martes Ť 3 Ť abril Ť 2001
Alberto Aziz Nassif
PAN: Ƒoposición o gobierno?
Desde que Vicente Fox decidió ser candidato a la Presidencia de la República muchas voces en la opinión pública señalaron que el personaje se impuso al partido; más tarde, cuando se creó la asociación Amigos de Fox, que sirvió de plataforma de organización y de financiamiento, se dijo que había un remplazo de la maquinaria partidista por un grupo político; después del 2 de julio, muchos panistas de alcurnia no se sintieron representados al triunfo foxista, y cuando se inició el acomodo del gabinete quedó claro que el panismo no predominó, sino que tuvo una participación discreta en el equipo del nuevo gobierno. Hoy, después del episodio zapatista en el Congreso de la Unión, queda claro también que la relación entre el presidente Fox y el PAN no sólo no será de partido gobernante, sino de abierta oposición.
La participación del zapatismo en el Congreso fue un éxito político, una pieza necesaria para dejar firme la necesidad de aprobar la iniciativa de la Cocopa sobre derechos y cultura indígenas. El discurso de Esther pasará a la historia como una valiosa contribución al México pluricultural que necesita ser reconocido constitucionalmente en esta transición democrática. Ganaron los zapatistas y también los legisladores del PRD y del PRI, que promovieron esta participación. El otro ganador fue el presidente Fox, que sin su partido pudo fortalecer la estrategia de pacificación en Chiapas. El Presidente aguantó la presión y los ataques discursivos del zapatismo, fue prudente y mesurado, pero al mismo tiempo audaz, porque arriesgó su capital político en una apuesta difícil. Gracias a ese triunfo político, el país tiene hoy una perspectiva más alentadora, porque uno de sus conflictos más importantes se encamina hacia una solución democrática.
En cambio, el PAN quedó descuadrado, perdió la votación en la Cámara de Diputados y luego, como venganza, no asistió a la sesión; antepuso la rigidez y la forma, y perdió el fondo; se ubicó en la parte más conservadora del espectro político y dio voz a los antizapatistas duros, y al final no supo perder y se fue al berrinche; cobró al presidente Fox viejas facturas con lo cual fue otra vez el "perfecto" partido de oposición en el gobierno.
Hoy el PAN forma parte de la coalición gobernante, lo cual implica que no puede seguir jugando el papel de opositor intransigente en las principales iniciativas del Presidente. Fue tan evidente la diferencia de posiciones entre el primer mandatario y su partido que la derrota del PAN no afecta a la Presidencia. Si el PAN calcula que el zapatismo es apoyado por la izquierda y que sus electores no están en ese sector, está equivocado. Tal vez una parte del voto duro panista se haya sentido representado en la posición de sus legisladores, pero lo cierto es que las victorias electorales del panismo necesitan del voto útil independiente, el cual está asentado en sectores críticos que no comparten la doctrina y la alcurnia de ese partido, pero sí la posibilidad democratizadora.
Frente a la crítica que establece una distancia irreconciliable entre Fox y el panismo, se pueden presentar algunas hipótesis que podremos contrastar con la realidad de los próximos días y semanas: entre el PAN y Fox existe una relación que pasa por diferentes espacios, desde la ambigüedad, las contradicciones abiertas o discretas, la cooperación y la necesidad recíprocas, hasta la abierta oposición; dentro del panismo hay grupos de poder que luchan en cada una de estas situaciones por el control y el deslinde del partido y del gobierno, estos grupos pueden formar parte de la polarización entre Fox y Diego Fernández, o entre los doctrinarios y los neopanistas, o entre funcionarios y legisladores; el PAN, como partido político que llega al poder después de 60 años de oposición, atraviesa por fuertes reacomodos, incluso por una crisis para ajustar su discurso a sus prácticas y decisiones.
El PAN necesitaba de Fox para ganar la Presidencia y viceversa, pero después se acabaron las recetas. Sin embargo, a pesar de las distancias y contradicciones, ahora el Presidente necesita de su partido para gobernar y Acción Nacional tiene que asumirse como partido en el gobierno. Lo que ha pasado en estos días expresa que ese vínculo está lejos de ser armónico y que veremos una relación tensa y compleja, a veces en el mismo proyecto y otras en bandos distintos. ƑAprenderá el PAN a ser partido en el gobierno? ƑPodrá gobernar Fox sin su partido?
La siguiente batalla es la reforma fiscal; parece que las bases panistas no quieren el IVA en medicinas y alimentos, Ƒestará el panismo junto a sus bases o apoyará al Presidente?; Ƒoposición o gobierno?