viernes Ť 6 Ť abril Ť 2001

Gilberto López y Rivas

Ley Cocopa y República

No es posible afirmar que México cuenta con un gobierno democrático y republicano en tanto exista una parte de su población cuyos derechos no sean reconocidos en la Carta fundamental. Para pensadores clásicos y contemporáneos, República es una forma de Estado en la que el ejercicio del poder político, cualesquiera sean las expresiones institucionales de sus gobiernos, se encuentra respaldado en leyes que garantizan los derechos ciudadanos, los sociales y los de los pueblos que dan origen y conforman la identidad nacional.

Si una lección nos dejó la última movilización zapatista que culminó en el recinto de San Lázaro, fue, además de constatar la amplia simpatía que su lucha sigue despertando en la sociedad mexicana y en otros países del mundo, corroborar la inexistencia de un régimen efectivamente republicano.

La primera evidencia está en la ausencia de derechos a la libre determinación y autonomía de los pueblos indios en nuestra Carta Magna, a pesar del reconocimiento en el actual artículo 4Ɔ constitucional de la composición pluriétnica de la nación, así como de la firma y ratificación por parte del gobierno mexicano del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.

Otra evidencia es la falta de espíritu democrático y republicano de un sector importante de los legisladores de ambas Cámaras, principalmente de las bancadas panista y priísta, quienes con una mentalidad todavía criolla y conservadora intentaron impedir con pretextos "normativos" la presencia del EZLN y del Congreso Nacional Indígena (CNI) en el Congreso de la Unión, o se negaron a escuchar los argumentos en favor de la iniciativa de ley de la Cocopa.

Sus posiciones tan reacias y reaccionarias frente al EZLN evidenciaron que su rechazo no sólo se debe a la condición de grupo insurgente, sino a su carácter indígena. Ese sector de la clase política es tan corto de visión que pretende seguir excluyendo a los indígenas del Estado nacional, bajo el pretexto reiterado de que las autonomías constituyen una suerte de separatismo. ƑQuiénes son los separatistas? ƑLos que tuvieron que levantarse en armas para ser escuchados o quienes se niegan rotundamente a considerar a los indígenas como ciudadanos plenos, como pueblos con derechos propios, y no como mera fuerza de trabajo destinada a ser explotada para la reproducción perversa del capital?

Estos legisladores, expresión conservadora y racista, no se van a conformar y a cruzar de brazos luego de su primera gran derrota en la histórica comparecencia del EZLN y del CNI en la Cámara de Diputados. Ahora intentarán obstaculizar la aprobación de la ley Cocopa, retrasar su dictamen y cambiar la dirección autonómica.

El escenario más favorable para la reacción es el rechazo a la ley Cocopa que, de aprobarse, pondría en peligro la entrega al gran capital de una cantidad importante de recursos naturales existentes en territorio indígena, como pretende el Plan Puebla-Panamá. Otro escenario es el de las enmiendas sustanciales y "candados" para tratar de proteger el interés del capital y el poder de caciques y neoencomenderos, pero manteniendo un margen de negociación con el EZLN. Este escenario también es complicado en tanto desconocería que detrás de esta ley existe un arduo proceso de negociación en el que intervinieron no sólo el Poder Ejecutivo y el EZLN, sino legisladores y miembros de la sociedad civil que fungieron como coadyuvantes, asesores e intermediarios. Esto implicaría retroceder en los avances respecto a la eventual reanudación del diálogo y tendría costos políticos muy elevados. Finalmente, se presenta un escenario más favorable para el EZLN-CNI y para el proceso de paz en su conjunto, el cual consiste en aprobar la ley Cocopa, tal cual está redactada, debido a su carácter vinculatorio con la negociación de un conflicto armado y en razón de que representa el producto de un gran consenso nacional.

Si bien es cierto que la paz no se acota con la aprobación de la ley Cocopa y el cumplimiento integral de los acuerdos de San Andrés, pues las demandas presentadas en un inicio por el EZLN en las mesas de diálogo abarcan temas aún no tratados, sí constituirían un paso sin precedente en la construcción de la paz. La aprobación sin más prácticas dilatorias por parte de aquéllos que, a pesar de su exacerbado "cristianismo", no tienen noción alguna de la otredad, nos colocaría ante la posibilidad de acercarnos a un genuino régimen republicano.

La ley en sí misma puede resultar una mera abstracción, si no se acompaña, como propuso el CNI en los resolutivos de Nurio, Michoacán, de una ley reglamentaria y de un compromiso social y político para trasformar a la sociedad y a las instituciones en concordancia con los acuerdos de San Andrés. En el caso de la ley Cocopa podemos decir que su contenido social y democrático es inobjetable. Falta que el Ejecutivo federal y el Congreso de la Unión asuman su compromiso político con la nación.

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