SABADO Ť 31 Ť MARZO Ť 2001

Ť La comandancia zapatista arribó a Oaxaca; hoy parte rumbo a San Cristóbal

Retorno con "las manos llenas de esperanza"

Ť Los integrantes del Congreso Nacional Indígena se trasladarán a sus respectivos estados

HERMANN BELLINGHAUSEN Y JESUS RAMIREZ ENVIADOS

Oaxaca, Oax., 30 de marzo. En su regreso a Chiapas, la delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo una escala en esta ciudad para merendar y descansar. Los 23 comandantes, el subcomandante Marcos y la caravana integrada por más de 300 personas, representantes de diversos pueblos indígenas del país y organizaciones sociales y civiles continuarán este sábado por la mañana su camino hacia San Cristóbal de las Casas.

Escoltado por elementos de la Policía Federal Preventiva y de Seguridad Pública estatal, el contingente arribó a las cinco y media de la tarde a Oaxaca. Esta noche la comandancia rebelde se hospedó en la Casa de la Iglesia Oaxaqueña, y sus acompañantes en la Casa del Maestro.

La caravana, compuesta por los más de 10 autobuses del Congreso Nacional Indígena (CNI) y de la sociedad civil, así como unos 20 vehículos de los diversos medios de comunicación que siguen el retorno de los rebeldes, dejó atrás la ciudad de México.

El recorrido hasta Oaxaca, que a la ida les tomó diez días, hoy se cubrió en ocho horas. En el camino no hubo actos ni recepciones ni discursos.

La partida

A las diez de la mañana, los delegados del EZLN traspasaron las rejas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), donde los estudiantes, profesores, trabajadores y autoridades acogieron durante 28 días a los zapatistas y a los integrantes del CNI que participaron en la marcha por la dignidad indígena.

Los primeros metros, sobre la calle de Zapotes hasta Periférico, el autobús que transporta a la delegación zapatista avanzó en medio de un cinturón de seguridad que cientos de personas formaron tomadas de la mano. A llegar a la avenida fue rodeado por un enjambre de fotógrafos, estudiantes y vecinos, que corrieron unos metros para despedirlos.

Unos 400 motociclistas y patrulleros de la Policía Preventiva capitalina los acompañaron hasta Chalco. Desde el comienzo del viaje comenzaron a aparecer pequeños grupos de vecinos de la colonia Isidro Fabela, que se apostaron en el camellón del Periférico. Los puentes en el camino se fueron llenando de gente. Desde las banquetas algunos empleados, estudiantes y colonos agitaban sus manos en espontánea despedida.

A lo largo de Canal de Garay, por los rumbos de Iztapalapa, se congregaron cientos de personas y grupos del Frente Popular Francisco Villa, enseñando sus banderas rojas en señal de adiós.

De esta manera, la delegación zapatista fue despedida del Distrito Federal por la controvertida organización villista, que los ha acompañado y acogido en anteriores ocasiones, del mismo modo que lo hizo en esta marcha de la dignidad indígena, junto con otras organizaciones urbanas, desde la salida de Jovel el 24 de febrero.

Siempre en un discreto segundo plano, el Frente Popular Francisco Villa estuvo con los zapatistas en el Zócalo y en las distintas jornadas capitalinas, que culminaron en el Congreso de la Unión. Finalmente, también estuvieron con ellos en las calles donde la ciudad empieza a perder su nombre.

A los ojos del país, en vivo y en cadena nacional, los indígenas se hicieron escuchar y ganaron la atención y el respeto ciudadano más grande que han tenido los pueblos indios en toda su historia.

La caravana cumplió su cometido: llevar la voz indígena a la tribuna de San enah_despedida-ezln Lázaro, y desde ahí demandar la aprobación de la iniciativa de reformas constitucionales de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), que significa el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas.

Venciendo obstáculos, que parecían grandes o al menos pesados, los indígenas no regresan "con las manos vacías". Después de refrendar e incluso incrementar el respaldo de la sociedad civil, las organizaciones sociales, los intelectuales, estudiantes, maestros y colonos que los han apoyado en los años recientes, los comandantes rebeldes y el CNI dejaron el Valle de Anáhuac antes del mediodía.

A su arribo a Oaxaca fueron recibidos por un centenar de personas, al grito de "šsí se pudo!". Con una manta que cubría la fachada de la Casa de la Iglesia Oaxaqueña se pronunciaban "por un México sin muerte ni miseria".

Este sábado se efectuará la segunda etapa del retorno, hasta el punto de partida en San Cristóbal de las Casas. Esto, antes que la delegación zapatista se disperse hacia sus comunidades de origen, y los delegados del CNI hagan lo propio rumbo a Jalisco, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Guerrero y Chiapas.

Luego 33 días de haber comenzado este ciclo de los zapatistas y el movimiento indígena nacional, está a punto de completarse.

Celebran el retorno

El Foro Estatal por los Derechos Indígenas de Oaxaca, mediante un boletín de prensa, dirigió un saludo a la caravana y celebró el regreso de los zapatistas. Las organizaciones que integran el foro hicieron votos por que el diálogo pueda comenzar con el cumplimiento de las tres señales que demanda el EZLN.

"El camino es largo", declaró este espacio de coordinación para la defensa de los derechos indígenas: la salida del Ejército Mexicano de comunidades indias de Chiapas, la liberación de los presos zapatistas y la aprobación de las reformas constitucionales elaboradas por la Cocopa. "El EZLN se sentará nuevamente a dialogar con el gobierno federal, para arribar a acuerdos que conduzcan a la paz con justicia y dignidad para todas y todos los mexicanos".

El foro estatal indígena reiteró que "hace suyas las demandas del EZLN y, por tanto, acompañará este proceso, como lo han hecho las organizaciones que lo integran, desde el alzamiento zapatista, pues sabe que los derechos de los pueblos indios no pueden ser postergados por más tiempo en un país que se precia de luchar por la democracia, la justicia y la paz con dignidad".

"Los zapatistas regresan a sus comunidades con las manos llenas de esperanza", sellaba un locutor de radio al comentar su retiro de la ciudad de México.




Ť Dos días durará el recorrido de los zapatistas hasta la selva Lacandona

Vuelvan pronto, pidieron a los delegados indígenas

Ť En los alrededores de la ENAH, hombres y mujeres expresaron su aprecio por miembros del EZLN Ť "Gracias por todo", dijo la comandanta Esther desde el autobús

ENRIQUE MENDEZ

Los zapatistas iniciaron ayer el camino de regreso a la selva Lacandona con las manos llenas, luego de una despedida de hombres y mujeres que se congregaron afuera de la Escuela Nacional de Antropología e Historia -durante tres semanas cuartel de los comandantes rebeldes- para expresarles su afecto.

A las 10:05 horas -125 minutos después de lo programado- el autobús que transportó a la comandancia durante la caravana de Chiapas a la capital del país salió de la ENAH, precedido por dos camionetas del Congreso Nacional Indígena y del Centro de Información Zapatista.

En el autobús iban todos los delegados del EZLN. Los comandantes David, Zebedeo y Tacho se asomaron por las ventanillas para despedirse de la gente.

Recargada en la ventanilla, la comandanta Esther -que el jueves fue la primera mujer indígena en hablar desde la tribuna de la Cámara de Diputados, sin ser legisladora-, expresó su frase última en la ciudad de México: "Gracias por todo".

Mujeres y niños se despidieron de los zapatistas agitando rehiletes de papel montados en tiras de cartón corrugado, y algunas de ellas les pidieron: "šVuelvan pronto!"

Otra más, con su hijo en brazos, les dijo: "šQué Dios los bendiga!"

Detrás del autobús de la comandancia salieron otros seis, además del Camioncito Escolar por la Paz en Chiapas, el de los ciudadanos extranjeros que riñeron con un par de reporteros el viernes 16, antes de la salida a la Plaza Roja del Poli. También una ambulancia los acompañó, por si acaso.

La caravana del retorno la cerraron decenas de vehículos con reporteros, fotógrafos y camarógrafos que cubrirán el regreso a Chiapas, estimado en dos días, trayecto con sus respectivas paradas.

Movimientos desde el amanecer

Desde el amanecer, en la esquina de Piedra Luna y Zapote, en la colonia Isidro Fabela, donde está la ENAH, inició el ajetreo, el movimiento, la afinación de los detalles para la salida. Aunque desde la víspera ya se habían ido atando cobijas, ropa y guardando lo poco que se trajo.

Pero es más lo que se lleva, porque también a la escuela llegó a las ocho de la mañana un camión torton, para transportar a Chiapas los víveres que durante estos días la sociedad fue llevando a los zapatistas.

Además de los comandantes, el mundo alrededor se levantó temprano. A las ocho y media ya había tacos en el puesto de enfrente, quesadillas en otro, jugos y tortas, gelatinas en uno más. Y las infaltables camisetas con frases alusivas al zapatismo, a la Revolución de 1910, y las de Marcos fumando pipa o montado a caballo.

Una hora después un camión de la delegación Tlalpan se llevó la basura del campamento. Dos autobuses ya habían sido ocupados por estudiantes de la ENAH e integrantes del Congreso Nacional Indígena. A las 9:30 un hombre gritó: "šAhí vienen!", y el movimiento de reporteros y cámaras se hizo más intenso, pero fue una mentira.

En el autobús asignado con el número uno no viajaba la comandancia, y el vehículo se detuvo metros adelante, hacia la salida al Periférico Sur.

Poco antes de las diez de la mañana llegó la dirigente del movimiento Eureka, Rosario Ibarra de Piedra, visitante asidua de los comandantes del EZLN en estos días. despedida_ezln-enah

Previo a la salida del autobús de los líderes rebeldes, a las puertas de la ENAH llegó un hombre con su perro Melasa, animal que portaba pasamontañas, gorra, pipa en el hocico y en el lomo una carabina. El look al estilo sub entretuvo a los fotógrafos y a la gente.

"Si Melasa no se va al cielo, como todos los perros, con ese atuendo al menos podría ir a La Realidad", comentó una hermosa mujer de ojos grandes.

A las 10:00 horas se intensificó el movimiento de gente. Alumnos de la ENAH, simpatizantes del movimiento armado y jóvenes formaron un cordón de seguridad a lo largo de la calle Zapote para permitir la libre salida del autobús.

Un griterío confirmó la salida de los comandantes. "Somos todos los colores de la tierra", se leía en la manta colgada de uno de los autobuses. Y otra, en un poste de la esquina, describía a los zapatistas: "šSon muy chingones!"

Quinientos años después, los indígenas regresaron a Chiapas con las manos llenas.