Ť Conferencia de Gonzalo Celorio acerca del miembro de los Contemporáneos
Xavier Villaurrutia cumpliría hoy 98 años y conocería el manantial de música que inspiró
Ť Me enseñó que la lectura de un poema se hace con todos los sentidos, escribió Paz
Ť Autor de El nocturno a la estatua, convertido a cantata por Federico Ibarra
MONICA MATEOS-VEGA
El Nobel Octavio Paz escribió que Xavier Villaurrutia (1903-1950) le enseñó a leer los poemas con otros ojos: ''Mejor dicho, me enseñó que la lectura de un poema no se hace sólo con los ojos sino con todos los sentidos y con el entendimiento. Las palabras, además de significado, tienen peso, color, sabor, olor. Tienen, sobre todo, sombras y ecos". Y en la obra de Villaurrutia diversos compositores han encontrado, además, un manantial de música.
Si viviera, Villaurrutia cumpliría hoy 98 años y conocería las cantatas, los sonidos eléctricos, las melodías nostálgicas y las piezas musicales que sus versos han inspirado a creadores tan disímbolos como Dámaso Pérez Prado, el grupo de rock Santa Sabina, Liliana Felipe y Federico Ibarra. ''La poesía de Villaurrutia es totalmente concreta, no tiene la exuberancia de Pellicer, sino que es austera, en ello encuentro un atractivo enorme", señala Ibarra, compositor de diversas cantatas inspiradas en algunos de los nocturnos del autor de Nostalgia de la muerte.
Nocturno sueño fue el primer poema que,
en 1969, sirvió de inspiración a
Ibarra para componer una pieza que en esa época
acompañó las inquietudes
surrealistas en las que estaba inmerso.
Aquella fue una labor no exenta de tropiezos y riesgos,
explica el músico,
pero siempre triunfó su fascinación por
la lírica de Villaurrutia: ''El cómo la palabra escrita me
va sucitando imágenes sonoras es difícil de explicar, pues
se trata de una correlación muy íntima. Quizá me atraen
un poco los sonidos obsesionantes, pues así es la poesía
de Villaurrutia: obsesiva".
El recurrente juego de palabras con el que Villaurrutia construyó varios de sus poemas fue para Ibarra el pretexto para ''incrustar", de la misma manera, diversas melodías al poema como si se tratara de ''un juego de espejos. Es maravilloso; el juego de palabras me permitió a la vez componer algo que lo recuerda, como una serie de reflejos dentro del sonido".
Descubridor de corredores secretos
El Nocturno a la estatua es uno de los poemas de
Villaurrutia convertido a cantata por Ibarra, en el cual se lee: "Soñar,
soñar la noche, la calle, la/ escalera/ y el grito de la estatua
doblando la/ esquina./ Correr hacia la estatua y encontrar/ sólo
el grito,/ querer tocar el grito y sólo hallar el eco,/ querer asir
el grito y encontrar sólo/ el muro/ y
correr hacia el muro y tocar un espejo./ Hallar en el
espejo la estatua asesinada,/ sacarla de la sangre de su sombra,/ vestirla
en un cerrar de ojos,/ acariciarla como a una hermana/ imprevista/ y jugar
con las flechas de sus dedos/ y contar a su oreja cien veces cien/ cien
veces/ hasta oírla decir: estoy muerta de/ sueño".
Se trata de ''poesía tan sucinta que no lo permite a uno extenderse más", es decir, la música empieza y termina donde el poema lo indica, entonces, ''cuando la poesía se incrusta en la música, no la estamos escuchando sino reinterpretada", concluye Ibarra.
Villaurrutia, escribió Paz, ''era un hombre extraordinariamente inteligente que, por escepticismo, había decidido poner su inteligencia al servicio de su sensibilidad. No quiso pensar ni juzgar sino ahondar con lucidez en sus sensaciones y sentimientos. Al inclinarse sobre la complejidad de las sensaciones y las pasiones, descubrió que hay corredores secretos entre el sueño y la vigilia, el amor y el odio, la ausencia y la presencia. Lo mejor de su obra es una exploración de esos corredores".
Con el fin de rendir un homenaje a uno de los miembros
del célebre grupo de
poetas los Contemporáneos hoy, a las 19:00 horas,
el crítico literario Gonzalo
Celorio ofrecerá una conferencia acerca de Xavier
Villaurrutia en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.