MARTES Ť 27 Ť MARZO Ť 2001

Marcos Roitman Rosenmann

Creación intelectual y nuevos ejecutivos del pensamiento en América Latina

Grandes acontecimientos suscitan grandes polémicas. Sus protagonistas, los hacedores de la historia, son objeto de análisis e interpretaciones. Sociólogos, periodistas, historiadores, politólogos o antropólogos plantean hipótesis y proyectan sus juicios en medios de comunicación social. Son los artículos de opinión. Realizados en el candor de la lucha, no escapan a la coyuntura y tienen una vida efímera. Inmersos en el corto plazo no sobreviven el paso del tiempo. Estrechamente vinculados a la contingencia cubren el espacio de generar debate. Sin embargo, y a pesar de sus límites, podemos distinguir dos tipos de artículos de opinión y análisis de coyuntura. Unos, capaces de agudizar el juicio crítico, proporcionan argumentos y favorecen la reflexión. El 18 Brumario, de Karl Marx, es un buen ejemplo de ello. Otros, adheridos a la dinámica del poder, forman un compendio de adjetivos, un cúmulo de exabruptos y descalificaciones sin ideas y faltos de elaboración teórica. Cuando se opta por emitir adjetivos y exabruptos la creación intelectual brilla por su ausencia. La constatación es evidente. La creación intelectual presupone una crítica abierta y elaborada hacia las formas de ejercer cotidianamente el poder político. Conlleva una relación conflictiva entre lo que el poder hace y lo que el poder debe hacer desde una consideración democrática y ética.

No puede concebirse como creación intelectual, y menos aún considerarse pensamiento crítico, artículos de opinión cuyos contenidos procuran una justificación política de la razón de Estado. Aquel intelectual o intelectuales que sucumben a los oropeles y beneficios otorgados por el poder político olvida los principios básicos de la creación intelectual, la integridad ética, la independencia frente al poder constituido y su permanente criticismo teórico, cuando olvida estos principios se torna un sujeto pragmático y conformista. Pero esto no es novedad. Siempre hay aduladores del poder capaces de convertir a tiranos en auténticos demócratas.

En todo el mundo y a medida que los postulados de la economía de mercado se han vuelto hegemónicos observamos el surgimiento de un ser apegado al poder y dispuesto a asesorar a quien se lo pida. Sin consideraciones éticas le da igual participar de cualquier tipo de gobierno; sólo hace falta que le llamen. Concibe las ciencias sociales como técnica de futurología. Ofrece artículos de magia para controlar y garantizar, siempre en la medida de sus posibilidades, el mantenimiento del poder a sus amos. Pueden vivir en la sombra o asumir responsabilidades públicas. Son estrategas del marketing y las técnicas de comunicación social. Conocedores de las encuestas de opinión, de los estudios de prospectiva y análisis político. Son defensores de las universidades privadas, aunque ejercen como académicos en universidades públicas de donde obtienen su prestigio. De preferencia deciden doctorarse en universidades europeas o estadunidenses, disfrutan de su rango. Personajes con ínfulas de sabios se mueven tras las bambalinas del poder y se ofrecen para gestionar y solucionar problemas de medio pelo. Traficantes de influencias y hombres de éxito; son los ejecutivos del pensamiento.

El poder político se sirve de ellos para sus fines más inmediatos. Primero los lanza al estrellato en todos los medios de comunicación disponibles. Luego puede prescindir de ellos o hacerlos caer en desgracia. Mientras les dura la fama se encargarán de proyectar una adecuada imagen del poder para conseguir sus espurios fines. Abominan el debate teórico. Incapaces de mantener una discusión sólo participan de encuentros donde se asegure la total aceptación de sus criterios. Temen la discrepancia. En tanto ignorantes, son dogmáticos y vengativos. Destruyen todo aquello que cuestione su poder y ponga en peligro sus prerrogativas. Como ejecutivos del pensamiento producen un discurso lineal. Y lo más importante, aborrecen la democracia.

Son productores de imágenes y tienen un vocabulario acorde con sus necesidades. Adecuar las palabras a la coyuntura es una de sus labores. Por ejemplo, si se reivindica democracia multiétnica y autonomía para los pueblos indígenas de México, los ejecutivos del pensamiento responden: šque se quiten las capuchas!. No se puede hablar de pasamontañas. Cambio nada despreciable, si observamos el significado de la voz capucha en diccionario ideológico de la lengua española: "Prenda carcelaria, destinada a estorbar la comunicación entre los presos fuera de la celdas". Los ejecutivos del pensamiento se apoyan en estratagemas sofistas: el parloteo vano. Repiten muchas veces una misma cosa provocando su aceptación por cansancio. Con ello pretenden imponer agendas y temas de discusión. Tomemos otro ejemplo en relación con el EZLN: "Son intransigentes". "No representan a todos los indígenas". "No quieren realmente solucionar el problema". "Quieren llevar a México al caos".

Para los ejecutivos del pensamiento es prioritario tener un guión donde nada quede fuera. Sus asesorados deben ejercitarse en la declamación de sus frases y su vocabulario. La sincronía debe ser perfecta. Todo debe ser pensado y planeado. La contingencia y el riesgo deben ser reducidos a su mínima expresión. No son idiotas. Son ejecutivos del pensamiento. No cejan y son capaces de todo para que este pensamiento lineal derrote las reivindicaciones democráticas cualesquiera sean éstas.

Los ejecutivos del pensamiento ejercen un patriotismo ramplón; son culturalmente racistas y xenófobos. Cualquier crítica de extranjeros hacia las formas de ejercicio cotidiano del poder se considera una intromisión en asuntos internos o una falta de respeto a la cultura nacional. Se les tilda de irresponsables y de poseer una visión idílica de los pueblos indios. Se les descalifica adjetivándolos como agresores, perturbadores de la paz interna y enemigos incapaces de entender la realidad nacional de un país que no comprenden. Caen en el rango de personas no gratas. Patriotismo mal entendido y xenofobia produce una unidad frente al enemigo público interno y externo. Ilusos que han sucumbido al cántico de las sirenas se les insta a callarse o se les invita a marcharse.

Así, a estos talibanes, ejecutivos del pensamiento, el poder político los utiliza como productores de ideología. Acérrimos defensores de la autoridad y del status quo obtienen lisonjas del poder gracias a la sumisión del carácter y la voluntad de quienes dicen ser creadores intelectuales. Si usted reconoce en este escrito algo de verdad ponga nombres y apellidos con ello habrá realizado un acto democrático de juicio crítico.