VIERNES Ť 30 Ť MARZO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
AYER, ANTE LOS miembros del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, para el presidente Fox ya no hubo más necesidad de pronunciar, insistir, acariciar y enfatizar las palabras Chiapas e indígena.
SEMANAS ATRAS no había ocasión importante en que el Ejecutivo no insertase con cualquier pretexto, y aun cuando francamente no viniera al caso, el asunto chiapaneco e indígena. Por lo que se ve, esa campaña ha terminado para el Presidente, y ahora su vista está puesta en la otra etapa a conquistar, la de la aprobación de la reforma fiscal a la que, con esa vocación por los eufemismos que le caracteriza, no llama más con esos crudos términos, sino con los casi poéticos de "reforma redistributiva".
RESUELTO O EN vías de resolución -o al menos eso parece creer- el problema del sureste, el Presidente habló largamente de asuntos de dinero con los empresarios de elite que le fueron a informar de los "Compromisos de inversión y exportación" que esperan cumplir en el presente año. Una gran muestra de apoyo y de confianza, sin duda y sin que nadie le coreara en su cara el nombre de Diego, Diego.
HABLO EL PRESIDENTE de la consolidación de la democracia y de gobiernos que sí le entran a solucionar asuntos que otros dejaron pendientes, y de la iniciativa de la Cocopa que espera sea aprobada, y de los millones de mexicanos que necesitan atención. Pero nada más. Ni Chiapas ni Marcos ni EZLN ni Rafael Sebastián Guillén. En cambio, agradeció el apoyo a su propuesta fiscal y la explicó de tal manera que hasta un diputado o un senador panista la entendiera: "le llamo una reforma redistributiva -hizo saber- porque es una reforma redistributiva. En esta reforma los pobres no pagan. Al revés, reciben, y reciben de manera directa".
OTRO FORO HUBO en el que sí era obligado hablar de indígenas, pues era la instalación del Consejo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y del Consejo Estatal Indígena, en Chilpancingo. Allí, obviamente, el Presidente habló del tema, pero mencionó una vez al EZLN y otra la iniciativa de ley de la Cocopa. En cambio, aprovechó la oportunidad para señalar que los legisladores panistas no están contra el diálogo con los indígenas, y en especial los defendió de interpretaciones adversas respecto a la sesión del pasado miércoles en San Lázaro. Desde luego, aprovechó para ganar puntos en su nueva campaña, la de la reforma redistributiva que ahora busca "vender" a los mexicanos en cuanta tribuna le es posible (está claro que, luego de cumplido el reto llamado zapatismo, viene el de la reforma fiscal y, en seguida, el de la apertura del sector energético al capital extranjero, sobre todo para ayudar a Estados Unidos).
Opiniones y reclamos
RECLAMAN VARIOS lectores a este tecleador con pretensiones de árbitro, el que en anterior columna se haya considerado al presidente Fox como el gran ganador del pasado miércoles histórico. Estiman esos inconformes cibernéticos y fáxicos (Ƒasí se deberá nombrar lo referente al fax, distinguida Madre Academia?) que este Niño Artillero olvida y relega los grandes esfuerzos hechos por la sociedad civil y, desde luego, por el zapatismo, que ha escenificado la batalla esencial de esta historia.
POR DESGRACIA, EL tal tecleador no está en condiciones de corregir su dicho, como en otras ocasiones lo ha hecho cuando ha creído haberse equivocado en sus puntos de vista, comentarios, chistoretes o variadas flora y fauna con las que confecciona este espacio entre serio y vacilador. Fox consiguió un gran triunfo político, que le permitirá aplacar fuerzas internas que andaban demasiado nerviosas, y enfilarse en buenas circunstancias hacia las dos metas centrales que le faltan, las de la reforma fiscal y la de la apertura del ámbito energético al capital privado. Fox, el presidente que como Kalimán actuó convencido de que todo es alcanzable con el poder de la mente, logró llevar al zapatismo al terreno de la negociación.
SON RESPETABLES muchas de las opiniones expresadas enalteciendo al zapatismo por encima del foxismo, y subrayando la importancia de la movilización civil nacional e internacional para conseguir que Fox fuese "doblado". Pero tampoco es posible cerrar los ojos ante lo evidente: Fox apostó y ganó. Y, según algunos como el autor de esta versión escrita de Las Vegas, ganó más que todos los demás. Cuánto durarán los efectos de este triunfo y hasta dónde llegarán, es algo que está por verse. Habrá de saberse pronto si de verdad Fox está comprometido con el impulso de la ley llamada de la Cocopa y si las posibles modificaciones que se hagan a esa iniciativa son aceptadas por los zapatistas o constituyen nuevos motivos para poner en riesgo el proceso de paz. Nadie ha dicho que el guanajuatense ha ganado la guerra; simplemente que, a juicio de algunos como el arriba firmante, aparece como el principal ganador de una batalla estratégica.
ES NECESARIO consignar aquí, también, los señalamientos hechos por internet a esta columna, preguntando si acaso entonces, ante el inicio del diálogo y el avance hacia la paz, bien valió la pena el voto útil que ciudadanos no panistas ni derechistas dieron para alcanzar la alternancia partidista en el poder. Un lector simplemente escribió: "ƑUsted, y todos quienes tanto critican a Fox, creen que se habría logrado todo esto bueno para el zapatismo y los indígenas, si el Presidente hubiera sido Labastida?".
Un hombre inocente
SE HA CUMPLIDO el último trámite judicial para establecer la verdad jurídica en el caso de Mario Rodríguez Bezares, conocido por su actividad profesional como Mayito. El dictamen definitivo ha establecido su inocencia, lo que será aprobado y festejado por un amplio público que, en consonancia con la inducción hecha desde un canal de televisión, cree ver en el patiño de Francisco Stanley a un ejemplo de virtudes humanas. Otro segmento social, en cambio, seguirá creyendo que, a pesar de la exoneración jurídica, Rodríguez Bezares tuvo culpas en el crimen de Stanley y que, junto con éste, formó parte de un negocio en el que se combinaban narcotráfico y otros temas propios del llamado bajo mundo del delito.
EN ABONO O DESCUENTO de la tesis judicial inapelable que otorga a Mayito la condición de inocente, podrán consignarse diversos hechos. Quienes le consideran víctima de una injusticia terrible habrán de dar por confirmado que la sentencia exculpatoria exhibe las maquinaciones con que el gobierno perredista del trienio pasado (Cuauhtémoc Cárdenas por una parte, Rosario Robles en la otra), y en particular el procurador Samuel del Villar, se ensañó contra un hombre agradable que habría sido utilizado como instrumento de venganzas políticas contra Televisión Azteca. En sentido contrario habrá quienes seguirán considerando a Mayito como parte del gran negocio del narcoespectáculo y a él, y a la empresa televisora de Ricardo Salinas Pliego, como parte de una descarada estrategia de desestabilización que se dio contra el anterior gobierno capitalino perredista.
PERO LO UNICO cierto, a partir de ayer, es que, conforme a una sentencia judicial definitiva, Mayito es inocente y el asesinato de Stanley, y las razones que hubo para cometerlo, parecen quedar en la impunidad.
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