Emilio Lomas M
¿Cachondeos perros o simbiosis?
EL SECTOR EMPRESARIAL en nuestro país, sin ser necesariamente nacionalista, tradicionalmente ha sido un aliado ''incondicional'' del grupo en el poder. Hoy por hoy, la mal llamada iniciativa privada sigue obteniendo prebendas a cambio de nada o casi nada y si sus compromisos de inversión y de generación de empleos no se cumplen, no pasa nada. Total, tanto empresarios como gobierno saben, y lo saben bien, que el mayor peso de la carga sexenal recaerá ?una vez más? sobre los hombros de la clase trabajadora.
SUCEDE QUE SIN ninguna contemplación ni reflexión el gobierno de Vicente Fox no tiene previsto dar marcha atrás con su decisión de nombrar como miembros del Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos a distinguidos representantes de la clase empresarial. Además, en los próximos meses (después de que se discuta la reforma fiscal y las leyes indígena y eléctrica), prominentes hombres de negocios llegarán a la Comisión Federal de Electricidad. Harán también su arribo a las secretarías de Agricultura, Economía y Comunicaciones. Donde se pueda.
EL EQUIPO DE COLABORADORES del primer mandatario ha solicitado a los dirigentes de las principales cúpulas empresariales del país que empujen y lo hagan con rigor, la reforma fiscal que está por entrar a la Cámara de Diputados bajo la consigna de Gil Díaz, que seguramente es la de Fox Quesada, de que el país requiere urgentemente abundantes recursos frescos, aunque estos posteriormente se traduzcan en mayor endeudamiento. El grupo empresarial tiene que realizar una gigantesca labor de cabildeo, pues según la advertencia gubernamental la reforma fiscal es determinante para la ''consolidación'' del programa económico del gobierno.
PERO TAMBIÉN A LOS empresarios del país el gobierno foxista les ha permitido ser más agresivos. En la semana que recién concluye, el vicepresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Guillermo Cadena, cuestionó el protagonismo de los políticos, al señalar que dificultan la consolidación de la democracia en México, así como los cambios estructurales. Existe ''un cierto tipo de neopopulismo que reclama resultados aún sin haber hecho la tarea, olvidando aquella máxima que señala que quien quiere el fin, quiere los medios'', dijo, y remató: ''México necesita una reforma fiscal y una profunda desregulación administrativa para hacer frente al menor ritmo de crecimiento económico previsto para este año por la desaceleración estadunidense''.
LA SIMBIOSIS EXISTENTE ha llevado a que, incluso, el gobierno rescate a viejos empresarios, sea cual sea su filiación política. Ahí está el caso de Carlos Hank Rohn, quien incursionará pronto, muy pronto, en el desarrollo de proyectos de cogeneración y, ojo, hasta en la venta de electricidad. El grupo que preside, Hermes, y la empresa estadunidense H.B. Zachry, firmaron ya una carta de intención para construir una nueva empresa denominada Hermes-Zachry que se dedicará a atacar este mercado, con la posibilidad de facturación de algo así como 200 millones de dólares al cuarto año de operación. La nueva empresa ofrecerá en nuestro país servicios de construcción e ingeniería enfocados a proyectos de generación y cogeneración eléctrica, así como líneas de transmisión, aprovechando el uso del vapor y agua en sus procesos.
POR DONDE LO VEA, la aportación privada no es muy significativa y ofrece grandes posibilidades de desarrollo para el inversor. Recuerde usted que también con la devaluación de 1982 (que no le tengo que decir a quién afectó principalmente), el gobierno en turno rescató a grandes corporativos a través del Ficorca. Curiosamente, Ernesto Zedillo dirigía el organismo en esa época. Procter & Gamble accedió en la década de los 80 a los programas de Ficorca, institución dependiente del Banco de México que ayudó a que las empresas mexicanas con deuda en moneda extranjera solventaran en mejores condiciones sus obligaciones.
Melée
LO ANTERIOR ECHA POR TIERRA dos versiones: que Zedillo conocía a Procter sólo como consumidor y que el ex mandatario era malo para los negocios... Como claramente se observa que no hay voluntad social sino mercantil para valorar los proyectos del sector privado, habrá que estar muy atentos para ver por qué proyecto aeroportuario se inclina el gobierno foxista: si por el que tiene detrás a los hombres de negocios de la pasada administración que tienen su centro de operaciones en Atlacomulco o por el que ofrece mejores condiciones de servicio para el desarrollo del país.