miercoles Ť 28 Ť marzo Ť 2001

José Steinsleger

Tehuantepec en la mira

Amodo de anticipo de lo que serán las relaciones de Estados Unidos y la América Hispana, el conde de Aranda se dirigió al rey Carlos III y en su informe dijo: "...Engrandecida (con la independencia, n.r.) dicha potencia anglo-americana debemos creer que sus miras primeras se dirijan a la posesión entera de las Floridas para dominar el seno mexicano" (1783).

Desde Filadelfia, Luis de Onís escribió al virrey en 1812: "Excelentísimo señor; Muy señor mío. Cada día se van desarrollando más y más las ideas ambiciosas de esta República y confirmándose sus miras hostiles contra la España".

El informante se refiere a la política expansiva de Washington hacia el sur: "...Parecerá un delirio este proyecto a toda persona sensata, pero no es menos seguro que el proyecto existe...". Treinta y siete años más tarde, México perdió la mitad de sus territorios (Tratado de Guadalupe-Hidalgo, 1848).

Si el conde de Aranda y Luis de Onís vivieran... Ƒqué hubiesen opinado del estudio El Sur también existe, un ensayo sobre el desarrollo regional de México, discutido por los presidentes de América central que se reunieron en Madrid en la primera semana del mes en curso?

Mejor conocido con el nombre de Plan Puebla-Panamá, el estudio de marras suscita múltiples inquietudes en cuanto a su intenciones finales. Aquí es donde irrumpen los temores y las especulaciones políticas y geopolíticas. Cabe entonces echar mano a un texto muy difundido entre los especialistas de los años ochenta, que fuera excelentemente reseñado por el sociólogo chileno Luis Maira, cuando aún mantenía posiciones antimperialistas.

En la ponencia "Los intereses políticos y estratégicos de Estados Unidos en América del Sur", presentada en el seminario internacional Seguridad Democrática Regional: una Concepción Alternativa de Seguridad (Comisión Sudamericana de Paz, Santiago de Chile, marzo de 1988), Maira analizó los contenidos de World Power Trends and U.S. Foreign Policy for the 1980, firmado por el experto Ray S. Cline, uno de los think tanks más duros del entorno del pensamiento neoconservador que giraba en torno al gobierno de Ronald Reagan.

"La formulación de Cline --escribe Maira-- mira a Estados Unidos como el centro de una extensa y decisiva zona que empieza en Alaska y que incluye también a Canadá, México, a los países del istmo centroamericano, teniendo como frontera sur el Canal de Panamá, pero que incluye también, como flanco de expansión a todo el ámbito marítimo de la Cuenca del Caribe y a las Antillas mayores y menores. Este decisivo espacio, que en su lenguaje es denominado Zona Politectónica I, debe ser considerado para todos los efectos de la actividad internacional como el 'territorio propio norteamericano' " (p. 44).

Agrega: "En el Encuentro Anual de Expertos del Programa de Estudios Conjuntos sobre Relaciones Internacionales de América Latina (RIAL), realizado en Bogotá en 1985, el académico mexicano Carlos Rico, en ese momento director del Instituto de Estudios de Estados Unidos del Centro de Investigación y Desarrollo Económico (CIDE), en ciudad de México, propuso como una distinción metodológica, a la luz de los contenidos de la política de la administración Reagan, la diferenciación entre "una América Latina del Norte" y una "América Latina del Sur", cuya línea divisoria pasaba justamente por el Canal de Panamá" (p. 45).

Consideraciones que nos remiten a los Documentos de Santa Fe I y II, de 1980 y 1990, que guiaron la política exterior de los gobiernos de Ronald Reagan y George Bush y en los cuales se dijeron cosas como la siguiente: "...La red comunista subversiva y terrorista se extiende desde Chiapas, al sur de México, hasta Chile...".

En la propuesta número 9 del Documento II de Santa Fe, se lee: "Muchos de los mexicanos que cruzan la frontera estadunidense mexicana, son hombres que por lo general no obtienen empleo en las maquiladoras, debido a que las habilidades manuales prevalecientes y el trabajo a destajo son desempeñados por mujeres... Por lo tanto las industrias de Estados Unidos deberían considerar el traslado de sus maquilas mucho más al interior de México... (Una estrategia para América Latina para la década de 1990, Consejo para la Seguridad Interamericana).

Si de un lado no cabe duda que el Plan Puebla-Panamá se inserta en la noción moderna de seguridad nacional (en la que "seguridad" significa desarrollo económico, pues sin desarrollo no puede haber seguridad), restaría conocer los aspectos político-militares implícitos en toda noción de seguridad nacional.

De lo primero, el Plan Puebla-Panamá ofrece consideraciones extensas y razonadas. De lo segundo, no hay nada.