DOMINGO Ť 18 Ť MARZO Ť 2001
Ť Exposición póstuma en el Centro Cultural Santo Domingo, en Oaxaca
Angustia, soledad y dualidad del mundo, temas de Rodolfo Morales
Ť La exhibición destaca trabajos de distintas épocas; entre ellos, 24 óleos-cilindros
Ť Prevalecen en su pintura contrastes y líneas de expresión que provocan estados de ánimo
ENRIQUE FRANCO CALVO ESPECIAL
El Centro Cultural Santo Domingo presenta la exposición Oaxaca en la obra de Rodolfo Morales (1925-2001), en la que se puede observar trabajos del artista oaxaqueño de distintas épocas y en diversos formatos y técnicas. Entre éstos, encontramos uno de sus últimos proyectos plásticos: 24 óleos-cilindros de varias dimensiones que fueron concebidos para transitar entre ellos como en un bosque de pinturas. Es una de sus obras con concepto que bien vista resalta por su eficacia lúdica y multiplicación de lecturas.
Imaginería siempre fértil
Al margen de aspectos comerciales, que en nada favorecieron su propuesta pictórica, no se debe olvidar que mucho del dinero obtenido por Morales gracias a las ventas de sus cuadros, lo utilizó para apoyar causas sociales mediante la fundación cultural que lleva su nombre.
Lo anterior obedece a que su obra rápidamente fue motivo de lugar común, es decir, vista y comentada con soluciones poéticas o literarias que hablaban gratuitamente del folclor, y que más bien crearon una neblina que negó las posibilidades de observar con mejor o más amplio criterio a un pintor preocupado en reflexionar acerca de la existencia. Resulta por ello interesante ver esa exposición, que fue concebida en conjuntos temáticos. La angustia, la soledad y la dualidad del mundo, entre otros, se presentan aquí en una selección de pinturas en las que el infantilismo, lo primitivon y el sueño como pesadilla de un tiempo estático sostienen una imaginería siempre fértil.
Un grupo de pintura temprana está definido por una expresión muy suelta pero firme. Podría en este caso hablarse de un Rodolfo Morales expresionista. Aquí, el artista ha observado sobre todo a grupos humanos jóvenes con problemáticas particulares, sean la vanidad o la soledad, a partir de que se está lejos de casa, como ha sucedido desde siempre con los estudiantes de provincia que salen a las grandes ciudades a formarse.
Ha usado la pintura con contrastes y con líneas de expresión que agilizan y cargan el cuadro de estados de ánimo. Hay que observar in situ que son obras de pequeño formato, y que el ángulo de visión, sin embargo, es muy amplio. Lo que no impide advertir cierta atmósfera que oprime a los personajes.
Morales pintó en muchas ocasiones banderas, plazas municipales y asuntos cívicos. Su visión de las cosas lo hace duplicar en un mismo instante varios momentos y de manera simultánea sobreponer planos o líneas de horizonte. Trata de hacer tiempos y espacios múltiples, como si quisiera decirnos que el pasado persiste como imagen del presente.
Su visión de las plazas que pintó parece idílica, pero más bien podría decirse que es estática. De tal forma, hace una crítica que sólo puede ser entendida en su contexto al plantear preguntas como: Ƒes la patria un juego de niños?, Ƒes una imagen retorcida?
La presencia femenina es constante en la obra de Rodolfo Morales. Se trata sin duda de la mujer de casa, del pueblo, rectora de la familia. Capaz de llegar a las armas y de formar grupos. Hay toda una iconografía femenina sui generis: la mujer niña, la mujer patria, la mujer novia, la mujer madre, la mujer como eje de la familia, la mujer como presencia inevitable, la mujer plañidera, la mujer espíritu o ángel. En fin, se puede hacer todo un recorrido y descubrir las mil y una formas como trató éste, su tema recurrente. Lo cierto es que para el pintor de Ocotlán no se trata del género débil ni mucho menos sumiso. Por el contrario, vio a la mujer como el motor de la cultura, ya fuera como alegoría de la patria, como el espíritu del pueblo o como la celosa guardiana de la familia.
Lección de filosofía
Morales pintó novias vestidas de blanco, pero esos personajes al parecer traen la ropa como si habitualmente esa fuera la que usaran. Ser novia, entonces, puede ser condición permanente de la vida de la mujer. Por otra parte, al tocar al género masculino hay cuadros que reflejan personajes con preocupaciones profundas. La mujer parece siempre en equilibrio, el hombre, condenado a conflictos existenciales. Cuando el artista reunió ambos elementos, verificó que son contrarios que se complementan. El arte, aquí, sirve como lección de filosofía: la unidad del ser humano está constituida por dos visiones distintas del mundo. Condición indisociable, por esa razón, y reflexionando sobre la pintura de Morales, se puede afirmar que el mundo es dual.
Además de los 24 óleos-cilindros concebidos como instalación y que pueden ser considerados entre los últimos trabajos del artista, se exhiben 37 cuadros, entre óleos, gouaches, tintas y obra gráfica de distintas épocas; un textil de grandes dimensiones y dos platones de cerámica.
Se podrán observar, también, fotografías del fallecido pintor oaxaqueño en distintos momentos de su vida, libros y catálogos que se editaron acerca de su producción.
La muestra de Morales culminará 8 de mayo, en el Centro Cultural Santo Domingo, de la capital de Oaxaca.