LUNES Ť 26 Ť MARZO Ť 2001
Ť Desairan militantes al Presidente, despedido entre gritos de "šDiego, Diego, Diego!"
El panismo cobra "cuentas pendientes" a Fox
Ť El mandatario estaba visiblemente molesto al término de la Asamblea Nacional
GEORGINA SALDIERNA Y JUAN MANUEL VENEGAS ENVIADOS
Guadalajara, Jal., 25 de marzo. Con gritos de "šDiego, Diego, Diego!" más de 3 mil panistas despidieron al presidente Vicente Fox Quesada. Con este desaire, la militancia del blanquiazul pareció cobrar cuentas pendientes: la raquítica cuota que les tocó en los primeros niveles del gobierno federal; la ratificación de delegados estatales de dependencias federales, que identifican como viejos bastiones priístas y, por supuesto, Chiapas, tema en el que, aseguran, poco los ha tomado en cuenta el mandatario.
Diego Fernández de Cevallos y compañía abonaron el terreno toda esta semana y les salió bien. Fox salió visiblemente molesto, contrariado; Luis Felipe Bravo Mena -dijeron los que lo conocen- estaba preocupado. Fernández de Cevallos, muy orondo, de largo colmillo en estas lides, más que sonriente, matizando sus declaraciones de ayer: "mis diferencias con el Presidente son de orden menor, en todo sentido".
Nadie, ni Fox que estaba a su lado, le podía creer. Fieles a su costumbre de tratar a sus dirigentes como verdaderos ídolos, los delegados a la Asamblea Nacional del PAN que se reunieron en Guadalajara para elegir al Consejo Nacional del partido recibieron de buena gana, se diría que como siempre en este tipo de reuniones, a Fox Quesada. Parecía que todo lo dicho por connotados panistas a lo largo de toda esta semana sobre el Ejecutivo y su gobierno no había hecho mella en las querencias de la militancia.
Creel, en posición incómoda
Pero por lo visto se la tenían guardada. Porque desde la presentación en el presídium del -por lo visto-- todavía jefe panista, los gritos fueron de auténtico apantalle: "šDiego, Diego, Diego!", se desgañitaban los miles de asambleístas con el puño derecho en alto.
Hábil como es, el líder de los senadores de Acción Nacional se puso de pie, provocando que la ovación se extendiera. Y en un ademán por demás retador, se inclinó hacia donde estaba el Presidente, mostrándole el dedo pulgar en señal de triunfo.
Santiago Creel Miranda, el secretario de Gobernación que también ha encarado a los duros del panismo, excluido del consejo por no contar aún con tres años de militancia, se veía incómodo, entre Fernández de Cevallos y Fox. Bravo Mena empezaba a preocuparse: se notaba ya que los anfitriones no serían muy amables con el invitado que, se suponía, llevaría los honores.
Tal vez por eso fue que el acto de clausura de la asamblea duró menos tiempo del que se tenía previsto.
El trámite fue sencillo. Primero en tomar la palabra, el nuevo gobernador de la entidad, Francisco Ramírez Acuña, no se extendió más de cinco minutos... sus compromisos como mandatario y la reiterada lealtad a los principios del partido, y punto. Vendría entonces el turno para el presidente Fox.
Un mensaje, el suyo, para delimitar funciones y responsabilidades. Tiempos y posiciones. Sí, sí soy panista, "orgullosamente panista", diría, pero "el partido es el partido y el gobierno es el gobierno".
Una y otra vez les recordó su militancia; se dijo "heredero del patrimonio político" de los fundadores panistas (por cierto se equivocó al nombrar a Efraín González Morfín, al ponerle como segundo apellido Morín) y de las luchas de Maquío, de Pancho Barrio, de Ernesto Ruffo... pero ni así logró despertar, esta vez, el ánimo de sus correligionarios que, tan pronto terminaron de escucharlo, le mostraron por dónde iban:
Y es que apenas Fox dejó el atril y en el presídium se apareció la figura de Fernández de Cevallos -puesto de pie para saludar al Presidente-, se escucharon los gritos, que ya parecían consignas: "šDiego, Diego, Diego..!".
Los coros seguían y Bravo Mena se apresuró a tomar el micrófono, a dar por clausurada la asamblea. Sin preámbulos. Sin más discurso, con una sola arenga: "acción para el futuro".
Se entonaron los himnos nacional y panista y se dio por terminada la cita. Y nuevamente, los gritos para el senador Fernández de Cevallos...
Gritos que no pararon cuando Fox ya caminaba hacia la salida. "šDiego, Diego..!", parecían espetarle los más de 3 mil panistas reunidos en las instalaciones de la Expo-Guadalajara.
Radiante, satisfecho -alguien diría que hasta con aires de perdonavidas-, Fernández de Cevallos se colocó a la derecha de Fox. Con él caminó hasta la camioneta que lo esperaba para llevarlo al aeropuerto.
No se hablaron en todo el trayecto, envueltos los dos en un auténtico enjambre de reporteros y camarógrafos y de algunos visitantes que detuvieron al Presidente para pedirle una foto o un autógrafo y que arrancaron al mandatario las únicas, leves, sonrisas, de este mediodía en Guadalajara.
Fox: "yo sigo en la misma línea"; Diego, matiza...
Ya a las puertas de la camioneta presidencial fue inevitable que se detuvieran para contestar a los reporteros. Las preguntas fueron para Fox: "Ƒes usted, como dice Diego, el publicista de Marcos?".
"No lo tomaría yo así. Yo creo que nuestra intención ha sido resolver el conflicto en Chiapas, resolver el conflicto armado; creo que estamos a punto de lograrlo y ahora a atender a 10 millones de hermanos indígenas", atajó el mandatario.
-ƑTodavía tiene la esperanza de reunirse con Marcos?
-No es un asunto de esperanzas, es un asunto de diálogo pendiente, precisamente para acercarnos ya a un acuerdo de paz. Así es que sí, yo sigo en la misma línea, esperando que se dé ese diálogo, que afortunadamente ya se va a dar en el Congreso.
-ƑEl PAN no lo ha apoyado?
-Yo cuento con el apoyo de mi partido siempre.
-Diego manifestó el sábado que no estaba de acuerdo con la posición de usted...
-ƑCon qué?
-Con su posición, de que los zapatistas estuvieran en el Congreso...
Diego no dejó contestar al presidente. Alzando la voz, llamó la atención de las grabadoras:
"Yo dije que había muchas, muchas coincidencias con el presidente de México, esas se mantienen. Y las diferencias son de orden menor, en todo sentido. He dicho también, y quiero destacar, el respeto, la admiración que siento por el presidente de México..."
Fox, alto como es, ni siquiera bajó la mirada para ver al senador. Oyó el rollo y cortó, a su estilo: "vámonos, ya, ya, ya", no sin antes pedir, a pregunta expresa, que "ya dejemos de hacernos bolas: todos hemos construido el diálogo. šTodos! El PAN, Fox... todos, la discusión que se dio en cuanto (al uso) de la tribuna, šnada más!".
Exigió entonces a los reporteros que ya no le anden "amarrando navajas" con Marcos, porque "todos estamos caminando muy bien hacia la paz".
Y se fue el mandatario, mientras Fernández de Cevallos se quedó largos, largos minutos, repartiendo autógrafos...
De su actitud, de sus críticas al Presidente, alguien cercano a Fox comentaría: "šya son tantos años! šCon Diego, esto ya no es novedad!".