JUEVES Ť 15 Ť MARZO Ť 2001

LA MUESTRA

Ť Carlos Bonfil

¿Dónde estás, hermano?


DESDE LA SECUENCIA de los créditos, los hermanos Joel y Ethan Coen parecen advertir al espectador que su filme más reciente, ¿Dónde estás, hermano? (O brother, where art thou?) no debe de modo alguno tomarse en serio. Está basada, se nos informa, en La Odisea, de Homero ?libro que los autores del guión declaran jamás haber leído?. La Musa que inspiró al poeta griego parece también haberlos inspirado en su relato épico de las desventuras de tres presidiarios prófugos por el estado de Mississippi en la época de la gran depresión económica. El personaje central, Ulises McGill (George Clooney) convence a dos camaradas (John Turturro y Tim Blake Nelson) para que escapen con él cuando están a punto de cumplir su condena, todo para buscar un tesoro enterrado tal vez inexistente. En realidad, Ulises sólo trata de recuperar a su esposa infiel, Penny (Penélope/Holly Hunter), a un paso de contraer nuevas nupcias. La trama sencilla, algo burda, cumple laboriosamente su propósito de dar cierta continuidad a varias viñetas humorísticas. Es La Odisea, pero en tira cómica, y con muchas páginas faltantes.

EN LA EPICA rural de los Coen hay eventos extraordinarios, tomados libremente del poema homérico; uno, el encuentro de los fugitivos con jóvenes semidesnudas en un río, las sirenas de Ulises, a quienes se atribuye el poder de transformar a un hombre en sapo. Son los hechizos de Circe en el territorio de Huckleberry Finn. Persuadido de que lo que está a punto de contemplar es fantasía pura, realismo mágico y delirio paródico, el espectador disfrutará momentos afortunados de la cinta: el episodio en el que un notable John Goodman (tuerto/cíclope), merolico vendedor de Biblias, ligado a la secta Ku Klux Klan, estafa a los vagabundos incautos, o la irrupción de un célebre y temido gángster, Babyface Nelson (Michael Badalucco), a quien le divierte asaltar bancos y aterrorizar ancianas, al tiempo que multiplica sus caprichos y rabietas. Los admiradores de Fargo (1996) o Simplemente sangre (1984) tendrán que conformarse sin embargo con una propuesta muy distinta, la de una comicidad por momentos complaciente y reiterativa, muy por debajo de Educando a Arizona (1987) e incluso de El apoderado de Hudsucker (1994).

LOS FUGITIVOS, tres perfectos chiflados a los que acompaña un joven negro que ha vendido su alma al diablo a cambio de virtuosismo musical, desatan las iras y la admiración popular a su paso por un Mississippi intolerante. El road movie de los Coen hace de La Odisea una pintoresca farsa sureña, con referencias a clásicos de Preston Sturges (Por meterse a redentor/Sullivan's travels, 1941) y a Richard Brooks (Elmer Gantry, ni bendito ni maldito, 1960).

A PESAR DE inconsistencias narrativas y del escaso desarrollo de sus personajes ?arquetipos de bufonería, figuras poco carismáticas?, la cinta despliega una atmósfera atractiva a la que contribuye una buena selección musical y el trabajo de actores muy capaces. El navío de los Coen parece no llevar rumbo claro ni timonel firme, aunque esto tal vez importa poco cuando en su picaresca sureña inspirada en Homero, el director y su guionista muestran tanta seguridad en su absoluta falta de certidumbres.