyecto, al expresar "claras interrogantes", y pidió que se integren vías alternas de consulta donde participen los estudiantes.
José Lemma Labadía, jefe de la Unidad de Ciencias Sociales en Iztapalapa, sostuvo que las reformas propuestas tienen como base no solamente documentos de la ANUIES, sino también de investigadores y de propuestas de la comunidad, y dio lectura al Plan de Estudios de la Unidad Xochimilco, aprobado en 1996, que sirvió en parte como base para la discusión actual.
Por su parte, la profesora Celia Fanjul argumentó que el documento carece de un verdadero diagnóstico sobre el estado real de la UAM y que las reformas tienden a una política del individualismo, "del sálvense quien pueda", justo cuando en México hay señales de revolvencia social, y preguntó: "Ƒvamos a meter leña al fuego para que estalle la inquietud?".
Jorge Tapia, representante del sindicato, rechazó cualquier reforma que implique la tendencia a satisfacer la necesidad del mercado y cualquier lenguaje por parte de la autoridad universitaria que "criminalice la protesta social. Vamos a seguir otros seis años con Fox por la senda del liberalismo. Que no nos vengan aquí a dorarnos la píldora con que la reforma es una decisión autónoma de la universidad".
La secretaria general del sindicato, Patricia Chapa, insistió en el argumento de que falta un diagnóstico real sobre cómo funcionan los cuatro sectores universitarios, y lamentó que la universidad "insista en no discutir los nuevos perfiles de la docencia y la libertad de cátedra". Por su parte, Héctor Tejera, de Ciencia Sociales en Iztapalapa, defendió el proyecto de reformas e insistió en que "todos los universitarios queremos que siga siendo pública". Reconoció que existen dentro de las reformas preceptos que se pueden prestar "a múltiples interpretaciones, pero hemos tratado de hacer una propuesta para mejorar la docencia", y propuso abrir un foro para discutir allí otros problemas diferentes a la cuestión educativa, como la flexibilidad curricular y la equidad.
En este sentido, Edmundo Jacobo, secretario general de la UAM, alabó la tendencia a reconocer la necesidad de cambio por parte de los sectores opuestos a la reforma, pero ironizó al afirmar que "parece que quieren cambiar el neoliberalismo con un neoconservadurismo". Se expresó por la defensa de los espacios académicos y pidió que "no le demos a los documentos de reforma una lectura que no tienen".