DOMINGO Ť 25 Ť MARZO Ť 2001
Rosario Robles
Abascal, el otro rostro del machismo
Recientemente el secretario del Trabajo, Carlos Abascal, dio muestras de su falta de compromiso con la causa de las mujeres trabajadoras. Según él, "en las estructuras políticas y económicas el reto de la mujer será aportar su genio femenino en su desempeño y no masculinizándose, negándose y negándole a la sociedad el invaluable aporte de la riqueza de su propia feminidad.... Es necesario -subrayó Abascal- poner en claro que la mujer tiene una misión propia en la estructura de la organización de la vida pública: ella está llamada a ser el corazón, el eje de la estructura familiar con todo el contexto de afectos, derechos, deberes y valores. Es este un hecho de orden natural irrenunciable e insustituible, en el que el papel del hombre es corresponsable y complementario".
ƑA qué "orden natural" se refiere el señor Abascal? ƑSerá al viejo prejuicio religioso que ordena que las mujeres sólo están destinadas a las labores del hogar y a ser sumisas ante los varones por mandato divino? ƑEs posible que un señor que es titular de la Secretaría del Trabajo acuse a las mujeres de ser masculinas por el simple hecho de tener que trabajar para mantener su hogar o complementar el ingreso familiar? ƑNo es acaso de extrema gravedad que nuestro flamante secretario considere, en pleno siglo XXI, que el trabajo fuera de casa es terreno masculino y el que se lleva a cabo en el hogar es espacio exclusivo de las mujeres?
Por supuesto que son graves estos conceptos, pero más grave es que el responsable de la política laboral del país siga considerando a las mujeres como eje exclusivo de la estructura familiar justamente en el momento que estamos luchando por compartir esas responsabilidades con nuestras parejas e hijos y cuando exigimos ser también eje de la estructura social y política. ƑNo sería acaso más importante que el señor Abascal se comprometiera a reformar de manera inmediata los ordenamientos laborales que son discriminatorios para la mujer y que cuestionan el principio constitucional de acceso irrestricto al trabajo? Por el contrario, nos propone "crear condiciones de todo tipo: educativas, culturales, fiscales, laborales, para que las mujeres que así lo decidan puedan entregarse de lleno a la profesión de madre y corazón del hogar".
ƑPor qué no se comprometió a crear esas mismas condiciones para apoyar a las que son responsables de las tareas en la casa, pero además tienen que trabajar en condiciones de inequidad, sin condiciones fiscales, educativas ni laborales para que su desempeño tenga la misma remuneración que la de un varón? ƑPor qué en lugar de mandarnos a nuestra casa, no propone sancionar a las empresas que por el mismo trabajo le pagan menos a las mujeres que a los hombres, o a las que despiden a una mujer por estar embarazada, o las que le exigen un examen de ingravidez para darles un empleo? ƑNo sería esto más propio del encargado de la política laboral del país?
Es grave que el señor Abascal encabece la Secretaría del Trabajo, porque es claro su intento de constreñir a la mujer única y estrictamente al papel de la familia y desconocer su desarrollo y desempeño en otros órdenes de la vida económica y de la vida pública, incluyendo los cargos de dirección y los puestos públicos. No en balde, este mismo señor Abascal firmó, junto con otros actuales colaboradores de Vicente Fox, en abril del año 2000, en plena campaña electoral, un desplegado en el cual se afirma que "la familia consta de un hombre y una mujer unidos mediante un convenio vitalicio, con los propósitos de perpetuar la especie humana, criar a los hijos, regular la sexualidad, proveer mutuo apoyo y protección, estimular una economía doméstica altruista y mantener los vínculos entre generaciones".
Es decir, para el señor Abascal Carranaza el divorcio como institución civil no cuenta, porque la familia es un "convenio vitalicio" y el único fin de una pareja no es el amor, la solidaridad y el apoyo en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, sino "perpetuar la especie humana", violando así todo los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que, de acuerdo a nuestra propia Constitución, son considerados como voluntarios al establecer que la pareja es responsable del número y espaciamiento de los hijos. Por lo demás, con estas aseveraciones se pretende ignorar el hecho contundente de que muchas familias en México son monoparentales y que uno de cada cinco hogares son encabezados por mujeres, que son responsables de su mantenimiento en condiciones generalmente de pobreza y precariedad laboral.
No es casual que este funcionario sea el mismo que, en lugar de promover la plena libertad sindical y medidas como el sufragio libre y secreto en votaciones para la elección de dirigentes, haya pactado con los viejos dinosaurios del caciquismo heredado del PRI. El sindicalismo mexicano oficial no ha cambiado un ápice. Por el contrario, con el gobierno de Acción Nacional se reforzó la alianza con los mismos dirigentes charros, antidemocráticos, que volvieron a ganar la dirigencia del Congreso del Trabajo como si estuviéramos en las mejores épocas de los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional.
Tampoco es casual que el machismo en las palabras del señor Abascal coincida con las expresiones de racismo y discriminación indígena que hemos escuchado en los últimos días de parte del señor Diego Fernández de Cevallos y de otros legisladores pertenecientes al mismo partido. El machismo y el racismo son los dos rostros de la intolerancia y la antidemocracia. A estos personajes les pesa demasiado que los indígenas y las mujeres reclamemos un trato digno, equitativo, que la demanda de autonomía y de inclusión se extienda más allá del asunto étnico y abarque también las demandas de género y de respeto a la diversidad.
A diferencia de la propuesta conservadora, lo que queremos es un proyecto de nación incluyente, diverso, plural, antiracista, antidiscriminatorio, secular, lo suficientemente capaz de concebir que la mujer no quiere "masculinizarse", sino ciudadanizarse; que los jóvenes no demandan sólo diversión enajenante, sino participación y tolerancia; que los indígenas no sólo aspiran a un changarro, sino a gobernar sus territorios y pueblos; que la educación pública no es una mercancía que se puede canjear y dejarle al mejor postor, sino un derecho que el Estado debe garantizar en condiciones de pleno respeto a las creencias de cada individuo.
Esta batalla es, ante todo, cultural. La democracia no es sólo un ejercicio que se agota en lo electoral o en la alternancia de una clase política y económica que siempre excluye a los otros.
Que no se equivoque el señor Abascal, secretario del Trabajo del presidente Fox: las mujeres no nos quedaremos en nuestras casas. Estamos comprometidas con las mejores luchas democráticas por transformar este país, y cada vez somos más y mejor organizadas en todas partes del país.
Es muy sencillo: la democracia sólo es posible si además de rostro indígena tiene sello de mujer.