LUNES Ť 2 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Afirma que los ciudadanos requieren información para conocer el proyecto tributario

La reforma fiscal, inútil si no es destinada al progreso del país, opina Rivera Carrera

Ť Se trata de que los pobres avancen y "no sólo reciban una limosna o un donativo esporádico"


JOSE ANTONIO ROMAN

Los mexicanos necesitamos "ver con claridad" que la reforma fiscal propuesta por el gobierno del presidente Vicente Fox se destinará a un proyecto de transformación, de progreso y de resurgimiento del país, pues de lo contrario no tendría caso, afirmó el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera.

Dijo que cualquier impuesto o carga fiscal "no le gusta a nadie" y, en este caso, la reforma fiscal "no será bienvenida". Lo que se tiene que examinar con claridad, añadió, es definir si esta propuesta realmente ayudará a los más pobres, pues una y otra parte argumentan que su posición es la que defiende a las clases más desprotegidas.

Entrevistado luego de su acostumbrada misa dominical en la Catedral Metropolitana, el prelado señaló que es necesario un "ánimo sereno" para examinar si esta medida ayudará a que ese gran número de mexicanos que viven en la pobreza tengan acceso a un trabajo, a la educación y a todos los medios que los hagan progresar, y "no solamente reciban una limosna o un donativo esporádico".

Así, el cardenal entró en el debate de la cardenal-norberto2 reforma fiscal. Apuntó que todos los ciudadanos y no sólo los legisladores necesitamos información de la propuesta fiscal, a fin conocer si ésta ayudará o no a las clases más pobres, pues sería verdaderamente lamentable que una medida de esta naturaleza lastimara a las clases más necesitadas.

Durante su homilía aludió a la celebración del Día de la Caridad, en el que una de sus manifestaciones dentro de las acciones en la Iglesia católica es la instalación de dispensarios parroquiales. Y es que, de aprobarse la reforma fiscal, también deberán pagar el IVA en los medicamentos.

Destacó el tiempo cuaresmal, propicio para la conversión, el perdón y la caridad. Dijo que las prácticas caritativas consisten en ver al otro como hermano, más allá incluso de las afrentas. Esta práctica de la no-violencia, dijo, implica en primer lugar decir no a la injusticia sistemática e histórica que excluye a los hermanos más pobres, a invita a buscar creativamente los caminos inéditos de la justicia.

Llamó a los agentes de la pastoral arquidiocesana a ser agentes misioneros de la caridad, a fin de impulsar en sus propios ambientes y en cooperación con organizaciones y esfuerzos no necesariamente eclesiales, sino de la sociedad civil y de las autoridades, acciones que hagan de nuestra ciudad una ciudad más humana, sin degradaciones, más cimentada en el valor universal de la fraternidad y el respeto entre las personas, independientemente de credos y preferencias ideológicas.

Señaló que la Iglesia debe reconocer que no es la institución dueña de la caridad, sino que más allá de parroquias y de sus fieles, hay "buenos samaritanos" que se esfuerzan en construir la convivencia en la ciudad de México sobre la base de los valores fundamentales que se desprenden del mandamiento de "ámense los unos a los otros como Yo les he amado".