Ť Recibe el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2001
Varela: porque sale del alma, la poesía no entra al mercado
Ť ''Perú es muy pobre y votaré por Toledo porque es cholo''
CESAR GÜEMES
Detrás de las gafas oscuras que porta casi todo el tiempo, hay una mirada sencilla y directa. En ocasiones, hasta dulce. Pese a que Blanca Varela, Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2001, es firme en sus juicios. De la poesía actual en su natal Perú, por ejemplo, dice: ''Hay muchos poetas y pocos resultados. No son lo suficientemente rigurosos, publican demasiado pronto. Hay que esperar y corregir lo que se produce. Además, los muy jóvenes buscan el éxito y un poeta jamás debe perseguirlo, porque la poesía no entra al mercado, es una actividad absolutamente gratuita. Si alguien la escribe es, como dice una canción, porque le sale del alma".
Varela está en México a fin de recibir este viernes ese galardón.
Nacida en Lima, en 1926, compartió sus primeras armas con la llamada generación del 50, entre quienes figuran Carlos Germán Belli, Jorge Eielson y Javier Sologuren. Sin embargo, no es el trabajo poético realizado por varones en Perú el que más valora: ''Lo más importante que sucede ahora en mi país es la poesía hecha por mujeres, que por cierto no tiene que relacionarse con el erotismo. Y lo digo no porque yo sea mujer, soy apartada del feminismo pese a que tengo muy buenas relaciones con las mujeres, lo digo porque en poesía no hay diferencias, poesía es una sola, la buena, la otra no cuenta".
-Ha señalado que su amistad con Paz es lo que la acerca definitivamente a la escritura. Después de ese hecho, ¿en qué momento sabe que es poeta?
-Hasta ahora no lo sé. A lo mejor por el hecho de recibir un premio tan importante como éste podría pensar que lo soy, pues no, todavía tengo mis dudas. Nunca un poeta está contento con lo que escribe, y si lo está, mejor le hacemos una cruz encima. En el arte en general hay que buscar la evolución, no repetirse. El drama de los viejos poetas es que se repiten. Es muy difícil que una persona llegue a la edad que tengo y trate de seguir escribiendo textos que no se parezcan a lo anterior. Claro, conservan el espíritu, pero cambia la manera de decir las cosas. Reconozco que en mi primeros trabajos había más metáforas, pretendía acercarme a lo exterior, mientras que ahora me apego a la palabra misma, a la lengua.
El racismo, abominable
Con el afán de ser distinta es que dio a conocer en 1959 su primer poemario, Ese puerto existe, al que le siguieron Luz de día, Valses y otras confesiones y su antología inicial, Canto villano, que hoy puede leerse en México a través de la edición que de ella hizo, en 1996, el Fondo de Cultura Económica.
De su estilo, abunda: ''Muchas veces he tenido que echar mano de expresiones desagradables, que casi carecen de la gracia poética, pero era preciso emplearlas para expresar lo que sentía en ese momento".
Y aunque en su trabajo retoma la vida cotidiana, aclara que en su poesía ''estuvo presente el tema social, pero no en forma panfletaria, ni siquiera como canción. Por ejemplo, no me gusta Pablo Neruda cuando trata de ser social, prefiero al de Residencia en la tierra". Y reconoce: ''Provengo de un país muy pobre, en el cual a diferencia de México a la población indígena se le aplastó. Nunca tuvimos una revolución, ni nada que se le pareciera. Hasta hoy, Perú es muy pobre".
-Aunque ahora están a sólo unos días de iniciar el cambio político. ¿Confía en el candidato Alejandro Toledo?
-Voy a votar por él, ¿y sabes por qué? Porque es cholo y porque yo no soporto el racismo. En Perú tenemos un dicho que señala, 'el que no tiene algo de inga, lo tiene de mandinga' y equivale a decir que quien no es inca tiene algo de negro. En Perú nos sentimos profundamente mezclados. Por eso pienso votar por Toledo.