VIERNES Ť 9 Ť MARZO Ť 2001
MELON
šQué le pasa a Lupita!... No sé
ENCONTRÉ EN VENEZUELA un libro del musicólogo nicaragüense Francisco Gutiérrez Barreto con el título šQué le pasa a Lupita!.. No sé, ameno e interesante donde, entre otras cosas, hay un capítulo dedicado a Pérez Prado y su mambo, donde pone a Cachao de azul y buenas noches. Este señor demuestra estar muy enterado y saber lo que dice, sólo que como muchos que han escrito sobre el mambo omite la raíz de la controversia que se ha suscitado por la palabra y la paternidad del ritmo.
ANTES DE LA aparición del ritmo de marras ya se usaba la palabra "mambo" en los arreglos que llegaban de Cuba en la década de los 40. Entre los soneros mexicanos se sabía de su antecedente al cual se le conocía como "diablo" con la indicación, repítase mil veces.
CON LA EVOLUCION que tuvo el son cubano al agregarse más instrumentos al formato original, los arreglos se escribían con el orden siguiente: en primer término, la introducción; para seguir con el tema o canción; después, el montuno que tiene dos partes vocales que son la guía o parte del solista y el coro, con dos funciones, ejecutadas, una por el piano llamada "guajeo" y la otra por el bajo denominada "tumbao".
AL MONTUNO LE sigue una parte dedicada al solo de piano o de tres, para continuar con el diablo, más tarde llamado mambo. Luego, se vuelve al montuno y se termina con la coda o con el mismo montuno o bien con la introducción según el gusto del arreglista.
NO VEO EL motivo de la polémica ya que lo que hicieron los hermanos López (Orestes e Israel) no se parece en lo absoluto a lo que popularizara Dámaso Pérez Prado. El número llamado Bonifacio, grabado por la Sonora Matancera, y cantado por Bienvenido Granda, lo explica claramente en su letra la cual dice, "el mambo de Pérez Prado no lo deja descansar -a Bonifacio, naturalmente- , lo sofoca demasiado y no lo deja gozar".
DEBO DECIR QUE antes que Pérez Prado llegara a México, ya se conocía la faceta del son cubano llamada bolero mambo, y aquí ya se interpretaba. Entre los números que recuerdo están Ya son las doce, del maestro Juan Bruno Tarraza, y Un poquito de tu amor, del cual mi memoria no alcanza a hallar el nombre del autor así como varios más que por esta vez se quedaron en el tintero.
DESDE LUEGO YA se conocía la calidad de los arreglos del Cara 'e foca y su peculiar estilo de tocar el piano copiado por uno de los interpretes que tiene apantallado a más de uno en esta época, que me obliga a repetir aquello de que el que no conoce a Dios, etc, etc. En el libro al que hago referencia hay cosas interesantes como es lo que se refiere a la Sonora Matancera, agrupación que influenció a infinidad de soneros. Muchos creen que la palabra "sonora" indica una dotación o formato de conjunto, cosa inexacta, ya que significa que suena. Puede decirse que en todos los países que gustan del son cubano existe por lo menos un grupo que toma la palabra sonora para identificarse.
LA FAMA MUY bien ganada, por cierto, que ha tenido la Sonora Matancera, ha hecho que muchas agrupaciones cubanas casi hayan pasado desapercibidas. Hay varios coleccionistas que se ufanan de los discos que poseen como es el caso de un plomero que grita a los cuatro vientos que el poseer más de 90 elepés de la Sonora lo hace conocedor y erudito de la música cubana. Eso no me hace sonreir sino carcajearme a tambor batiente. Pues, para saber de música cubana hay que oír todo o casi todo lo que ha salido de Cuba y leer todo lo que aparezca a nuestro alcance.
PARA FINALIZAR, PÉREZ Prado llamó mambo batiri al rápido y kaen al lento. En otra ocasión le diré al señor Gutiérrez Barreto lo que ha sido Cachao, ya que reconoce no conocer la obra del connotado contrabajista que merece respecto y admiración.