JUEVES Ť 15 Ť MARZO Ť 2001

Ť Exige a Bolivia prescripción del juicio en su contra

Líder mexicana del Tupac Katari lleva 11 días en huelga de hambre

Ť En 1997 se le decretó libertad provisional; no puede salir del país mientras no sea absuelta del delito de alzamiento

BLANCHE PETRICH

A mediados de los ochenta, en Bolivia, la lucha de la nación aymara por su autodeterminación como pueblo indio adoptó la lucha armada y formó el Ejército Guerrillero Tupac Katari. En la actualidad este mismo movimiento de reivindicación autonómica ha dejado sus antiguas estructuras clandestinas, con acciones abiertas y legales, y sus bases de apoyo se han expandido a la mayor parte de los dos millones de indígenas de esa etnia.

En 1992 decenas de dirigentes y cuadros vinculados a las luchas de aquella organización fueron encarcelados y acusados, entre otros cargos, de alzamiento armado. Por la falta de pruebas y al amparo de una reforma legal que fue obtenida mediante una huelga de hambre de 14 días de los presos, el proceso judicial fue suspendido en 1997. Doce dirigentes, entre ellos la mexicana Raquel Gutiérrez, fueron dejados en libertad provisoria. Y desde entonces el gobierno boliviano mantiene el proceso judicial "en el limbo", sin reabrirlo, ya que no hay elementos que se lo permitan, y sin cerrarlo de manera definitiva.

En ese entramado, ha quedo como rehén en Bolivia, sin poder regresar a México, la matemática Raquel Gutiérrez. "Con la negativa de cerrar el caso y declarar prescritas las causas el Estado boliviano pretende mantener su capacidad de extorsión y chantaje", explica la mexicana en una entrevista.

Gutiérrez cumple hoy once de días de una huelga de hambre desde la embajada de México en La Paz. Explica que aunque existen vías legales para que las autoridades judiciales bolivianas den curso a su solicitud de prescripción del juicio, éstas se mantienen "muy cerradas" y rechazan una solución. De prescribir el caso, 12 dirigentes campesinos e indígenas del movimiento aymara, juzgados en el mismo expediente que afecta a Raquel, también quedarían liberados de la suspensión provisional de su condena y quedarían absueltos.

Entre estos líderes se encuentra Felipe Piste, una de las cabezas de las grandes movilizaciones aymara que en el 2000 lograron paralizar el país andino con tomas masivas de carreteras. "Fue un momento crucial para los indios de Bolivia, porque sacó a la luz pública, por primera vez, la fuerza que ha tomado el movimiento aymara; su discurso, sus planteamientos y la enorme tradición organizativa que caracteriza a estos pueblos. El gobierno, sobre el cual pesa una fuerte estructura colonial, se ha sentido amenazado. Es por eso que en el juicio que nos atañe ha optado, sin tener la razón jurídica de su parte, por mantener abierto el caso. Es un chantaje".

Entrevistada desde la misión diplomática de México en Bolivia, donde ha recibido el respaldo solidario de la embajadora Margarita Diéguez, Raquel Gutiérrez explica que recurrió a la huelga de hambre -una de las muchas que ha realizado en este país- como una forma de presión "ante la cerrazón" de las autoridades.

De los 12 afectados por la decisión judicial de mantener sin declarar la prescripción del expediente, la única extranjera del grupo resulta ser la más afectada. Por estar libre en calidad provisoria, no puede regresar a México. "Y yo aquí, en Bolivia, he cerrado mi ciclo. Llegué en 1984 con muchas ganas de involucrarme en el proceso de liberación del país. Inicialmente participé en el movimiento minero, que en los años ochenta era muy compacto, dinámico y combativo".

Después de la represión que dejó totalmente diezmada a la organización de los trabajadores del estaño, la activista se involucró en el movimiento aymara, que años después adoptaría formas de lucha clandestinas. En 1992 fue detenida y torturada. Cinco años después salió bajo libertad provisional y continuó vinculada a las causas populares de los aymara además de desarrollar trabajo académico.