MIERCOLES Ť 28 Ť MARZO Ť 2001
Javier González Rubio Iribarren
Lo irremediablemente histórico
Durante años hemos utilizado el calificativo histórico con mucha ligereza, quizá por eso ahora muchos le temen a esa palabra.
Con gran facilidad o comodidad hemos dicho que la bolsa alcanzó un récord histórico, que tal o cual crisis económica ha sido la más grave de la historia moderna; al asesinato de Luis Donaldo Colosio no sólo lo calificamos de hecho histórico sino que además lo convertimos en magnicidio, lo cual, en realidad, era un exceso. Celebramos también la derrota del PRI como un hecho histórico, pero también es cierto que a partir de ese momento muchos han querido que la historia se detenga, que fuera un momento suficiente para darnos ánimos en un largo tiempo. ƑQué otra cosa era, si no, acabar con la monarquía sin tomar la Bastilla?
Sin embargo, para otros ese mismo suceso significó la posibilidad de alcanzar otros objetivos, de mover el ritmo de la historia. Mientras unos se disponían a prolongar el banquete y a reconcebir la nueva patria de la que se consideran neopadres y poseedores, otros optaron por dar el siguiente paso y creer en la utopía de la justicia. Por eso hoy México está dividido y eso a quienes más miedo causa es a quienes están en la comodidad.
Pero la historia siempre empieza en la vida cotidiana, no en los libros.
Hoy es un día histórico en México y para México, aunque les pese a muchos de esos nuevos intelectuales a quienes asusta la pasión, la fortaleza de convicciones, el navegar en aguas turbulentas; que lucen su supuesto saber pausado, reflexivo, siempre bien acomodado. La historia brilla a pesar de ellos. Quisieran negar los hechos que no caben en su académica estrechez de miras y de perspectiva. Pero su discurso se topa, precisamente, con la fuerza de los hechos.
Por primera vez en la historia de este país que tanto ha presumido un orgullo bastante discutible de orígenes indígenas, pues pocas muestras ha dado de él, un grupo de indios, en representación de diez millones más, hablará en el recinto que aloja a la Cámara de Diputados. Por primera vez tendrán la palabra en un recinto del Congreso, con su propia voz, con su castellano deficiente, sin intermediarios, para plantear los problemas de su realidad social, económica y cultural y su concepción de la mexicanidad.
Nadie le puede negar al subcomandante Marcos haber contribuido a sacar a los indios del recinto sagrado de la historia antigua para ponerlos en el presente y confrontarnos con ellos como realidad.
Pero también es cierto que quizá por la fuerza de la personalidad de Marcos no se ha reparado suficientemente en los llamados comandantes zapatistas, como Zebedeo, Tacho o Esther, que tienen ideas propias y que mucho le enseñaron a él. Y quizá también no se ha reparado en ellos precisamente porque el racismo, abierto o soterrado, el desprecio e incluso la conmiseración considera a los indios incapaces de haber realizado por sí mismos un movimiento como el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
La presencia de los zapatistas en el recinto de San Lázaro es un hecho histórico, como lo fue su llegada al Zócalo de la ciudad de México. Y sí, los comandantes del EZLN son personajes históricos, como lo es también Marcos.