VIERNES Ť 9 Ť MARZO Ť 2001
Ť Histórico, el fallo de nulidad, dice Julio César Strassera, ex fiscal de la Junta Militar
Las leyes de impunidad militar de Argentina fueron "arrancadas a punta de bayoneta"
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 8 de marzo. La reciente decisión del juez Gabriel Cavallo de declarar la nulidad e inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que exculparon a cientos de militares de juicios por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar argentina (1976-83), es un "fallo histórico", dice Julio César Strassera, uno de los fiscales que juzgaron a las Juntas Militares de aquel régimen y condenaron a los integrantes de las mismas a cadena perpetua.
Sin embargo, en 1990 los jerarcas militares fueron indultados por el entonces presidente Carlos Menem, hecho que el ex fiscal consideró como "grosero e inmoral", y que incluso infringió la Constitución, pues no se permite indultar a procesados.
En entrevista con La Jornada, Strassera sostiene que el fallo "sienta precedentes" en el caso al que se refiere, que "es especialmente trágico, porque se trató del secuestro y desaparición de un matrimonio de un joven al que le habían amputado las piernas", y del secuestro y apropiación por un militar de la bebé de la pareja.
El robo de bebés de detenidas-desaparecidas es un delito que no prescribe, por lo que pese a las leyes de amnistía dictadas en 1986 y 1987 y al indulto, estos procesos salieron a la luz en los últimos años.
Esto permitió procesar a ex integrantes de las juntas y altos militares, pero se hallan en prisión domiciliaria, lo que Strassera critica, pues "no se trata del hecho de tener 70 años (para poder acceder al beneficio de prisión domiciliara), sino que tiene que ser un enfermo terminal". Además, recientemente se descubrió al ex almirante Emilio Massera, jefe de la marina durante la dictadura, paseando pese a que debía cumplir este tipo de detención.
Sobre las leyes ahora declaradas nulas, Strassera recuerda que "fueron arrancadas a punta de bayonetas, después de dos levantamientos militares (...) Esto hay que decirlo, porque aquel era uno de los periodos más difíciles" en Argentina, en una transición hacia la democracia que nadie se atrevía a pensar que fuera duradera.
Si esas leyes -que fijaron un límite de tiempo a las presentaciones judiciales y liberaron de responsabilidad a los oficiales por cumplir órdenes superiores- fueron la puerta a la impunidad, los juicios a los nueve jefes de las sucesivas juntas militares marcaron la cara opuesta.
"Fueron únicos en la historia del mundo, por sus características, inclusive si los miramos comparativamente con los Juicios de Nuremberg (contra los criminales nazis). Fue también una decisión política única y contribuyó a reafirmar a la democracia. Podemos hablar de lo que vino después, pero nadie puede quitar el valor a eso que sucedió", y su aporte a la democracia, afirma Strassera.
En este sentido, recuerda que "a partir de 1930 (con el golpe que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen), los militares se adueñaban periódicamente del poder y a veces nos los prestaban por lapsos tan cortos que no alcanzábamos a vivirlo, hasta que el 24 de marzo de 1976 inició una de las dictaduras más cruentas, que dejó 9 mil desaparecidos según cifras oficiales, que se elevan a 30 mil en los recuentos de organismos humanitarios.
Sobre los desgarradores testimonios que debió escuchar durante el histórico juicio a las juntas y que sacaron a la luz "un aparato organizado de poder donde cada uno hacía lo que quería e incluso hubo gente desaparecida por venganzas personales", admite que tuvo que contenerse: "Llevaba años en la funcion judicial y si en esos momentos cedía, no podía continuar".
Strassera ahora está a cargo de su estudio de abogado, un lugar modesto y sobrio, como él mismo. "Decidí que mi carrera judicial había terminado después de aquel juicio", señala el abogado, nombrado por el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-89) como embajador ante la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, cargo al que renunció cuando Menem (1989-1995) decretó los indultos.
"Fue terrible el menemismo para la justicia. Aumentó el número de jueces federales de 6 a 12 y el número de ministros de la Corte Suprema, y vimos el ascenso de magistrados incapaces" o adictos al poder, lo que se reflejó en la impunidad para casos de corrupción y el desprestigio de la justicia ante la sociedad argentina.
Por su parte, el juez Gabriel Cavallo -que dictó el martes el histórico fallo de nulidad- dijo a La Jornada que se realizó un trabajo minucioso en el caso de la apropiacion de Claudia Victoria Poblete, secuestrada cuando tenía ocho meses de edad junto a sus padres y llevada al campo de concentración El Olimpo, donde miles de detenidos fueron torturados, asesinados y desaparecidos. Los implicados en el caso no podían ser interrogados debido a que estaban protegidos por las leyes exculpatorias.
Pero el magistrado sostuvo que la constitucionalidad de las leyes queda precisamente bajo el control de los jueces, ya que existen ahora una serie de argumentos jurídicos dentro de la propia evolución y el dinamismo del derecho y la justicia. También salió al paso de los argumentos de "cosa juzgada", al recordar que no hubo juicios que llevaran a sentencia.
Ha recordado además que no puede cerrarse este caso particular sin el proceso a los responsables de la apropiación de la niña, que a su vez fueron los mismos que secuestraron a los padres, como surge de la causa. Hay otros trece militares, policías y civiles involucrados, entre ellos el ex general Guillermo Suárez Mason, condenado en Italia recientemente por la desaparición de ciudadanos de ese país durante la dictadura.
El fallo, aunque en el marco del caso Poblete, ha presentado precedente y abriría las puertas a la presentación de otras solicitudes de indagatoria. Todas las organizaciones internacionales de Derechos Humanos han enviado su respaldo al juez Cavallo, lo que hace más difícil la posibilidad de que instancias judiciales superiores como la Cámara o la Corte Suprema, voten en contra del histórico fallo, considerado "un milagro" por familiares de los desaparecidos Gertrudis Hlaczik y José Poblete.
Para Fernando Navarro, hermano de Poblete, más allá de la esperanza en lograr un castigo a los culpables, "todo esto es un reconocimiento a la verdad, un reconocimiento a esos dos jóvenes solidarios que siempre trabajaron por amor a los otros y que sufrieron, como sabemos, torturas y vejaciones terribles.. No sabemos donde están, pero ahora como nunca están aquí".
La familia tiene algo más que resolver. Ha actuado con sumo cuidado para no herir a Claudia Victoria, la hija del matrimonio que ahora recuperó su identidad, y a quien buscan darle tiempo para que salga de esta historia "de la noche y la niebla".