SABADO Ť 17 Ť MARZO Ť 2001

Ť Presentó su más reciente filme en el festival de Mar del Plata

El cine actual no muestra amor: Mikhalkov

Ť No hago películas para tener éxito o para servir al poder, afirma

JORGE CABALLERO ENVIADO

Mar del Plata, Argentina, 16 de marzo. El cineasta ruso Nikita Mikhalkov presentó la madrugada de hoy su cinta El barbero de Siberia. En entrevista para La Jornada, comenta: "En el cine actual se presenta el análisis de las debilidades humanas, pero sin conmover, sin mostrar amor a la gente que sufre, y en Rusia es imposible hacer arte sin amor. Lo que decían de nosotros en Occidente, antes de la caída del Muro, eran puras mentiras, pero degraciadamente lo que nos decían del capitalismo, todo, absolutamente todo, es verdad".

El barbero de Siberia ubica una historia de un inventor que contrata a una top bitch, para que seduzca a un general que le ayude para acabar su máquina taladora de árboles siberianos con la eficiencia de un barbero, pero ella termina en coloquio amoroso con un simple cadete.

-ƑCree que El barbero es el rodaje ruso más yanqui que se haya hecho?

-Cuando me preguntaban periodistas, entre comillas "con buena voluntad", que si había filmado mi película para el extranjero, les dije que sí: para los 150 millones de habitantes de mi país.

"Stanislavski decía que había que buscar en lo serio lo humorístico y lo humorístico en lo serio, en esta película el humor tuvo mucha importancia. Es importante que el espectador pueda reírse a través de las lágrimas".

-ƑPor qué decidió encarnar a un zar en su película?

-Soy un artista de profesión, tengo más de 60 películas como actor.

-ƑQué ha cambiado en la forma de hacer cine antes y después de la perestroika?

-Si respondo a tu primer pregunta sería una larga conversación y no tengo tiempo. Filmo lo que me parece y nunca para tener éxito, ni para servir al poder o por tener dinero.

-ƑCómo recuerda a Marcelo Mastroianni en su película Ojos negros?

-Era absolutamente genial. Al final de nuestro trabajo no necesitabamos palabras para comunicarnos, nos llevábamos como los perros: nos olíamos y continuábamos trabajando. De él recibí el halago más grande que me han hecho: "Tú no me dejas envejecer, me haces sentir como me sentía de joven con Fellini".