VIERNES Ť 16 Ť MARZO Ť 2001

LA MUESTRA

Carlos Bonfil

Antes que anochezca
 

EL CINEASTA y pintor Julian Schnabel realizó hace cinco años su primera película, Basquiat, una aproximación biográfica al pintor haitiano Jean-Michel Basquiat, que jamás fue exhibida comercialmente en México, aunque sí se distribuyó en varios centros de video. Su siguiente largometraje, Antes que anochezca (Before night falls, 2000), también evoca la vida de un artista, el novelista y poeta cubano Reynaldo Arenas, a partir del guión testimonial de un compañero suyo, Lázaro Gómez Carrillo, en el que participan Cunningham O'Keefe y el propio Schnabel.

EL MATERIAL base para esta cinta es el relato homónimo de Arenas, publicado de manera póstuma en 1993, tres años después de su muerte en Nueva York. Algunos episodios, o instantáneas, de su infancia y adolescencia han sido extraídos de novelas anteriores. El conjunto es muy sugerente, y en él se incluye material de archivo sobre los primeros años de la Revolución cubana, discursos de Fidel Castro, registro del éxodo de Mariel en 1980, y fragmentos de la película PM, de Orlando Jiménez Leal, sobre el caso Ochoa. El propio Arenas, cabe señalar, participa en 1983 en un documental que denuncia la persecución de homosexuales en Cuba, Conducta impropia, de Néstor Almendros.

FRENTE A LA terrible acusación anticastrista que presenta el libro Antes que anochezca, repertorio de las infamias y vejaciones padecidas por el escritor encarcelado siete años por su disidencia sexual, la dramatización correspondiente palidece de forma inevitable. Frente al recuento que hace el propio Arenas de su promiscuidad sexual, aritmética de ligues tan fantasiosa como libertaria, el pudor de la cinta se antoja fuera de tono. Y finalmente, frente al desenlace trágico del autor, precipitado por la amargura, el rencor anticomunista, y el padecimiento del sida, la cinta muestra una cautela incomprensible. ¿Por qué suavizar las imágenes y las palabras que el escritor desea contundentes? ¿Por qué no llamar por su nombre al padecimiento que en el prólogo del libro se repite con rabia y acento apocalíptico? El espectador debe suponer o saber de antemano que el escritor tiene sida, pues para los guionistas darle un nombre a los síntomas visibles de algún modo rompe con la evocación lírica del escritor como disidente político, o con la imagen de una amistad ejemplar, la de Reynaldo y su devoto compañero Lázaro (Olivier Martínez).

SI ALGO previene a la cinta de Schnabel de caer en el melodrama y el homenaje piadoso, es la formidable actuación del español Javier Bardem, el macho de Jamón, Jamón, transfigurado aquí en hombre sensible y algo tímido, fabulador de hazañas sexuales, tenaz en su resistencia política, dueño de miradas furtivas que más que traicionarlo le confieren su mejor definición moral.

EL TRABAJO de Bardem, las metamorfosis de Johnny Depp ?macho provocador, travesti intrépido? y la agilidad del realizador, contrastan vigorosamente con las vacilaciones del guión y su intento por conciliar la veracidad del relato con una versión fílmica a la vez romántica e inofensiva.