Ť Hoy, Gabino Palomares presentará su Historia cotidiana en la sala Ollin Yoliztli
''Cuando demuestre que la canción política es negocio, los medios me van a buscar''
Ť En el fondo, yo también tenía la expectativa de ser superstar, afirma el compositor
Ť Caímos en un bache y los zapatistas vinieron a dar esperanza a muchas organizaciones, dice
ARTURO CRUZ BARCENAS
Autor de la canción Maldición de Malinche que popularizaran Los Folcloristas, Gabino Palomares ofrecerá un concierto hoy en la sala Ollin Yoliztli, presentando su mas reciente grabación llamada Historia cotidiana.
Pero habría que hacer algo de historia y pensar con él, lo que fueron aquellos años a finales de los setenta. Era la polaridad y se tenía bien ubicado al enemigo. Gabino Palomares es un cantautor que compuso un tema que esquematizaba la historia, nuestra historia, y pretendía darnos luz sobre lo nefasto de los españoles. La epoca de la canción de protesta, el auge del canto nuevo, de búsqueda, crítica, folclórica, latinoamericana, del pueblo, revolucionaria, pro cubana, contra gringos, donde figuraron cantores, muchos vigentes, cubanos, españoles, argentinos, uruguayos y mexicanos, como el propio Gabino, quien de vez en vez se presentaba en los CCH y la Casa del Lago o donde se pudiera exponer y abrir la garganta para hablar de la lucha del obrero y del campesino, de la necesidad de pugnar por la igualdad de la mujer en la casa y en el trabajo. Palomares aparecía en los festivales de oposición, en aquellos días del Partido Comunista Mexicano y de otras organizaciones políticas ya míticas, que los chavos de hoy ni imaginan.
Y Gabino desapareció de los escenarios por un buen rato. Un buen día, en una plática con Cristina Payán, ésta le explicó la importancia de la promoción cultural en nuestro país, porque no existe en forma sistemática y la que hay se pierde en actos heroicos. Gabino quedó convencido y de ahí surgió su interés por estudiar tal actividad.
Siete años de ausencia
Hoy, Palomares sabe mucho sobre el tema pero no ha abandonado la música y ahora da a conocer su disco Historia cotidiana (Ediciones Pentagrama), respuesta a siete años de ausencia de los estudios de grabación. La temática es la de siempre: social, política y amorosa, buscando siempre el lado poético. Son 12 nuevas creaciones.
Grosso modo, Gabino habla en el tema homónimo, que da título al disco, de la violencia intra familiar que lacera sobre todo a las mujeres y a los niños; refiere el amor que se muere y sus consecuencias. En Espejos de mi alma trata sobre el EZLN; En el fondo del vaso, el lado oscuro de la luna, sobre el alcoholismo. Rinde homenaje a quien fuera su amiga y hermana en la vida, Amparo Ochoa, y a Sergio Méndez Arceo, quien le marcó en la vida el camino de los pobres. Todo a ritmo de gustos, boleros, rumba flamenca, balada rock, danzonetes yucatecos, valses peruanos, corridos y, lo de moda, eso que llaman fusión.
Dentro de la casa
--¿Está resurgiendo el tipo de canción que interpretas por el movimiento zapatista?
--Lo que canto lo vengo haciendo desde hace 28 años. De una u otra manera el movimiento ha seguido, pero la situación del país marca una presencia o reflujo de esta canción. Luego de la caída del Muro de Berlín, México cayó en un reflujo. Luchábamos por reivindicaciones humanas, y parecía que con la caída de tal muro se acababan las consignas. La verdad es que no, pero sirvió para que se diera una sobrevaloración del sistema capitalista, como triunfador. Y todo lo relacionado con el socialismo quedó como que no servía. Se hizo creer que la lucha en América Latina se daba en aras del socialismo, pero no había tal. Caímos en un bache y el levantamiento de los zapatistas vino a dar una esperanza a muchas organizaciones.
"Es decir, a partir del levantamiento de los zapatistas el país se puso interesante; empiezan a surgir movimientos por todos lados y luego de siete años hay un destape, una gran movilización. Yo he seguido en esta dinámica del movimiento social. He seguido cantando... mucho, pero a veces un trabajo medio sordo, que no se oye, medio clandestino, no en el sentido de indebido, sino en el aspecto de que no sale en la tele".
Dice que respeta a sus compañeros de canto que eligieron y pudieron figurar en los medios. "Sin embargo, en el movimiento de la nueva canción en México, en los setenta, hubo una gran diversidad de estilos, de posiciones políticas, que no eran homogéneos; nos unían causas políticas y humanas, pero el de los medios de comunicación es un tema que está en la parrilla. ¿Utilizarlos o no? Nosotros no tuvimos una estrategia con los medios, como sí la tuvieron compañeros en países como Argentina, Chile, Uruguay y EU. Eso los puso en los primeros lugares de popularidad. Nosotros nos peleamos con los medios de comunicación, de entrada los rechazamos.
"Y a los medios no les importó; estaban muy a gusto con sus cancioncitas de José José, de Emmanuel; después con la onda grupera... eso da mucho dinero, y es lo único que les interesa. Nosotros estamos sufriendo las consecuencias de ese no acercamiento con los medios".
Señala que Eugenia León, Guadalupe Pineda, "Betsy Pecanins en alguna escala", se acercaron a los medios, pero "éstos ponen sus condiciones; tienes que ceñirte a las estrategias de mercadotecnia de los medios o no entras. Ahora bien, hago una autocrítica, pero también los medios la merecen, porque se perdieron de algo que pudo haber sido un buen negocio, como lo fue (en otros lares) con Veloso, Nascimento, Buarque, al igual que Bob Dylan, Joan Baez, o Mercedes Sosa y Yupanqui. De los dos lados no supimos manejarlo".
Mis canciones, un espejo del país
Asegura que nunca quisieron ser marginados. "En el fondo sí teníamos las expectativas de ser super stars. Yo creo que todos los artistas, de alguna manera, desean el éxito. En mi caso, ahora me pregunto qué es lo que quiero, a quién quiero cantarle. Cuando demuestre que la canción política es negocio, los medios me van a buscar. Si su madre se vende, la clonan y la venden. No hay ética. Tengo muy claro a qué me debo. Si dejo la vinculación con la gente, con las organizaciones sociales y políticas, dejaría de hacer lo que he hecho en mi vida".
--¿Sería claudicar?
--No quiero dar una visión falsa de la realidad del país. Lo que hicieron los zapatistas en 1994, cuando estábamos a punto de entrar al primer mundo... esa fantasía que nos vendió Salinas de Gortari, los indígenas nos pusieron un espejo enfrente, nos dijeron véannos, véanse cómo somos, no somos lo que Salinas dice. Somos así. Para llegar al primer mundo tenemos que superar todos estos rezagos. Eso quiero: mostrar con mis canciones un espejo, que la gente se refleje tal cual es. No esa realidad virtual que dan los medios. No esa imagen de los niños bonitos de Televisa y Tv Azteca. Somos morenos, chaparros, gordos, feos... para ellos; no somos el tipo de belleza hollywoodense.
"Ha sido subestimado el poder educativo de la canción. ¿De qué me hablan las canciones? De que ella no quiere venir o de que ella se fue. Por otro lado, de autos, moda y rock and roll. ¿Eso somos y queremos? ¿Por eso sufrimos? El pueblo sufre nada más porque tiene males de amores. El pueblo de México tiene aspiraciones mucho más humanas y nobles. Sufre por otras cosas, mucho más cabronas".
--¿Dónde quedó La maldición de Malinche--
--Esa canción la escribí hace 30 años. El país era diferente, pero, sobre todo, yo era diferente. Sigue gustando. Habla de lo que dice Marcos: que a los indígenas, a Chiapas, lo vemos como el cuarto de servicio; lo hemos humillado. Los problemas siguen vigentes. Lo que más quiero es ya no tener que hablar de eso porque ya se solucionó.