Ť Nadie ha pedido hasta ahora nuestra intervención, afirma
Rivera: la Iglesia, lista para servir de mediadora en el conflicto en Chiapas
JOSE ANTONIO ROMAN
Para el cardenal Norberto Rivera las "muchas victorias" que hasta ahora ha alcanzado el "subcomandante Marcos no son las mismas que las de los pueblos y las comunidades indígenas. Ojalá y los indios ya pronto tengan la suya (victoria)", dijo.
Entrevistado brevemente el término de su acostumbrada misa dominical en torno a la próxima reunión entre los legisladores y los representantes zapatistas, en la que debatirán sobre la iniciativa de derechos y cultura indígenas, el prelado subrayó que todo diálogo debe darse en un marco de "apertura" y de "pleno respeto" entre ambas partes, no sólo de parte de una de ellas. "Este es el ambiente que debe prevalecer para que se pueda conocer verdaderamente el pensamiento del otro".
Fue aquí cuando añadió: "yo creo que ya son muchas las victorias de Marcos; ojalá y los indios ya pronto tengan la suya".
Respecto a la hipótesis de que la Iglesia católica pudiera fungir como instancia mediadora en el conflicto de Chiapas, el cardenal Rivera apuntó que en el momento en que el gobierno federal y el EZLN lo soliciten, desde luego que los obispos analizarían dicha petición, "pero hasta donde sé nadie lo ha pedido".
Durante la celebración religiosa en la Catedral Metropolitana, adonde acudieron diversos grupos de médicos, enfermeras, voluntarios y profesionistas católicos de la salud, Rivera declaró que a partir de este año, el 25 de marzo será celebrado por la Iglesia católica mexicana como el Día de la vida.
Asimismo informó que por acuerdo de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y conforme a una petición del papa Juan Pablo II, a partir de ayer y hasta el 25 de marzo del 2002 se celebrará en todo el país el Año de la vida, con el fin de iniciar un proceso permanente de concientización sobre la sacralidad de la vida del ser humano, desde su concepción hasta su muerte, y la vocación de la familia de ser santuario de la vida.
Rivera insistió en la necesidad de impulsar un gran movimiento de sensibilización social a favor de la vida, que mueva a los legisladores y gobernantes a propiciar políticas que ayuden a respetar el "estatus" del embrión humano como ser humano; a los padres a engendrar sus hijos con responsabilidad; a los jóvenes a amar y defender la vida humana; a los médicos y enfermeras a tratar con mayor humanismo a sus pacientes; a las familias a atender adecuadamente a sus enfermos o ancianos que están a su cargo.
En la misa del cuarto domingo de cuaresma, el cardenal planteó que si hoy se está perdiendo el valor absoluto y sagrado de la vida humana es porque se ha "ofuscado" el sentido de Dios.
Señaló que muchas corrientes ideológicas y hasta políticas que llevan al eclipse de Dios, producen la decadencia de la grandeza del ser humano y de la dignidad de su vida. Cuando se pierde el carácter sagrado de la vida humana, el hombre es considerado y tratado como uno de tantos seres vivientes, como un organismo que, a lo sumo, ha alcanzado un estadio de perfección muy elevado, pero siempre dentro de un horizonte puramente material.
"Este eclipse del sentido de Dios y del hombre conduce a un materialismo práctico, que es el caldo de cultivo para un individualismo egoísta, preocupado sólo por la búsqueda exclusiva de la propia utilidad y de una felicidad concebida como la satisfacción inmediata del placer a cualquier precio. El único fin que cuenta es la consecución del propio bienestar material", puntualizó.