VIERNES Ť 9 Ť MARZO Ť 2001
Ť "šNo están feas!", replicó la multitud en Milpa Alta
Estamos feas, pero dispuestas a morir: comandanta Fidelia
Ť Sólo queremos pedirles que nos cuiden, dijo Marcos
JAIME AVILES ENVIADO
de Cuautla, Mor., a Milpa Alta, DF, 8 de marzo. Para que lo anote la historia: a las 08:08 del día 8, las comandantas zapatistas pisaron el suelo de la ciudad de México y en voz de Fidelia dijeron esta, que es su palabra: "los envito que luchemos juntos contra este monstruo que traemos en el cuerpo y que nos ataca y que es una pobreza muy grande. Ayúdenos a lograr ese derecho que nos falta para arrullar con dulzura a nuestros hijos. Nosotras, las mujeres feas, con su rostro todo tapado, pero no está feo nuestro corazón y estamos dispuestas a luchar para morir. Somos gente nalfabeta pero sí nos sabemos defender y aquí estamos".
Llena a más no poder, la plaza cívica de la delegación Milpa Alta reacciona al instante: "šNo están feas, no están feas!"
Para recibir a los delegados rebeldes, que venían de las malas vibras de Cuautla, el valle de Milpa Alta les tendió en el crepúsculo una majestuosa alfombra de nopales, y bajo la guía del Teutli, antiquísimo volcán que significa Dios del camino (porque utli es camino y teu dios), les colgó una luna pintada por Velasco (que nunca pintó lunas pero que hoy, cien años después de muerto, se permitió la excepción), antes de que una calurosa muchedumbre los acogiera en su seno con los gritos y las consignas que los viajeros han escuchado hasta la saciedad sin saciarse.
Pero doce días y doce estados federativos después de haberse reunido en el parque central de San Cristóbal, hoy los 24 zapatistas reconocieron por primera vez públicamente que, al menos desde ayer, una mala sombra está tratando de perseguirlos, y a propósito de la cual el subcomandante Marcos dijo: "Nuestro pie en estas tierras está causando a algunos eso que... es como hormigas en la cola. Por eso, nosotros sólo queremos pedirles que nos cuiden".
Se refería, por supuesto, al incidente que esta mañana se habría registrado en el centro de Cuautla, donde los equipos de seguridad de la caravana, trascendió, localizaron a un hombre no identificado que llevaba un arma, y bastó ese nefasto hallazgo para que el acto, que iba a realizarse a los pies de la estatua que vela por los despojos mortales del general Emiliano Zapata, en su tierra natal y mortal, quedara súbita y definitivamente cancelado.
La delegación recibió a la delegación
Para decir la verdad, los comuneros y las autoridades políticas de Milpa Alta se esmeraron en la preparación de la ceremonia que será recordada como aquella que marcó el inicio de la histórica visita de los zapatistas del siglo XXI a la ciudad de México, en el Día Internacional de las Mujeres, sin las cuales, en voz de la comandanta Esther, "no se transformará el mundo".
Y por ser una fecha tan señalada, no sólo porque llegaron los que llegaron, sino porque es también lo que de suyo ha sido desde hace 147 años, la delegación zapatista, aprovechando además que había en lo alto de la noche una luna tan redonda y tan femenina, organizaron su presentación ante los zapatistas chilangos de las orillas sureñas de la ciudad, bajo el formato de una andanada de palabras pronunciadas únicamente por las que son la mitad del cielo.
Y ocurrió así que, mientras la delegación daba la bienvenida a la delegación -y cada quien sabe de qué estamos aquí hablando- la comandanta Susana, en funciones de maestra de ceremonias, expresó el agradecimiento de la comitiva en nombre del máximo órgano de dirección del EZLN que son sus militantes y bases de apoyo, y cedió de inmediato el micrófono, la audiencia y la atención de los historiadores del futuro a la comandanta Yolanda, quien abrió boca diciendo:
"En Chiapas no ha cambiado nada porque Fox no ha cumplido las tres señales que pedimos para volvernos a sentar en diálogo. Liberar a todos los presos políticos zapatistas en Chiapas, Querétaro y Tabasco, que de por sí eran más de cien pero todavía quedan muchos. Retirar a los ejércitos de las siete posiciones militares, que ya quitó cuatro pero todavía quedan tres, porque nosotros no necesitamos que nos cuiden los ejércitos, sabemos cuidarnos solas".
Luego habló de la tercera señal, que es monumentalmente difícil y se refiere a la aprobación de la iniciativa de ley de la Cocopa basada en los acuerdos de San Andrés. Y dicho lo anterior volvió a su sitio en el estrado para que la comandanta Fidelia diera los necesarios pasos al frente y en una alocución improvisada, fulgurante e irrebatible, conquistó desde la primera frase al exigente público de la capital.
"Buenas noches, niños y ancianitos. Estamos seguras que les da gusto vernos. Igualmente nos llena el corazón de alegría y se nos quita todo lo que sentimos", dijo, pero el sentido común de esta crónica prefirió entender "todo lo que sufrimos". Y dijo más: "Yo los envito a que luchemos juntos contra este monstruo que traemos en el cuerpo y que nos ataca y que es una pobreza muy grande..."
Pero aquí, ya está dicho antes, la plaza estalló en una réplica pasmosa: "šNo están feas, no están feas!" Lo gritaban los habitantes de los pueblos del Momoxco, que es el valle milpantense donde conviven los pueblos nahuas de Tecoxpa y Tecómitl, que allí estaban debajo de sus mantas, y los del Frente Popular Francisco Villa y los estudiantes del IPN y de la UNAM, y lo gritaban las del Colectivo de Mujeres Rebeldes, y los del CIMAC, y lo gritaban los del Núcleo de Promotores Etnicos "en apoyo a la lucha por los derechos de los pueblos indios", y lo gritaban los chimalhuacanos, y lo gritaban los del PRD y los de Maderas del Pueblo, pero también los vecinos mestizos de la localidad e incluso las mujeres de tantos países del mundo que no podían hacerse inmunes al contagio de la euforia general.
La comandanta Esther, por último, dijo que "recordamos el 147 aniversario de la muerte de nuestras hermanas obreras de Nueva York, que se rebelaron porque no les pagaban lo justo pero no murieron en vano porque lograron que se les concediera su jornada de ocho horas". A continuación -y esto fue asimismo el anuncio de que Marcos no iba a tomar la palabra-, Esther leyó el quinto de los siete mensajes que el subcomandante prometió en Temoaya, el pasado lunes, que enviaría al corazón del Distrito Federal, y lo vació en las siguientes palabras: "Cuando la luna es reina y tres dolores carga, la luz se hará más fuerza y amanecerá el nuevo día".
Buen dispositivo de seguridad
Y la luna, por cierto, era reina en la noche sin nubes ni estrellas ni frío ni viento, pero el gentío no acababa de entender que el sup había renunciado a su turno en la lista para que las oradoras impusieran su mayoría absoluta incluso a la sintaxis de esta frase, y de todos los rincones de la plaza comenzó a crecer la voz que reclamaba y exigía, como si estuviera en un teatro: "šMarcos, Marcos, Marcos, Marcos!"
Muy serio, como se le vio todo el día, serio y cabizbajo, excepto cuando le tocaba hablar, como brevemente lo hizo en Anenecuilco y más tarde en Chinameca, no intentó hacerse rogar más por los milpaltentenses, pero se limitó a comunicarle a quienes tanto lo habían esperado: "Sólo queremos pedirles que nos cuiden".
La cancelación del acto de despedida en Cuautla, la actitud entre indolente y agresiva de los cuerpos policiacos de Morelos, la angustia en los rostros de los policías federales al atravesar con la comitiva la horrible ciudad, le estaban pesando en el ánimo. Por otra parte, el dispositivo de seguridad había sufrido cambios, desde que la víspera, al caer la tarde en Cuautla, una mujer traspasara el escudo humano que formaban los militantes italianos de la Asociación Ya Basta.
En palabras de Federico Mariani, presidente de esa ONG, entrevistado hoy en Chinameca, "la presión de la prensa contra nosotros ha sido muy grande; además, los compañeros de Morelos están mejor organizados que en otras partes del país, por eso hoy nos replegamos, y aprovechamos el asueto para mandar a lavar nuestros monos blancos".
Mariani, sin embargo, no dejó de comentar, dolorido, el hecho de que un reportero se le acercara, en Cuautla, y le preguntara: "ƑY por qué no se bañan?", insolencia que refleja el grado de persecución xenófoba que siguen alentando algunos medios contra la sociedad civil internacional.
Pero todas las malas vibras desaparecieron en cuanto la caravana cruzó la frontera del Distrito Federal y el paisaje derramó su alfombras de nopales que se extendían sobre anchas hectáreas de luz, y la luna pintada postmortem por Velasco, y la cálida multitud en la plaza de Milpa Alta, donde la delegación había establecido discretas pero lejanas alambradas para cuidar a la delegación, todo contribuyó de pronto a que el ambiente fuera muy otro.
Y en ese doble clima benigno, el de la gente y el de la atmósfera -endulzada por un conjunto musical que sopló en flautas la nostálgica versión de Inti Illimani al Run run se fue pal norte, de Violeta Parra-, Julián Flores Aguilar, en nombre de los comuneros zapatistas del siglo pasado, entregó el topilxóchitl o bastón de mando a los del siglo nuevo, y la anciana María del Carmen Rodríguez Mesa les declamó una sentida pieza oratoria inspirada en una línea de Eduardo Galeano, y Tomasa Sandoval habló por la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas, del CNI, y por último, después del himno nacional que abrió la ceremonia, el comandante Gustavo se aprestó a clausurarla, entonando el himno zapatista, como lo ha hecho con su buena voz de tenor en todos los actos de estos 3 mil kilómetros recorridos en doce días, pero como premio a su canoro esfuerzo fue esta vez acompañado por dos guitarras que mucho hicieron llorar a muchos pero sobre todo a muchas, que eran las más en este su día internacional.