viernes Ť 16 Ť marzo Ť 2001

Luis Javier Garrid

El memo

La movilización zapatista, que culminó en el Zócalo de la capital el domingo 11, ha puesto al país en un momento de definiciones y esto va lo mismo para la sociedad que para el gobierno.

1. La pretensión del gobierno de Vicente Fox de someter al EZLN en su viaje a la ciudad de México, obligándolo a aceptar modificaciones sustanciales a la ley Cocopa, cediendo así a la exigencia de intereses especulativos, no tuvo más sustento en los días pasados que el de la falta de entendimiento del gobierno de los problemas nacionales, y hoy, luego de estos días históricos, la situación es muy clara. La ley Cocopa es conforme a la razón y al derecho y el gobierno foxista no tiene argumento alguno para vetarla.

2. La lectura del equipo foxista sobre la voluntad de diálogo de los zapatistas ha sido a todas luces equivocada a lo largo de estos días, en particular luego de que en Ixmiquilpan el arquitecto Fernando Yáñez anunció el primero de marzo que el EZLN aceptaba la tesis perredista de "negociar modificaciones de técnica jurídica sobre la ley indígena". Dado que en una ley todo es técnico y la forma es el fondo, la declaración constituyó erróneamente para el gobierno una señal de una supuesta disposición de los zapatistas a rediscutirlo todo con los legisladores y a otorgarle a Fox, a través de éstos, lo que le había negado a Ernesto Zedillo: la anuencia a renegociar San Andrés.

3. La campaña oficial en los medios, que antes de desinformación es de inducción, se acentuó entonces con los temas favoritos de los "estrategas" oficiales. Entre los zapatistas y el Presidente, se dijo, no había grandes diferencias, ya que el propio Fox había hecho suya la ley Cocopa y la cantaleta se hizo insoportable, pues al tiempo que se proclamaba que las Cámaras podrían hacerle todos los cambios imaginables se les decía a los zapatistas "ya ganaron" y tienen que ser capaces de aceptar su victoria, porque habrá ley indígena (aunque ésta pudiese no reconocer nada sustancial). La marcha del EZLN puso de tal manera en evidencia no sólo al gobierno sino a los tres actores políticos que han buscado ser en México mediadores entre el gobierno y la sociedad: los partidos de izquierda, los "intelectuales" y la prensa, a los que en el escenario neoliberal se les ha asignado la tarea de propiciar la subordinación de los movimientos sociales a las reglas del sistema político y a los programas trasnacionales.

4. La propaganda sobre una supuesta convergencia entre el EZLN y Los Pinos en torno a la ley Cocopa se vino abajo, sin embargo, muy pronto, lo mismo por la dinámica de la marcha que por las declaraciones del gobierno, dejando a partidos de izquierda, "intelectuales" y medios en el limbo, pues aunque éstos siguieron dándole coba a los zapatistas y sosteniendo la necesidad de hacerle "pequeñas modificaciones técnicas", a la ley, pretendiendo en realidad bajarle a sus principios, no pudieron ya incidir en la realidad. El entusiasmo popular en los recibimientos a los zapatistas, a quienes la gente vitoreó como los rebeldes armados que se alzaron contra el gobierno dándoles un respaldo que no se imaginaron en Los Pinos, y la desbocada reacción oficial, hicieron evidente la situación.

5. El escenario actual del Congreso no es sino consecuencia de la política de dobleces de Fox, que aparentó cumplir con sus ofertas electorales enviando la ley Cocopa al Congreso para de inmediato anunciar su veto, pues le pidió a los legisladores lo mismo que Zedillo, y es que no la aprobaran "tal cual". Y no sólo no les habló de los beneficios de la ley sino que les envió un memorándum, según lo reveló el senador priísta Manuel Bartlett (9 de marzo), el que constituye una verdadera exposición de los motivos por los cuales no deberían aprobarla y en el que les pedía la modificaran y le pusieran candados, convirtiéndose así Fox en el primer gobernante que presenta una iniciativa de ley pidiéndole al mismo tiempo al Congreso que no la apruebe, es decir, actuando como un simulador.

6. La actitud irresponsable de los legisladores, que no han estado a la altura del momento histórico que se vive, y en el que lo que está en juego es la paz en Chiapas y en el país, es consecuencia de estas turbias políticas presidenciales, pero también de su propia incapacidad para asumirse como un poder autónomo. ƑO de qué otra manera podría entenderse la triste encomienda que cumplió la Cocopa al pretender que el EZLN acudiese como uno más de los participantes a una consulta pública? La presencia de los zapatistas ante el pleno legislativo para exponer su punto de vista sobre la ley no debería tener obstáculo alguno, ya que el Congreso puede establecer sus propias normas de acuerdo con el artículo 73 de la Constitución, y bastaría para ello con que expidiese un reglamento de la ley del 11 de marzo, ya que resulta absurdo que los zapatistas puedan hablar en el parlamento europeo y no en el Congreso mexicano.

7. La pregunta que se hacen muchos sobre quién está gobernando el país es por lo mismo cada día más válida, pues el desfase entre la realidad y lo que Vicente Fox repite ante los medios no deja de aumentar. La incertidumbre que existe entre los estadunidenses, a dos meses de la llegada de George W. Bush a la Casa Blanca, sobre quién realmente los gobierna, según un estudio de The New York Times (15 de marzo), es muy similar a la de muchos mexicanos.

8. Y por lo mismo hay otra cuestión que muchos se plantean. ƑCuáles son las verdaderas motivaciones de Fox para no querer aceptar una legislación cuyas bondades son reconocidas a nivel internacional? ƑSus compromisos con intereses económicos privados, al igual que Zedillo? La lógica de la ley Cocopa, que garantiza el respeto a los derechos fundamentales de los pueblos indios, es por su esencia opuesta a los lineamientos del Plan Puebla-Panamá y de los programas del Banco Mundial sobre el Istmo y Centroamérica, que responden a los intereses especulativos de las trasnacionales, y por lo mismo el debate actual entraña una profunda definición: del poder y de la sociedad.

9. ƑCómo no interpretar como un llamado a la movilización civil las palabras de Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo, quien al salir de visitar a la comandancia zapatista en la ENAH el 14 de marzo recordó a todos que "los gobiernos son muy mentirosos, muy traidores y (que) no cumplen lo que dicen"?

10. La reforma constitucional sobre derechos y cultura indígenas que haga realidad los acuerdos de San Andrés, sin bajarles nada, se aprobará tarde o temprano, pero esto no puede depender sólo de los zapatistas. No podrá ser más que un triunfo de la sociedad civil sobre la sociedad política.