SABADO Ť 17 Ť MARZO Ť 2001

TIEMPO DE BLUES

Raul De La Rosa

Primera Llamada


DURANTE EL CONCIERTO que tuvo lugar el jueves en el Teatro Metropólitan, agradecí que no se me haya pedido hacer la crónica de la presentación del cuarteto lidereado por Michael Brecker en el sax, con Jeff Tain Watts en la batería, Chris Minhdoky en el contrabajo y Joe Calderazzo en el piano, pues las palabras a veces, y sobre todo tratándose de música, no alcanzan para expresar lo que se siente, y si tratara de utilizar adjetivos, éstos nunca describirían los sonidos, los silencios y la sensación que los asistentes experimentamos ante un grupo sorprendente, por donde se le quiera ver o escuchar. Talento, entendimiento, intensidad. Sobrios y risueños, se divierten en el escenario; repito, no hay palabras. A los promotores que lograron traer a México a estos virtuosos, mil gracias.

Segunda llamada


recorrido-chopo-jpgEN MI CORREO electrónico apareció un reclamo: "¿cómo es que escribes que después de la comida que Willie Dixon les había preparado, Koko Taylor canta en una improvisada jam session en casa del propio Dixon?, ¿sin dar mayores datos?, si es cómo estrategia, vale, pero nos interesa saber cómo se dio esa invitación y lo que sucedió en esa comida".

Tiene razón: voy a contestarles y espero que a los demás lectores de esta columna les sea interesante esa pequeña y lejana historia que tuvo lugar en el siglo pasado: el I Festival de Blues en México en el mes de octubre de 1978 en la Sala Nezahualcóyotl. Apenas habíamos regresado del viaje a Chicago en marzo de ese mismo año para contratar a los músicos que habrían de participar en ese Festival, empezamos a buscar los foros idóneos. Las buenas ideas siempre van acompañadas: hacía unos meses que había asistido a la Neza a escuchar a uno de los grandes del jazz, Charlie Mingus. Quedé impresionado por la sala y por la asistencia (jóvenes en su mayoría), pensé que sería maravilloso que esa misma audiencia asistiera a un concierto de blues. Meses después esa idea se volvió realidad. Gerardo Estrada, entonces director de Difusión Cultural de la UNAM, nos autorizó la Sala Nezahualcóyotl para ese I Festival. Se buscó entonces una alternativa en el norte de la ciudad y esta fue el Teatro Ferrocarrilero.

Tercera llamada


EL NERVIOSISMO Y la excitación se me cruzaban rumbo al aeropuerto al ir a recibir el elenco que jamás imaginé viniera a nuestro país: Willie Dixon y sus Chicago Blues All Stars, John Lee Hooker y su Coast to Coast Blues Band, Jimmy Rogers con Big Walter Horton y Sunnyland Slim. Así de golpe, habían llegado las Leyendas andantes del blues. Cortaban el aire al caminar de una manera fuerte y dulce a la vez, enormes la mayoría, al saludarlos y abrazarlos no me daban los brazos y la emoción. La primera impresión que tuvieron de nuestra ciudad y de la atención que se les brindó fue cordial, el hotel aceptable, las traductoras excelentes, la comida buena (John Lee Hooker se sampiruló un roasted chicken completito) pero lo importante estaba por venir, al día siguiente fuimos al Centro Cultural Universitario y cuando entramos a la Neza las palabras de admiración se repetían: ''Look at that man!'', se detuvieron un momento al entrar en el escenario y al pisarlo lo hacían casi con sigilo, volteando de uno a otro lado reconociendo la sala.

DOS DIAS DESPUÉS esa duela iba a retumbar como nunca más lo volvería a hacer, el blues nunca regresó a esta sala; pero el 12 de octubre, los asistentes a ese primer concierto descubrimos el sentido fundamental de la música popular y matriz del siglo XX. El aire de la sala fue partido por la armónica de Walter Horton. Cuando Willie Dixon canta su Wang Dang Doodle y es entonada a coro por todos los asistentes, se había convocado a los espíritus ancestrales, el rito tuvo lugar.

EL QUE ESCRIBE estaba incrédulo detrás de las bocinas. Sucedía lo que había soñado, ahí estaban en carne y hueso, ellos y nosotros unidos en el canto, en el blues, no había más. (Continuará)
 
 

[email protected]