VIERNES Ť 9 Ť MARZO Ť 2001
 
Ť La última señal del líder insurgente será revelada a su arribo al Zócalo capitalino

El periplo zapatista y las siete llaves de Marcos

Ť El EZLN mantiene la declaratoria de guerra, como salvaguarda de su sobrevivencia

Ť Durante la caravana se han sumado cientos de delegados de diversos pueblos indios

BLANCHE PETRICH ENVIADA

Sólo falta el último paso. Este sábado y domingo se cerrará el círculo de la marcha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional hacia el centro del país. En el último trayecto, mientras rodea el Distrito Federal por sus linderos, el subcomandante Marcos ha ido construyendo sus discursos en torno a lo que llamó "las siete llaves", siete guijarros que va dejando en el camino y que desembocarán el domingo 11 en el Zócalo.

A la par de cada una de las claves que va presentando el vocero zapatista, ha hablado algún delegado del Congreso Nacional Indígena, desde Nurio hasta Milpa Alta ?10 actos distintos en 10 localidades entre medio? para rendir un informe de lo tratado y acordado durante su tercer congreso. Así se subraya que la lucha del EZLN, hoy plenamente encauzada en la vía política, camina de la mano con el movimiento indígena, visible como nunca antes en la mesa del debate nacional.
texto/marcos
Primer mensaje, en el centro ceremonial otomí en Temoaya, estado de México: hace notar que esta caravana ya arrastra una enorme cauda de adhesiones. "Si ellos y ellas entran contigo, más fuerte será la voz de todos".

Segundo mensaje, en Tepoztlán, Morelos: una vez roto el silencio de los indios, no está en juego que vuelvan al pasado.

Tercer mensaje, en Iguala, Guerrero: fue necesario desafiar para hacer la guerra; es necesario desafiar para hacer la paz. (En ese mismo acto también se pregunta si el presidente Vicente Fox podrá demostrar en algún momento tener visión de Estado). Y lo dice en tierra de "las otras organizaciones guerrilleras". Por primera vez, su mensaje público a estos grupos es fraternal: las reconoce y les agradece haber creado las condiciones por esos territorios de influencia e interés del EPR, ERPI y FARP. La reacción de los asistentes es notable: aplauden. Acto seguido, más como invitación que como deslinde, recuerda que ellos, los del EZLN, actúan en terrenos de la política, no de la guerra, por mandato de sus pueblos.

"Somos nuevos"

Cuarto mensaje, en Cuautla, Morelos, donde se diera la última reunión entre Francisco I. Madero y Emiliano Zapata antes de la ruptura que dio a luz el Plan de Ayala: Caminamos el mismo camino de la historia, pero no lo repetiremos. Somos de antes, sí, pero somos nuevos.

Quinto mensaje, en Milpa Alta, Distrito Federal: De quien tomamos nombre y voz (Zapata) nos dio los no y los sí. Es la última etapa de la "ruta de Zapata". Vienen llegando de Anenecuilco ?a donde fue a sacar al general del Ejército Libertador del Sur del frío museo para ponerlo a trabajar?, de Chinameca y de Tlaltizapán. En este último sitio, a decir de don Ricardo Zúñiga, director del museo que hoy ocupa lo que fuera hace 90 años el cuartel del general, "le ganó la emoción". Sin prensa presente, recorrió cada rincón y vio cada reliquia del jefe sureño. Ya en la plaza reconoció sentirse impresionado por la memoria intacta del pueblo morelense, que ha resistido los intentos oficiales de petrificar la historia.

Toca ahora descifrar las claves. En los corrillos políticos, tanto en Los Pinos como en las sedes de las dos cámaras, todas las decisiones se mantienen pendientes de la última de éstas, la del día 11, la séptima llave, la que cerrará el círculo.

Pero más allá del juego de acertijos, la marcha entera, con sus 13 días de camino, ha estado plena de señales que indican que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional aún mantiene la declaración de guerra del primero de enero de 1994, como salvaguarda de su sobrevivencia, pero con todos los riesgos que esto entraña ha emprendido un viaje sin retorno al camino de la lucha política.

Quizás una primera señal, mal entendida en muchos ámbitos, fue la asignación  de Fernando Yáñez como enlace con los legisladores para la negociación del proceso de reconocimiento constitucional de los pueblos indios. Con ello el ex comandante Germán, fundador de la organización guerrillera matriz del EZLN, las Fuerzas de Liberación Nacional, aparece por primera vez con su nombre legal, pero ligado al Ejército Zapatista. Con ello, abandona los niveles de clandestinidad en los que se movió los últimos 25 o 30 años de su vida. Cuando esto ocurre en una organización político-militar es inconfundible señal de que ésta está abandonando, precisamente, su carácter bélico.

Han habido otras demostraciones en esa misma línea, como son los relatos a pedazos que el subcomandante insurgente ha hecho sobre su propia vida a lo largo del periplo de mítines y plazas llenas. Una de ellas, significativa, fue cuando en Puebla aseguró que "yo también soy de las Huastecas", con ello se refirió, sin decirlo, al extremo sur de Tamaulipas, que aún es la Huasteca. Rafael Sebastián Guillén es de Tamaulipas y Marcos es, según dicen, nativo de esa entidad.

Falta por ver si el entorno nacional permite que esta reconversión llegue a su término. Falta el cumplimiento cabal de las tres señales demandadas al gobierno federal, entre ellas el retiro del Ejército Mexicano de tres de las siete bases: Guadalupe Tepeyac, Río Euseba y La Garrucha. Falta la liberación de los presos que en varios estados del país aún permanecen tras las rejas por caminar al lado de los zapatistas. Y falta que el Presidente de la República demuestre que puede hacer valer su promesa de una nación abierta para los indios de México.

A eso vienen no sólo los comandantes del EZLN a la capital, sino junto con ellos cientos de delegados de más de 50 pueblos indios que se han ido sumando en el trayecto: vienen por la aprobación de la iniciativa de ley de la Comisión de Concordia y Pacificación. Y en ello, han dicho, se les va la vida.