Selección realizada por la autora especialmente
para los lectores de Lunes en la Ciencia
La piel del cielo (fragmento)
Elena Poniatowska
"A partir del momento que empezó a observar,
Lorenzo se dio cuenta que el cosmos lo convertía en otro
hombre. Claro, viviría entre los demás, caminaría
con ellos, los escucharía, comería, sonreiría,
pero él tenía un mundo propio mucho más real que
el de la vida diaria. Aguantaba la cotidianidad por la sola esperanza
de volver al telescopio. La vida de las estrellas le resultaba
más auténtica que la de los hombre a quienes escuchaba
con extrañeza y sin curiosidad. A ellos no podía
observarlos en el microscopio como a sus placas para predecir su
conducta burda en comparación con la de los objetos en el
cielo. Al igual que los hombres, las estrellas nacían,
crecían y morían; tenían una vida propia
fascinante. Para su sorpresa, las estrellas más grandes eran
las que brillaban durante menos tiempo y las pequeñitas como
las enanas blancas, muy, muy densas, duraban mucho. Algún
día quizá, dentro de cien mil millones de años,
el sol se contraería hasta convertirse en una enana
blanca. ƑO habrían nacido las estrellas antes que el
propio universo?
A Lorenzo le obsesionaba la muerte de las estrellas. Luis
Enrique Erro le dijo que algunas tenían muertes
espectaculares.
Así también se apagan los hombres,
pensó Lorenzo. Seguro Florencia agotó su combustible
antes de tiempo, de ahí su extinción, pero ahora andaba
fusionando helio e hidrógeno y de vez en cuando parpadeaba para
que él la reconociera. Al igual que los hombres, el tiempo y el
estilo de vida de una estrella lo determinaba su masa inicial. Desde
pequeños, algunos prometían ser hombres de fuerza, otros
se desgastaban; quemaban su fuego interior y morían antes de
tiempo. Así le sucedería a él, porque
exploraría el cielo hasta agotarse, seguiría tomando
medidas entre una estrella y otra, calcularía sus
ángulos, cotejaría sus tablas, de seguro ya necesitaba
anteojos, se convertiría en un detector de objetos estelares y
aunque tuviera que anotar millones de cifras no desfallecería;
indicaría posiciones y movimientos de más de cien mil
estrellas. Erro le aseguró que eran más las estrellas en
el cielo que los hombres sobre la tierra.
Lorenzo adquirió la costumbre de pensar durante el
día en el problema de la noche anterior y darle vueltas
mientras convivía con los demás. El joven Braulio
Hiriarte, sobrino del benefactor del observatorio, lo saludaba:
"ƑY cómo está hoy mi sabio distraído?"
Seguía su camino sin verlo siquiera."
|
Quisimos alargar y sumarnos a los festejos de la semana
pasada, motivados por el hecho de que la novela La piel del
cielo, de Elena Poniatowska, resultó la ganadora del Premio
de Novela Alfaguara 2001.
Sin ser una novela de carácter biográfico,
para la construcción del personaje central (Lorenzo), la
Poni se inspiró en algunos rasgos del carácter del
destacado astrónomo Guillermo Haro, quien fuera su marido y de
su hijo mayor, el físico Emmanuel Haro.
En La piel del cielo, a través de un
astrónomo, Poniatowska da la palabra a los científicos y
reivindica la ciencia en un país donde ésta casi no
existe y se encuentra rezagada, debido a la falta de una
política de Estado en materia científica. Fiel a su
tradición, la escritora hace una fuerte crítica a la
política en un país en el que la falta de
comprensión oficial y el desinterés hacia lo que la
ciencia en México necesita para su desarrollo, propicia una
dañina fuga de cerebros a otros países.
Esta novela es la historia de Lorenzo Tena, "un
astrónomo en los años 20, a quien nadie pela, porque no
hay apoyo para la ciencia en México. Ahí está su
lucha contra el gobierno y su propio medio social (...) el tema
central es el significado de la ciencia en un país del tercer
mundo y que es duro luchar contra gente que se cierra absolutamente a
eso. Muchos dicen que si estamos tan cerca de Estados Unidos, por
qué no mejor importar todo de allá. Nuestra ciencia,
quizás salvo en astronomía, está en rezago. Y
tenemos mucho ingenio para hacer nuestra propia ciencia...", dijo en
conferencia de prensa la Poniatowska hace unos días. ƑLes
suena conocida esta historia? Fue la propia autora quien
escogió especialmente para quienes leen Lunes en la
Ciencia el fragmento que hoy reproducimos como una manera de
invitación gustosa a la lectura de La piel del cielo,
que en breve será publicada por Alfaguara. (Patricia
Vega)
|
Inicio
|