Iniciativa de reformas constitucionales de la Cocopa
Un consenso probado
Moisés Gandhi, Chiapas, 24 de febrero
Considerando que:
En estos momentos el triunfo de nuestra justa causa nos
obliga a redoblar los esfuerzos para lograr el inmediato reconocimiento
de los derechos y cultura indígenas en la Constitución General
de la República de acuerdo con la iniciativa de la Comisión
de Concordia y Pacificación.
En esta hora nacional, previa a la entrada a la ciudad
de México de la gran marcha Por la Dignidad Indígena que
encabezan los delegados y delegadas del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, se precisa ratificar los acuerdos alcanzados en nuestro Tercer
Congreso Nacional Indígena realizado en territorio de la Nación
Purépecha, comunidad de Nurío, Michoacán, para que
todos los mexicanos y mexicanas conozcan los legítimos propósitos
autonómicos de nosotros, sus hermanos indígenas de todo el
país.
509 años de historia han significado para nuestros
pueblos explotación, discriminación y pobreza, y que la nación
mexicana, nacida de nuestra semilla y de nuestros corazones, ha sido edificada
por los poderosos negando nuestra existencia y nuestro supremo derecho
a caminar nuestro propio camino, sin que ello signifique renegar de la
patria fundada con nuestra sangre.
En el tiempo de hoy como ayer, los modernos intereses
privatizadores neoliberales se ciernen sobre nuestras tierras, territorios
y recursos naturales, ignorando nuestra existencia y derechos de posesión,
disfrute y usufructo de los mismos.
Los Acuerdos de San Andrés son el paso primero
para el reconocimiento pleno y total de los derechos que como pueblos indígenas
nos corresponden.
En este mismo histórico lugar el general Emiliano
Zapata Salazar y su ejército de campesinos ratificaron el plan libertador
de los pueblos indígenas oprimidos, conocido como el Plan de Ayala,
y que dicho Plan, al igual que los Acuerdos de San Andrés, en su
puntual pliego reivindicatorio agrario, tiene como centro el reconocimiento,
la reconstitución y el fortalecimiento de la comunalidad, que representa
la relación especial que nuestros pueblos establecen como individuos
y como colectividad, entre sí y con los otros pueblos, las otras
naciones y la madre tierra.
Las suscritas y los suscritos, autoridades tradicionales,
delegadas y delegados de los pueblos indígenas que integran el Congreso
Nacional Indígena, que lucha por el cumplimiento de los Acuerdos
de San Andrés, declaramos que:
Primero. Ratificamos en todos y cada uno de sus puntos los acuerdos emanados del Tercer Congreso Nacional Indígena de Nurío, Michoacán, que expresan la firme voluntad de nuestros pueblos por que los Acuerdos de San Andrés se incorporen a la Constitución General de la República según la Iniciativa de la Comisión de Concordia y Pacificación.
Segundo. Ratificamos el espíritu mismo del Congreso de Nurío y ratificamos que los Acuerdos de San Andrés representan el consenso nacional en materia de derechos y cultura indígenas, y que su incorporación a la Constitución se ha vuelto ineludible para quienes dicen representar la voluntad de la Nación.
Tercero. No cesaremos en la justa lucha que nos lleva al corazón de México y no descansaremos hasta conseguir el reconocimiento constitucional de nuestros derechos.
Cuarto. Exigimos a las instancias de decisión nacionales el reconocimiento constitucional de los derechos de nuestros pueblos, conforme a la iniciativa de reforma elaborada por la Comisión de Concordia y Pacificación, por ser esta la que recoge, en su espíritu y su letra, los Acuerdos de San Andrés firmados por el Gobierno Federal y el EZLN el 16 de febrero de 1996.
Quinto. Exigimos el reconocimiento constitucional de nuestro inalienable derecho a la libre determinación expresado en la autonomía en el marco del Estado mexicano, y ejercer así nuestra capacidad para decidir nuestro destino en todos los ámbitos de la vida cotidiana, tales como la economía, la política, la procuración y administración de justicia, los asuntos territoriales, la cultura y educación y todos los aspectos sociales, con una identidad y conciencia propia.
Sexto. Exigimos el reconocimiento constitucional
de nuestras tierras y territorios ancestrales que representan la totalidad
de nuestro hábitat en donde reproducimos nuestra existencia material
y espiritual como pueblos, porque la tierra es el fundamento primero de
nuestros pueblos y de la comunalidad como cimiento, como centro y como
corazón de nuestra existencia milenaria.
Para nosotros, pueblos indios, pueblos verdaderos, nuestra
madre tierra es sagrada, así como son sagrados todos los seres que
habitan en ella, los animales, las plantas, los ríos, los montes,
las cuevas, los valles, los recursos naturales y el saber ancestral que
nuestros pueblos han acumulado en su relación con la madre tierra.
Por eso rechazamos tajantemente las políticas
que el gran capital impulsa, porque la madre tierra y todo lo que en ella
se nace no es una mercancía que se pueda comprar y vender, porque
la lógica simple y mezquina del mercado libre no puede destruir
nuestra existencia misma, porque los modernos piratas y biopiratas no deben
expropiar más nuestro saber antiguo y nuestros recursos naturales,
porque no puede ejecutarse un solo proyecto o megaproyecto en nuestros
territorios sin nuestra participación, consulta y aprobación.
Séptimo. Exigimos el reconocimiento de nuestros sistemas normativos indígenas en la construcción de un régimen de derecho plural que armonice las diversas concepciones y prácticas de regulación del orden social que conforman la sociedad mexicana.
Octavo. Exigimos la desmilitarización de todas las regiones indígenas del país.
Noveno. Exigimos la liberación de todos los presos indígenas del país que se encuentran privados de su libertad por haber luchado por la defensa de la autonomía y el respeto a nuestros derechos, individuales y colectivos.
Décimo. Convocamos a todo el pueblo de México
a que se adhiera a los Acuerdos de Nurío con el fin de que su cumplimiento
sirva de garantía a los pueblos indígenas de México
y a la Nación entera.
Por la reconstitución integral de nuestros pueblos
Nunca más un México sin nosotros
Acta de ratificación de los Acuerdos de Nurío,
firmada en San Pablo Oxtotepec, Milpa Alta, Distrito Federal.