Ť Comunidades de Guerrero exigen la salida del Ejército
Exigen justicia dos indígenas violadas por soldados en 1999
Ť Los militares también asesinaron a un menor y un hombre
VICTOR BALLINAS
Las indígenas Victoria Vázquez Sánchez, de 50 años, y Francisca Santos Pablo, de 33 años, fueron violadas por militares el 21 de abril de 1999 en la comunidad de Barrio Nuevo San José, Tlacoachistlahuaca, Guerrero. Las mujeres mixtecas fueron a los sembradíos en busca de Antonio Mendoza ?de diez años?, nieto de Victoria, y de Evaristo Albino Téllez ?de 27 años?, cuñado de Francisca, quienes no regresaron a su casa después de un día de trabajo.
Como no llegaron por la noche, las indígenas decidieron ir a buscarlos en la mañana. "Salimos temprano, al llegar a la parcela donde cortaban elotes, encontramos un charco de sangre y soldados. Tratamos de correr, pero ellos nos vieron. Nos alcanzaron. Nos arrastraron, y en unas casas abandonadas, cerca de la milpa, nos violaron".
Ambas mujeres narraron a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), a organizaciones defensoras de las garantías básicas y a la Procuraduría de Justicia estatal la forma en que "soldados armados, luego de alcanzarnos, nos arrojaron al suelo, nos ataron las manos a la espalda, nos arrancaron la falda y nos violaron".
Victoria estuvo consciente durante la vejación. "Tres soldados me violaron. No les vi, me taparon con mi falda". Otros soldados arrastraron a Francisca, hasta un barranco. La aventaron, y ahí inconsciente, fue ultrajada".
Las indígenas mixtecas supieron hasta el 7 de mayo de 1999 que el niño y el joven que habían ido buscar fueron asesinados por los soldados.
A casi dos años de los hechos y de que diversas instancias, entre las cuales están la CNDH, la Procuraduría Militar, el Ministerio Público estatal, y el gobierno de Guerrero, han investigado el caso "no se ha hecho justicia. Es hora de que no hay responsables ni culpables".
Pierre Sané, secretario general de Amnistía Internacional, entregó el martes pasado al presidente Vicente Fox este y otros casos y pidió que el gobierno mexicano acate las recomendaciones formuladas por el relator especial sobre tortura de las Naciones Unidas, tras su visita a este país en 1997, Nigel Rodley. "Solicitamos que las violaciones a los derechos humanos de civiles cometidas por militares sean sujetos a la justicia civil", apunta Sané
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, que tuvo conocimiento del caso, recurrió a todas las instancias para hacer justicia. Incluso, envió cartas al entonces presidente Ernesto Zedillo para que acatara los compromisos internacionales en materia de derechos humanos.
Este centro turnó la denuncia a Amnistía Internacional y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Diputados federales de PRI, PAN y PRD conocieron del caso, así como decenas de ONG. "La CNDH incluso envió dos visitadores. Constató los hechos y no se ha pronunciado al respecto, en todo este tiempo", acusa el Centro Pro.
Este testimonio forma parte del documento publicado a nivel mundial por Amnistía Internacional, titulado Cuerpos rotos, mentes destrozadas. Tortura y malos tratos a mujeres, editado este mes, y que ya ha sido distribuido en el país.
Clamor porque se haga justicia: Amnistía Internacional
Victoria Vázquez rindió testimonio de las violaciones ante un visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Su hijo fungió como traductor, ya que la mujer sólo habla mixteco. En esa comunidad de 200 personas, sólo dos hablan español.
A continuación, parte del testimonio.
Visitador: ¿Conoce tu mamá los colores? Que me diga qué color.
Victoria: Verde todo, como el que cargan los militares.
Visitador: Verde. Verde. Ellos usan diferentes uniformes. Por eso te pregunto. Tienen uno verde con negro, con negro, como con rojo, y este que trae como manchas. ¿Llevaban eso o uno con manchas?
Mamá: Que como la agarraron y no tuvo tiempo para ver. Aunque se haya destapado su cara no sabe leer. Y estaba asustada. Como son mujeres se asustaron.
Visitador: ¿Traía camisa adentro y llevaba arriba algo como un camisón?
Mamá: Camisa.
Visitador: ¿El pantalón cómo era?
Mamá: El mismo y de igual color.
Visitador: Quiero que me diga, cuando abusó de ella, se subió encima de ella, de frente, o por atrás o ¿cómo fue?
Mamá: por delante.
Visitador: Quiero que me diga si se bajó los pantalones y hasta dónde se los bajó, o si sólo se abrió el cierre.
Mamá: Se bajó los pantalones. No vio más, él le tapó la cara con la misma ropa de mamá.
Visitador: ¿Cuánto tiempo la estuvo penetrando? ¿Cuánto duró ese lapso?
Mamá: Fue un ratito. Fue una vez nomás, cada uno... y quién sabe qué pasó con mi mamá, porque estuvo sangrando unos días. En la agencia del Ministerio Público reconocieron que estaba muy lastimada.
Visitador: Después de eso ¿que pasó, la soltó de las manos, ella se soltó?
Mamá: Primero soltaron a Francisca y ella vino a soltar a mi mamá.
En esa comunidad, los indígenas demandaron, al conocer los hechos: "que el gobierno no nos mande el Ejército. No lo queremos conocer. Somos indígenas, gente humilde, no somos mestizos, nos somos de otro país, somos de la montaña. El indígena tiene derecho a vivir, a salud, a educación".