JUEVES Ť 22 Ť MARZO Ť 2001

Ť Mantiene intactas las instalaciones militares de Guadalupe Tepeyac

El Ejército Mexicano abandonó el campamento de Río Euseba, de Chiapas, ayer a mediodía

Ť Sólo quedaron cerros de basura, montón de vieja madera y cenizas en las 2 has que ocupaba

JUAN BALBOA CORRESPONSAL

Campamento Militar Rio Euseba, Chis., 21 de marzo. El que fuera uno de los principales campamentos militares contrainsurgentes de la selva Lacandona quedó este mediodía reducido a un montón de vieja madera, cerros de basura y ceniza desperdigada en dos hectáreas del asentamiento castrense, ubicado a tan sólo 15 kilómetros de la comunidad zapatista de La Realidad, municipio de Las Margaritas, y en el que permaneció durante cuatro año el IX Regimiento de Caballería Motorizada.

De forma sorpresiva, unos 200 elementos del Ejército Mexicano desmantelaron 15 viviendas, oficinas, cocina y puestos de vigilancia y abandonaron con rapidez el campamento militar de Río Euseba, uno de los siete puntos castrenses que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) exigió para reanudar las conversaciones de paz con el gobierno federal.

En dos días las casas desaparecieron, los baños fueron desmantelados, la oficina provisional del general Carlos Valle se esfumó y la cocina hasta la tarde de este miércoles aún ardía. Unos 30 soldados vigilaban al otro lado del río -frente al que fuera el campamento militar- a más de una docena de transportes militares que estaban preparándose para partir hacia la cabecera municipal de Ocosingo.

Un reducido grupo de militares vigilarían por unos días más unas instalaciones de cemento construidas por el Ejército Mexicano al lado contrario al campamento para uso de los mandos y administrativos. Dichas instalaciones serán entregadas en los próximos días para convertirlas en la sede principal del centro de desarrollo indígena de Río Euseba, según confirmó uno de los militares.

En contraste, en el campamento de Guadalupe Tepeyac no se registran movimientos de tropas y las instalaciones continúan impecables. De acuerdo a fuentes militares, el campamento La Garrucha, asentamiento castrense que se ubica en la cañada de Patihuiz, será abandonado antes del fin de semana.

Río Euseba, el quinto campamento abandonado

En todo lo que fue el campamento de Río Euseba no existe un solo soldado. El silencio embarga los rincones del terreno transformado en un gran basurero.

El letrero que daba cuenta de la existencia del asentamiento castrense, que colgaba de un pequeño árbol que servía de arco, desapareció. Unos 12 condones hechos en Dothan, Alabama, sobresalían de la basura que no consumió el fuego. La cenizas aún estaban caliente.

Un grupo de reporteros logró penetrar por primera vez al campamento. Desde hace dos días el campamento de Río Euseba venía desmantelándose.

Los militares no tuvieron tiempo de trasladar varios objetos de cocina, abandonaron una docena de tasas de baño, la mayor parte del plafón utilizado para la vivienda y las oficinas del general Carlos Valle quedaron apiladas en un extremo del asentamiento castrense.

En el recorrido se pudo constatar que la mayor parte de alambre utilizado para las trincheras se encuentra regado a lo largo del terreno de unas dos hectáreas. Los militares destruyeron el sistema de agua que habían construido para su consumo, pero dejaron intacto lo que podría ser una pequeña zona de descanso.

Tres horas después de que el campamento fue abandonado por unos 200 militares, éste empezó a ser visitado por indígenas de la zona -al igual que los periodistas- sorprendidos por la salida repentina de los elementos del Ejército Mexicano. Pasando el río unos 12 vehículos Hummer artillados y dos camiones cargados con muebles de la oficina administrativa abandonarían en la madrugada del jueves el único inmueble construido con cemento.

El asentamiento castrense de Río Euseba es uno de los últimos campamentos establecidos por el Ejército Mexicano en su avance ininterrumpido que realizó durante el gobierno del presidente Ernesto Zedillo. Nació hace cuatro año con el Agrupamiento Canador, sus inquilinos fueron los soldados del noveno Regimie parapeto1 nto de Caballería Motorizada.

La vida sigue igual en Guadalupe Tepeyac

El Ejército Mexicano mantiene intactas las instalaciones militares de Guadalupe Tepeyac. La vida cotidiana en las instalaciones castrenses de este pueblo abandonado por sus habitantes hace seis años "es normal", según señalan los propios militares y algunas de las nuevas enfermeras llegadas al hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social, ahora con gran actividad.

Ninguna de las dos zonas en que se divide el campamento militar de Guadalupe Tepeyac -ubicado en la carretera que comunica a este poblado con La Realidad- ha sufrido modificaciones.

En sus principales instalaciones ubicadas a las afuera del poblado unos diez vehículos tipo Hummer son revisados por los mecánicos. Una docena de soldados se encuentran vigilando la principal entrada a las instalaciones castrenses más importantes -la otra es San Quintín- instaladas en la selva Lacandona.

Al otro extremo, las viviendas improvisadas de madera están de pie. Unos treinta soldados juegan y otros más preparan los alimentos. Nada en Guadalupe Tepeyac ha cambiado, aquí todo sigue igual.

De las siete posiciones exigidas por el EZLN para volver a la mesa de negociaciones, el cuartel militar de Guadalupe Tepeyac, en el municipio de Las Margaritas, es el único que la Secretaría de la Defensa Nacional aún estudia si abandonará por su ubicación estratégica, pues está ubicado a 18 kilómetros de la comunidad zapatista de La Realidad, considerado el cuartel general de los zapatistas.

Guadalupe Tepeyac fue el durante 13 meses -enero de 1994 a febrero de 1995- la principal sede del Comité Clandestino del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Sus pobladores lo abandonaron cuando el Ejército Mexicano penetró en febrero de 1995 a las poblaciones zapatista de la zona de conflicto, sus habitantes viven actualmente en las montañas, en la región de la biosfera de Montes Azules.