LUNES Ť 26 Ť MARZO Ť 2001

Ť Es la opción para cerrar brechas, considera Javier Prieto

México debe volcarse a la exportación

DAVID ZUÑIGA

El nuevo presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Javier Prieto, está decidido a hacer de este organismo privado una especie de alianza para la promoción de las exportaciones, y asegura que volcar el aparato productivo del país hacia el exterior es la opción para restablecer cadenas productivas destruidas por la intempestiva apertura y empezar a cerrar brechas entre miseria y opulencia.

El primer paso, anunció, será escoger a una empresa consultora que diseñe un proceso de reingeniería para la Concamin, a fin de hacer más eficientes sus relaciones con el gobierno federal, los sindicatos, las cámaras empresariales, el Legislativo, los empresarios, los mercados internacionales y la sociedad. Con base en este diagnóstico, que deberá estar listo a más tardar en seis meses, ''podremos planear a seis o diez años''.

No obstante lo anterior, el ex directivo de Cemex tiene claro que México requiere un proyecto industrial de largo plazo, similar al que han emprendido países como Chile, España y Singapur, donde las pequeñas y medianas empresas tienen una gran fuerza y que se han transformado en menos de 20 años.

A raíz de la desaceleración de la economía estadunidense, pequeños industriales han llamado a volver los ojos al mercado interno y critican que México se haya concentrado en las exportaciones.

Prieto, cuyos contrincantes lo acusan de defender exclusivamente los intereses de la gran empresa, sostiene que el mercado interno y el externo son una misma cosa. ''En el mercado internacional está 60 por ciento del PIB. El sector exportador lleva de la mano al sector nacional; uno jala al otro. Al mirar hacia el exterior en realidad se mira al interior. Cuando se habla de exportaciones se habla de productividad y competitividad con los mejores del mundo''.

Según el dirigente, la transformación del aparato productivo mexicano requiere la participación de empresarios, gobierno y sindicatos. ''La globalización representa la competencia no entre empresas, sino entre economías. Es ridículo pelearnos internamente cuando la competencia está fuera''. Los mercados de exportación ''no nos están pidiendo permiso ni nos están invitando; están ahí, los tomamos o se nos van'', señala.

A las grandes empresas, explica, les corresponderá servir de anclas para reconstruir las cadenas productivas, y al gobierno le toca ''compartir riesgos'' y crear condiciones estructurales que favorezcan la producción: combatir la inseguridad, el contrabando, el comercio ilegal y reactivar la banca de desarrollo.