domingo Ť 25 Ť marzo Ť 2001

Guillermo Almeyra

La alternativa que dicen que no hay

A25 años del golpe militar en Argentina, fomentado por el propio gobierno peronista y reclamado por radicales como Ricardo Balbín, que pedían acabar con lo que llamaban "guerrilla industrial" (o sea, con el peso de los delegados sindicales y de los sindicatos), conviene recordar algunas cositas a quienes dicen que se acabaron las clases. En primer lugar, que la serie de golpes que comenzó en 1930 tuvieron como base el odio de los señores contra la "indiada", o sea la "chusma" (en ese entonces movilizada por el radicalismo irigoyenista) y contra la propiedad estatal del petróleo, y siguió durante el peronismo hasta derribar a Juan Domingo Perón en 1955, también por el mismo odio a los "grasas" y "cabecitas negras" (o sea, a los trabajadores) y por el mismo servilismo ante Washington, hasta culminar en 1976 la obra de la derecha peronista contra "la antipatria subversiva" y el movimiento obrero. La derecha peronista y la dirección derechista radical siempre estuvieron de acuerdo con todo eso. Ahora actúan unidos con Cavallo, servidor de la dictadura y servidor de Washington con Menem, sin haber cambiado de actitud. Como las clases se definen mutuamente, la política del sector capitalista dominante está sacando ahora a Argentina de la falsa disyuntiva peronismo-antiperonismo para poner a los trabajadores en el campo de una resistencia de clase, con métodos de clase y organizaciones de clase que sirven de núcleo al resto de los explotados y oprimidos. Las clases, como las brujas, no existirán, pero que las hay, las hay, diría un gallego (y no es un chiste de gallegos).

Dicho esto, que por la fecha no podía dejar de decir, paso ahora a lo que da título a mi artículo (cosa que espero desarrollar en el foro de La Jornada y Casa Lamm, el viernes 30). Una de las acusaciones contra los adversarios de la política del capital financiero es que no proponen alternativa alguna. No es cierto. No sólo las proponen sino que luchan por imponerlas. Otra cosa es si tienen todavía la relación de fuerzas favorable como para tener éxito. Pero nadie podrá negar que el zapatismo -que en 1994 inauguró el ciclo de luchas actual contra la política neoliberal- no ha logrado hacer reconocer por la sociedad a los indios, hasta entonces siempre presentes pero aparentemente invisibles, darle legalidad a sus derechos elementales, imponer la discusión de las soluciones que proponen y hasta del cambio constitucional para responder a las mismas, y sensibilizar a un amplio sector de la sociedad, que no es indígena pero sí es pobre, ligando así las reivindicaciones indígenas con otras para abrir un contencioso democrático y renovador. Lo han hecho contrariando en la práctica, y con sus movilizaciones, la ley del mercado, que exigiría que los "excedentes" (como son los indígenas) desaparezcan sin más, así como la idea según la cual el Estado no debe poner trabas al mercado legislando en materia social, o contrariando los esfuerzos del capital por acabar con las solidaridades y fortalecer el hedonismo y el egoísmo. Lo mismo han hecho los indígenas ecuatorianos reunidos en la Conaie (Congreso de Nacionalidades Indígenas de Ecuador), que no sólo oponen un contraplan al de las clases dominantes sino que también tratan de reunir a sectores no indígenas para hacerlo realidad, tumban gobiernos, ejercen una dualidad de poderes local, crean un partido ad hoc -Pacjhakutik- para utilizar los resquicios legales y estar presentes incluso en las elecciones, sin tener que optar por el infame "voto útil".

En otro terreno, Ƒno es acaso luchar por una alternativa formar ciudadanos, ampliar la democracia con el voto participativo de Porto Alegre, precisamente cuando la oligarquía financiera mundial y sus agentes oligárquicos nacionales deciden todo por sobre las poblaciones y hasta las instituciones y asfixian la democracia (como pretende Cavallo, al pedir anular el parlamento con los plenos poderes que reclama)? ƑNo es aplicar una alternativa ocupar las tierras, como lo hace el Movimiento de los Sin Tierra brasileño y hacerlas producir, crear miles de escuelas para decenas de miles de hijos de peones sin pasar por ningún ministerio, formar los maestros y crear los libros de texto por su cuenta? ƑNo es alternativo desarrollar el truque -de marcancías, de mano de obra, de saberes- en Argentina, Italia u otras partes del mundo, eliminando la ganancia, el interés? ƑO el trabajo voluntario de una parte del llamado "tercer sector" y el "comercio solidario", con su "banco solidario", que se difunde en Italia y en Europa? ƑNo es alternativo tocar el Sancta Sanctorum, o sea, el secreto bancario imponiendo hasta a los gobiernos (en India hasta en Argentina) la idea de un impuesto al capital especulativo? No hay espacio y sobre esto volveré. Alternativa hay: lo que no hay aún es la fuerza suficiente para propagarla e imponerla. Pero esa es otra cuestión. Qui vivra verrà, dicen los franceses. Se sono rose, fiorirano, los italianos. Wait and see, los anglófonos... šQué raro que la soberanía popular, en todas partes, le dé tiempo al tiempo!

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