SABADO Ť 17 Ť MARZO Ť 2001

Blanca Rubio

El veto al desarrollo rural

La decisión de Vicente Fox de regresar al Congreso de la Unión la propuesta de Ley de Desarrollo Rural que había sido aprobada por el Poder Legislativo, constituye en los hechos un veto y un duro golpe a los productores rurales.

Se argumenta que la propuesta de ley es anticonstitucional, que significaría volver al burocratismo y paternalismo anteriores; que pone camisas de fuerza al gobierno y que contraviene los acuerdos de libre comercio. Mas allá de tales justificaciones, el veto refleja con toda claridad la oposición del gobierno a un proyecto de desarrollo sustentable e incluyente, resultado de una amplia consulta entre los sectores del campo. Expresa también, inevitablemente, la pugna entre dos proyectos irreconciliables de desarrollo rural.

La ley propone una vía de desarrollo centrada en los ejidatarios, comuneros, pequeños y medianos empresarios que cultivan los alimentos para el país. En consecuencia, declara de interés público la producción agropecuaria, en particular los bienes básicos como el maíz, frijol, trigo, arroz, caña de azúcar, huevo, leche, carne y productos pesqueros. Esto significa otorgar a la agricultura el rol de rama estratégica en el desarrollo económico, remontando el lugar marginal al que fue sometida por los gobiernos neoliberales desde 1982.

Contiene una propuesta de desarrollo rural integral, por lo que establece la obligación para las entidades federativas de destinar 10 por ciento del presupuesto federal al campo, el otorgamiento del crédito público a tasas más bajas que las comerciales, crear una institución oficial para apoyar la comercialización, el impulso a la capacitación rural y una política de subsidios al productor que le permita restablecer la rentabilidad perdida.

Pugna también por la autosuficiencia y soberanía alimentarias, por lo que propone regular las importaciones de alimentos para que respondan estrictamente al objetivo de resolver los déficits productivos, y así evitar que sean utilizadas por las agroempresas transnacionales para bajar los precios internos y reducir sus costos. Propone también revisar los acuerdos comerciales después de 5 años de vigencia, y en caso de resultar lesivos para los productores, renegociarlos, con el fin de proteger a los agricultores de la competencia internacional.

Se trata de una ley que privilegia a los sectores desfavorecidos, que incluye una visión de género al apoyar a las mujeres campesinas en su calidad de productoras, comercializadoras e industrializadoras superando la visión asistencialista que ha prevalecido en programas como Progresa. Asimismo, establece mecanismos para que los campesinos en pobreza extrema se incorporen al Seguro Social como derechohabientes, dentro del régimen de solidaridad social.

En contrapartida, el proyecto de Fox se encuentra centrado en los grandes empresarios y responde a los intereses de las agroempresas transnacionales. Pretende sin fundamentos convertir a los agricultores en empresarios a través de los microcréditos. Se sustenta en las ventajas comparativas, el libre mercado, el impulso a los cultivos rentables, principalmente de exportación, en detrimento de los bienes básicos. Un proyecto que tiene viabilidad para una reducida elite de productores, que profundiza la dependencia alimentaria y que margina a la mayoría de los agricultores.

Las desavenencias principales del Ejecutivo con la ley corresponden a su negativa a establecer a las entidades federativas un presupuesto base orientado al medio rural, crear instituciones oficiales de comercialización, otorgar créditos a tasas preferenciales, revisar y renegociar los tratados comerciales, en suma todo aquello que signifique orientar los recursos públicos hacia el campo e impulsar una política integral de fomento productivo.

A 100 días de iniciado el gobierno de Fox, las promesas de mejorar la situación de los campesinos y fortalecer el campo se han empezado a desvanecer. Si no quiso aprobar una ley, que sólo constituye una intensión jurídica, mucho menos va a solucionar los agudos problemas rurales.