DOMINGO Ť 18 Ť MARZO Ť 2001
Ť El PRI les pagó de 20 a 40 pesos durante 62 días por vigilar las oficinas del CEE
Los custodios de la soberanía de Yucatán, sin empleo
Merida, Yuc., 17 de marzo. El empleo temporal se terminó. Ahora no queda más remedio que retornar a la angustia e incertidumbre que generan la pobreza. Estuvieron, algo así como becados, mientras aprendían el oficio de ser custodios o guardianes de la soberanía de Yucatán.
Durante 62 días recibieron una paga cotidiana y, por lo menos, dos raciones de comida. El minisalario fluctuaba entre 20 y 40 pesos. El menú, variado: tacos de cochinita pibil, de chicharrón, de pavo, tortas y pizzas; de postre, pastelitos y golosinas. Eso sí, mucho café y refrescos.
Son los casos de decenas de campesinos que, reclutados por el PRI, se transformaron en vigilantes del Consejo Electoral espurio y, en los últimos días, del famoso superconsejo integrado por 14 miembros -siempre avalado por la mayoría tricolor del Poder Legislativo- y que ahora no tienen trabajo seguro.
Con pesar, varios de los campesinos se retiraron de lo que fue su segunda casa por dos meses, la calle 57 del Centro Histórico de Mérida, y emprendieron el regreso hacia sus comunidades rurales donde los aguarda su conocida pobreza.
-Ni modo, los pesos eran buenos pero tendremos que conformarnos con los que podamos conseguir de ahora en adelante -señaló un campesino.
La estrategia era sencilla. Los recursos -que según la diputada Myrna Hoyos fluían de aportaciones de los legisladores y alcaldes- y las vituallas se distribuían a unos cuantos metros del plantón, en la sede del recién creado Partido Yucateco, cuya dirección está vinculada a Manuel Avila Noh, secretario de Desarrollo Regional del gobierno de Víctor Cervera Pacheco, y candidato a diputado local.
Los regidores priístas del ayuntamiento meridano -de extracción panista- Jorge Murillo Burgos y Manuel Bacab Mota, resultaron piezas claves en la distribución de los insumos, con el apoyo de una serie de agitadores profesionales encabezados por Marciano Yam Cauich, de quien se comenta tiene el apoyo del actual candidato a la gubernatura por ese partido, Orlando Paredes Lara.
Así, con una serie de personajes y los discursos "incendiarios" de los priístas, los campesinos y hasta gente proveniente de colonias meridanas se mantuvieron al pie del cañón, día y noche, pero con la confianza de tener unos centavos seguros.
Raquelita Chel, oriunda de Tixkokob, "pero siempre priísta", se mostró triste después que Myrna Hoyos anunció el viernes que el plantón se terminaba. "Era una lana, no mucho, pero 40 pesitos diarios me ayudaban", sostuvo la veterana mujer.
Raquelita es viuda, tiene tres hijos "que casi no se ocupan de mí", vive en una humilde casa de paja y láminas de cartón y apenas sobrevive con una exigua pensión de 450 pesos mensuales.
Y así hay otros casos. Ramón Pech, de Motul, empobrecida zona henequenera, se lamentó: "Mala onda, el dinerito estaba bueno, y nada más por venir a cuidar, pero ya se acabó".
Y así, la carne de cañón priísta vio transcurrir los días. Entre música, pesos y viandas. Pero ahora ya no más. Ni hablar.
Validar acuerdos
Por otra parte, el superconsejo sesionó en privado y acordó validar las acciones que había realizado el consejo "espurio" que presidía Roger Medina Chacón.