Ť Backstreet Boys cantaron sus hits coreados por una paciente multitud de jovencitas
Candor y felicidad desbordados ante los más exitosos baladistas del orbe
Ť 50 mil quinceañeras opacaron el sonido del quinteto en su primera presentación en México
FABRIZIO LEON
Las
voces de más de 50 mil jovencitas opacaron el sonido del grupo Backstreet
Boys en su primera presentación en la ciudad de México, el
viernes por la noche. A las 20 horas con 15 minutos un coro inundó
el Foro Sol al unísono: Backstreetboys-México-backstreetboys-México
y las quinceañeras veían ovnis, saludaban a los helicópteros
de la policía y de Radio Red, como olas de mar volteaban de un lado
a otro imaginando que los integrantes del grupo, mucho antes de salir,
pasaban por detrás del escenario. Muy nerviosas saltan en su lugar
y se ve en sus ojos todo el candor de una felicidad desbordada. Cuando
piensan que el concierto iniciará vuelven a saltar dentro de sí
y con sus manos, que sudan, gritan el nombre de Kevin, quien al parecer
es el más guapo, por lo menos eso piensa Nancy Martínez,
que junto a Marifer Iglesias y Mariana Hernandez vinieron de León,
Guanajuato, para ver a sus ídolos. Dicen que son las fans
número uno y así piden que "lo pongamos" y solicitan una
prueba. Y debe ser porque las tres primaverales adolescentes están
con la cara pintada de negro y azul marino. Visten de mezclilla y las ligas
que sostienen sus colas de caballo son de los mismos colores, mismos que
pintan el nombre del ultimo álbum del grupo. Pero María,
Aura y Sabina ven en Brian al más carismático de este quinteto,
que todavía no ha salido a cantar y ya todas los quieren.
Poco antes de las 22 horas, inició un espectáculo de luz y sonido, aparentando la llegada de decenas de aerolitos al planeta Tierra, y en video y con fuegos artificiales hacían una explosión bien coordinada. Del suelo salieron cinco cápsulas y en ellas estaban los Chavos de la calle de atrás. El güero Brian, el rubio, Nick, el afilado Kevin, el frentón Howie y el tatuado A. J. Cinco cadenciosos hombres que poco a poco adivinaron su suerte, y ahora son los mas éxitosos baladistas del orbe, que sólo en México han vendido mas de 150 mil boletos.
Cantaron todos sus éxitos coreados en su totalidad por una paciente multitud de jovencitas que no dejaron de aplaudir, bailar y gritar de manera estruendosa y muchas veces mejor afinadas que la de ellos. Decían que los amaban, que cuando la cámara les enfocaba sus ojos esa mirada era para ellas. Con sencillas coreografías los cantantes ocupaban la estructura metálica que dispusieron en todo lo ancho del escenario. Un bien coordinado juego de cámaras hacía proyectar en una enorme pantalla redonda, al centro, las imágenes de los cinco jóvenes gabachos que parecen spring breakers en Cancún, pero en su juicio. Con una mediana banda de músicos, interpretaron las canciones que les han dado fama, y aunque para muchos se caracterizan por una pobreza musical, las fans reparan el daño con su candor.
Los Backs tienen baladas coreadas, románticas y se identifican con los paisajes. Muchos paisajes se reflejan en la pantalla. Atardeceres y soles, muchos soles rojos, pero las niñas, de todas maneras, saltan al inicio de cada canción y retumba la tribuna, y no estaría mal que los organizadores la revisaran, porque los adultos volteábamos a vernos con la sensación de tragedia cada vez que las jóvenes movían el piso con su enorme festejo.
Luego vino su rola cantada en español llamada Nunca te haré llorar, y todas casi lloran. Y ahora las gacelas del público, con los ojos cerrados, se concentran para ver su propia película, llena de gusto.
"¡Kevin, te amo!", decía una, y la otra festejaba a Brian.
El concierto duró hora y media y las niñas quedaron muy a gusto, sólo se quejaron porque había terminado, pero ya era hora, porque los padres de todas estaban en la puerta del Foro Sol con enorme preocupación, esperando a sus hijas con la mirada de desesperación, como cuando ellas buscan en el escenario al artista que las conmueve.