En el Aguascalientes del ejido Morelia, Marcos rinde homenaje a los muertos zapatistas
Ť Un día va a amanecer y no habrá rostros ocultos detrás de una máscara, expresa
Ť Los delegados insurgentes fueron recibidos con música
por una multitud de indígenas
JESUS RAMIREZ Y HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADOS
Ejido Morelia, Chis., 2 de abril. ''Nos costó guerra y sangre el que nos miraran y escucharan. Con la mirada y la palabra que nos dieron nuestros muertos hicimos este viaje. Cuando mirábamos, nuestros muertos miraban; cuando hablábamos, nuestros muertos hablaban. Ya mirando y hablando también fuimos mirados y escuchados'', dijo el subcomandante Marcos ante cientos de tzeltales y tojolabales de la región tzotzchoj.
Al arribar esta noche al Aguascalientes de esta comunidad indígena, los delegados del EZLN fueron recibidos con música y vivas. Provenientes de Oventic llegaron a las 20 horas, tras un recorrido de 120 kilómetros.
Más tarde, se realizó un festival con los grupos culturales de varios municipios autónomos de la zona. Posteriormente, los delegados zapatistas participaron en un acto en el que el subcomandante Marcos fue el principal orador.
El jefe rebelde habló ante una multitud oculta entre las sombras de la noche y les dijo: ''Para nosotros los zapatistas no fue tan fácil abrir la palabra. Tuvimos que hacer una guerra, tuvieron que morir compañeros como Sebastián, Severiano y Hermelindo'', indígenas de esta población que fueron muertos por el Ejército en 1994.
El acto de hoy fue un constante homenaje a los zapatistas caídos en estos siete años de lucha, por eso el vocero del EZLN dijo durante su intervención: ''Con esos y otros muertos abrimos nuestra palabra, y con nuestra palabra se abrieron también nuestros ojos y así pudimos mirar a los otros''.
Ante los integrantes del Comité Clandestino de la región tzotzchoj y los responsables locales y regionales, Marcos explicó que por el ejemplo de los zapatistas caídos ''teníamos que cumplir tres misiones: la misión de empujar las tres señales, la misión de dialogar con el Congreso de la Unión y la misión de dialogar con la sociedad civil''. Y afirmó: ''Sí cumplimos con las tres misiones''.
En referencia al compromiso del gobierno de Fox, dijo a las bases de apoyo zapatistas congregadas en este Aguascalientes que ''ya pronto van a quedar libres las tres posiciones militares que faltaban; ya faltan pocos presos zapatistas por liberar; ya se está discutiendo la ley de la Cocopa; ya hablamos con el Congreso de la Unión; también hablamos con cientos de miles de mexicanos''.
En su discurso, que fue traducido simu ltáneamente al tzeltal, tojolabal y tzotzil, el subcomandante Marcos precisó que en los actos ocurridos durante la marcha zapatista ''en nuestra mirada miramos a muchos jóvenes y niños. En nuestra palabra hablamos con muchos niños y jóvenes, porque la mayoría que apoyó y acompañó a esta marcha eran jóvenes y niños. En todas las ciudades se juntaron, llegaban queriendo escuchar. O sea que llegaron buscando, o sea que miraban porque el que escucha es que está buscando, porque el que mira es que está buscando''.
Señaló que a esos niños y jóvenes ''les hablamos con la palabra de verdad, que no éramos lo que buscaban. No éramos, porque nosotros de por si estábamos buscando. Estábamos ellos y nosotros, buscando y buscándonos y nos encontramos unos y otros''.
Marcos dijo además que esos niños y jóvenes representan para los zapatistas la esperanza, la rebeldía, la generosidad, el compromiso, ''o sea el mañana''.
En su constante referencia a los indígenas rebeldes que han muerto a lo largo de esta lucha, dijo: ''Podemos decirles a nuestros muertos que sí tenían razón, que un día se va a amanecer de por sí. Que no habrá rostros ocultos, que un día un rostro no se ocultará detrás de una máscara. Y ese día vivirán nuestros muertos, y ese día se va a amanecer gracias a los niños y jóvenes''.
Para culminar su reflexión, el subcomandante Marcos dijo: ''Que siempre vivan nuestros muertos. Que siempre muera la muerte''.
Antes de terminar, Marcos se inclinó sobre el estrado y dejó una flor como saludo a los muertos zapatistas.
Tras un sonoro ''¡viva el EZLN!'', que gritó la multitud, un silencio grande y hondo se hizo en el Aguascalientes del ejido Morelia.