MARTES Ť 27 Ť MARZO Ť 2001

Ť Lupillo Rivera se presentó en Milwaukee y Aurora, en el estado de Illinois

En la tierra de Al Capone, triunfó el nuevo ídolo del narcocorrido

Ť Con los temas del llamado Toro del Corrido y a punta de golpes de tequila, la comunidad mexicana radicada en EU reafirma su identidad Ť La respuesta del público, casi hasta la devoción

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Chicago, Illinois. Tour de force por la ciudad de los vientos y poblados cercanos. De gira, el cantante de corridos jaliscience Lupillo Rivera, de La Barca, llegó el pasado viernes a estas tierras ?donde hace siglos dominaron los indios illinois? para recorrer en tres días mil 200 kilómetros y presentarse en siete lugares de baile, de party, ante más de 16 mil personas que lupillo-12sudan hasta convertir los sitios en un sauna.

Afuera, la nieve contrasta. Llegan las mexicanas, algunas ya agringadas, con abrigos que dejarán en el guardarropa para lucir sus cuerpos de tentación, algunos apretujados por sombrerudos y botudos. Lupillo es el platillo estelar de un programa en el que también actúan Los Angeles de Charly y Los Rieleros del Norte.

El cantante es la sensación en varios estados de la Unión Americana y se le ha llegado a comparar con Pedro Infante. Esto se oye exagerado, sobre todo porque en México sólo se le conoce en algunos estados del norte, pero la reacción al punto de devoción de su público en Estados Unidos hace abrigar esperanzas en empresarios, quienes ven en el horizonte un pingüe negocio.

Ha sido vertiginosa la carrera de Lupillo y, como todo proto ídolo, se cuentan anécdotas que rayan en lo inverosímil. Así se hacen las leyendas: a punto de rumor. El dice que vendió canicas y casetes en los bailes masivos gruperos de California. Para alimentar tal concepto, Lupillo regala de vez en vez un billete de 100 dólares a niños que van a sus presentaciones.

Hace que se emborracha y que bebe tequila como nadie. En media hora vacía la mitad de un botella de jugo de agave. Tambaléase y canta acompañado de Los Dorados del Norte y de Banda Canelo. Hay quien dice que se ve que toma refresco en vez de tequila. "¡Cómo que media botella en media hora!".

Triada

El éxito de Lupillo radica en la fuerza de sus presentaciones en vivo. Con cuatro discos grabados en su trayectoria, su fama inicial la consiguió cantando corridos de narcos. Hacía ostentación de regalos de capos: hebillas de oro incrustadas con diamantes, anillos dorados de apariencia carísima, de pistolas con cachas con piedras preciosas... y billete, mucho billete. Esa imagen la ha ido dejando atrás, al igual que los corridos. Ahora explota más los covers de ídolos como Pedro Infante, Luis Pérez Meza y Javier Solís. Y apela al sentimiento patriotero de la gente del mismo origen. Grita: ¡pueblo, raza, público!, sabedor de que tales palabras calan en el ánimo y nostalgia de los mexicanos que trabajan cual sísifos.

Porque para ganarse la vida, miles de mexicanos entran a las siete de la mañana, salen a las tres de la tarde; comen; se van corriendo a otro empleo; se van a dormir a las 12 o una de la mañana. Sísifo. Hay quienes no descansan ni los fines de semana. Van a ver a sus hijos una o dos veces al año, a los estados a los que Lupillo dedica sus actuaciones, como lupillo-6Zacatecas, Jalisco, Michoacán. "Trabajo mucho para no acordarme", dice un mesero del hotel Ejecutivo Plaza, sobre la avenida Madison. Paga un piso de mil 100 dólares al mes. "Sí sale, pero hay que chingarle".

Frío que quema

El viernes cae la nieve y el clima se reporta bajo cero. El aeropuerto O Hare parece, desde el cielo, un pastel de azúcar, el paisaje es invernal. Las máquinas quita nieve trabajan en forma coordinada. Las carreteras están limpias. El tránsito fluye. Los autos avanzan a altas velocidades, no obstante, el asfalto húmedo. Comienza a sentirse la cercanía del downtown, del suburbio, del centro. Aparecen los cafetines que invitan a oír jazz, blues. El edificio Wrigley y la Tribune Tower, teniendo como frente la hermosa fuente Wacher Drive.

Aquí, entre el primer McDonalds construido en el mundo, los poderosos bancos, los gigantescos malls, donde es posible comprar las mejores corbatas del mundo, y los museos, que hacen palidecer a los más importantes de América Latina, late una comunidad de origen mexicano, la cual luego de camellear toda la semana se suelta el pelo y va a buscar su música. A punta de gritos y golpes de tequila se reafirma en esta sociedad de costumbres ajenas a las suyas. Conviven, cohabitan. Es el crecimiento sostenido de los hispanos en Estados Unidos. Se ha incrementado 58 por ciento en los últimos diez años, escribe Mario Palos, reportero de la Extra-La voz de tu comunidad, de edición bilingüe.

Según cifras de la Oficina del Censo, 12.8 millones de hispanos nacieron en el extranjero, y uno de cada cuatro se hicieron ciudadanos estadunidenses. Entre los hispanos nacidos en el extranjero, 43 por ciento ingresó a Estados Unidos en los LUPILLO RIVERAnoventa; 27 por ciento llegó antes de 1980. Entre los hispanos, 66 por ciento son de origen mexicano. La población hispana es la de más rápido crecimiento y es más joven que la de los blancos no hispanos.

En Chicago hay negocios donde en la puerta los letreros avisan: "Se habla inglés". Tal es la fuerza de los hispanos en la ciudad.

A tal población se dirigen Lupillo y los empresarios de espectáculos. El viernes, en Milwaukee, en The Rave-Eagle Club, mientras Lupe cantaba Despreciado, el inmortal tema interpretado por Javier Solís, los gangueros (pandillas, de "gang") se enfrentaron a golpes y a sillazos. Nada los pudo detener y hasta ahí llegó la party. A Lupillo lo sacaron por una puerta secreta, pero no faltó quien se diera cuenta: "¡Ahí va el pelón!".

El sábado fue de mucho trabajo. Tres presentaciones: la primera en La Movida, en Elgin, un suburbio de Illinois; luego en un antro que no tiene nada que pedirle a los más oscuros de Neza; remató en el Aragón, en Ainslie, el más importante de Chicago en materia grupera. Quien triunfa aquí, ya la hizo. Suma Lupillo otras palabras a la jerga que alborota el patriotismo: "¡compa! y ¡pelao!".

El domingo estaría El Moreño (nombre de uno de sus éxitos) en el antro El Alamo, en Aurora, población con "oasis", centros de aprovisionamiento de energía: gasolina, comida. Ahí refrendó Lupillo su éxito.

Chaparro, algo gordo, pelón, de pinta pachuca, a rayas, pantalones bombachos, zapatos o botas de piel de varios animales; fuma puro, canta como... Lorenzo de Monteclaro, tal es Lupillo Rivera, El Toro del Corrido, quien ya con cierta fama ha cambiado a cantar covers, como El Barzón, que habla de injusticias. Aumenta su popularidad con arengas en las que pide cantar más fuerte para demostrarle a los "pinches gringos cómo son los mexicanos de chingones".