JUEVES Ť 22 Ť MARZO Ť 2001

Ť ''Sueño y vigilia en Muerte sin fin'', mesa redonda en el Fondo de Cultura Económica

Comienzan festejos por el centenario del natalicio de José Gorostiza

Ť En 775 ''versos luminosos'' logró explicar la sustancia y el destino de la existencia humana

Ť ''El amor es un ejercicio de narcisismo, es egoísmo puro'', decía el escritor tabasqueño

MONICA MATEOS-VEGA

Entre Los Contemporáneos, José Gorostiza (1901-1973) fue ''el de más fina emoción", solía decir su colega Xavier Villaurrutia. Con su obra maestra, Muerte sin fin, el poeta Gorostiza se forjó un lugar al lado de Sor Juana Inés de la Cruz y los clásicos del Siglo de Oro pues logró 775 ''versos luminosos" con los que el autor intentó ''explicarse la sustancia y el destino de la existencia humana", señala José Luis Martínez en La literatura mexicana del siglo XX.

Escrito en 1939, el poema Muerte sin fin ha sido desde
entonces objeto de numerosos análisis e interpretaciones, como hallarse frente a una piedra
Ťgorostiza-jose-jpgpreciosa de múltiples destellos que no dejan de fascinar.

Esta tarde y con el fin de adelantar los festejos del centenario del natalicio del escritor tabasqueño José Gorostiza ?que será el próximo 10 de noviembre? María Baranda, Evodio Escalante, Malva Flores y David Huerta participarán en la mesa redonda ''Sueño y vigilia en Muerte sin fin'', organizada por el Fondo de Cultura Económica hoy, a las 19:00 horas en la Unidad Cultural Jesús Silva Herzog del FCE (carretera Picacho-Ajusco 227, colonia Bosques del Pedregal).

Poema con más de 700 versos

Arturo Cantú, autor de En la red de cristal, un detallado estudio sobre ese poema, explica en charla con La Jornada la génesis de Muerte sin fin: ''Gorostiza escribió su libro de poemas Canciones para cantar en las barcas en 1925; Muerte sin fin se publicó en 1939, es decir, 14 años después. Las Canciones... son de corte clásico, poemas un poco populares, ingenuos, finos, muy bien escritos pero, en cierta manera, muy naturales. Y Muerte sin fin es muy complicado, muy largo, filosófico, intelectual.

''En esos 14 años Gorostiza escribió algunos poemas sueltos, como tres o cuatro que después incluyó en una edición que el FCE publicó en 1964, los puso en una sección que llamó 'del poema frustrado', y explicó que entonces estaba tratando de escribir Muerte sin fin.

''En una entrevista con Elena Poniatowska, publicada en La cultura en México en 1971, Gorostiza cuenta una anécdota: él fue secretario particular de Eduardo Hay, ministro de la Defensa Nacional durante la administración de Lázaro Cárdenas. Un día de 1938 le llamó el presidente y le pidió que lo comunicara con el secretario, pero Hay no había llegado. Cárdenas llamó varias veces y no lo encontró, entonces, el Presidente enojado le deja un recado al ministro: que a partir del día siguiente tendría que llegar a las 9 de la mañana. Cuando Gorostiza se lo dice a Hay, éste le ordena a su secretario, 'llegue usted a las 7'. Durante seis meses Gorostiza lo hizo, y como no tenía nada que hacer en su oficina a esa hora, pues se puso a escribir, reordenó los materiales que tenía y así quedó el poema de más de 700 versos.

''Esta anécdota coincide un poco con un texto realizado
por Salvador Elizondo para una edición facsimilar de Muerte sin fin en el que narra que Gorostiza le dijo que escribió el poema 'como se hace un edificio, lo
fui contruyendo'. El poeta entregó a la editorial su obra a finales de 1938, pero se publicó en noviembre de 1939, cuando Gorostiza cumplió 37 años de edad. Después ya no escribió poesía, acaso un poema llamado Declaración de Bogotá, pero comparado con Muerte sin fin no es importante."

''El ser amado es uno mismo''

Poco antes de morir, en su casa de Coyoacán, el poeta se entrevistó con el periodista Juan Cervera y su amigo Paco Lona, a quienes les confesó que después de Muerte sin fin quería escribir un poema de amor: ''Les confieso que el amor para mí no es sino una manera de buscarse a sí mismo. El ser amado no es la otra persona. El ser amado es uno mismo. Creo que a fuerza
de buscar uno en una mujer, o muchas mujeres, se halla uno en sí mismo. El amor es un ejercicio de narcisismo. El amor es egoísmo puro. Cuando el hombre y la mujer se buscan sólo están impulsados por el deseo de indagar quiénes son. Ahí está el nudo, pues el amor es la imagen de Dios que sólo es posible verla
si llegamos a vernos a nosotros mismos a través de la persona que llamamos amada.

''A mí me hubiera gustado escribir este poema como escribí Muerte sin fin, que me nació un día en que yo, por una circunstancia que no recuerdo, me sentí
llamado en mi atención por el proceso de la vida y la muerte, y advertí que todo lo que nosotros vemos está naciendo y muriendo al mismo tiempo. Pero yo no vi
todo esto desde el otro lado, me asomé a la otra cara de la moneda y nació Muerte sin fin, que hay quien dice que tardé once años en escribirlo, pero la verdad fue que me costó sólo un año."

Similitudes con la Décima Musa

Arturo Cantú señala que entre el poema Primero sueño, de Sor Juana Inés de la Cruz y la obra de José Gorostiza hay algunas similitudes:

''El de Sor Juana es un recorrido por las diferente maneras filosóficas de concebir el mundo, es un elogio de la filosofía, en cambio, el poema de Gorostiza es una investigación filosófica, es decir, el autor se pregunta qué pasaría si un dios 'x' hace al mundo a partir de la materia y la forma. Las dos obras son grandes reflexiones acerca de la condición del hombre y la tierra, ambos de corte clásico, los dos inpirados en la forma de la mejor poesía española del Siglo de Oro.

''Sor Juana desafía a la escritura más difícil de Góngora, pero conserva su propio estilo, es muy hábil; y Muerte sin fin es un poema que recuerda deliberadamente a Góngora y a Sor Juana, haciéndole guiños al lector."

Entre tantos pasajes memorables, éste del principio del poema:

''Lleno de mí ?ahíto? me descubro/ en la imagen atónita del agua/ que tan sólo es un tumbo inmarcesible/ un desplome de ángeles caídos/ a la delicia intacta de su peso/ que nada tiene/ sino la cara en blanco/ hundida a medias, ya, como una risa agónica,/ en las tenues holandas de la nube/ y en los funestos cánticos del mar..."